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enero 24, 2010
Jambato típico Atelopus Ignescens, de los páramos de Guamaní (Reserva Ecológica Cayambe-Coca)Por Santiago RonCon el tiempo, cada vez más, los clorofluorocarbonos han dejado de ser un término complicado y empieza a estar en boca hasta de los niños en los jardines de infantes.
Tema de numerosos congresos y firma de acuerdos desde hace algo más de una década, la destrucción de la capa de ozono ha concitado la atención del mundo.Pero algo quedó siempre suelto. Ante la pregunta: ¿tiene todo este problema implicaciones reales para nosotros? y la ausencia de una respuesta clara, nada ha sucedido.Se han descubierto agujeros en la capa de ozono en la Antártida y en el Ártico y sin embargo por estas tierras ecuatoriales la vida sigue su curso normal. ¿No será todo una exageración de la exaltada imaginación de los ecologistas? Lastimosamente no lo es.SAPITOS DE DIOS
En el Ecuador se pueden ver ya lo que seguramente son los primeros estragos del progresivo debilitamiento de la mencionada capa producidos por el aumento en la cantidad de radiación ultravioleta que llega a la superficie terrestre.
Basta ir a algún páramo de la serranía: en ella está ausente uno de los animales vertebrados otrora más comunes de esa zona, el jambato.Los jambatos son ranas pertenecientes a la familia Bufonidae. Corresponden a un complejo de especies cuyo nombre científico es Atelopus ignescens.En el Ecuador se los encontraba desde los páramos del Ángel, en la provincia del Carchi, hasta el Parque Nacional Podocarpus, en Loja. Eran muy abundantes y como resultado de esto tienen una marcada presencia dentro de la cultura de las poblaciones campesinas de nuestra sierra.Eran vistos como animalitos inofensivos a los cuales incluso se les atribuía el poder de atraer lluvias para los sembríos -también se les conocía como sapitos de Dios-. En algunas zonas se les otorgaba la capacidad de curar el espanto de los niños: se frotaba el animal en la piel con lo cual se conseguía que el espanto pasara del niño al jambato.Los últimos registros de poblaciones de jambatos pertenecen a la laguna de Cuicocha y datan de hace un año aproximadamente. Pareja en abrazo nupcial (jambato de la provincia del Azuay, abundante hasta 1990 en la región de MolleturoPOR CULPA DEL GOBIERNO
Los habitantes de cada zona -en su mayoría indígenas- dan respuestas fantasiosas, ingeniosas y suspicaces para explicar la extinción del jambato.
Algunos dijeron que es culpa del gobierno. Otros, no tan de oposición, explicaron que se debía a que "últimamente el sol estaba más caliente".O afirmaron también que habían desaparecido a causa del terremoto del 87 o a partir de la venida del Papa. Para otros la razón era sencillamente que "taita" Chimborazo había decidido llevárselos de este mundo. Un niño dijo: "vino un viento con veneno y desde entonces ya no se les ve a los jambatitos".La verdad es que los anfibios en general son animales muy sensibles a los cambios ambientales debido a que poseen una piel muy delgada, lo cual permite un fácil ingreso de substancias extrañas al cuerpo. Adicionalmente, sus huevos no están protegidos por una cascara dura (como en el caso de las aves o los reptiles) por lo cual son muy susceptibles de recibir influencias externas.Como consecuencia de esta marcada sensibilidad, existe un generalizado proceso de declinación de las poblaciones de anfibios no sólo en el Ecuador sino a nivel mundial. Jambato colorado, pusacapo o sapito de Dios, de la provincia de Bolívar. Se lo vio por última vez en abril de 1990POLITICAS INTEGRALES
Un reciente estudio publicado en la revista Ecology por un grupo de científicos de la Universidad de Oregon revela que la excesiva radiación ultravioleta (UV) afecta negativamente a los embriones de anuros debido a que produce alteraciones en la información genética contenida en su DNA.
En condiciones normales los embriones expuestos al sol reciben radiaciones UV en dosis moderadas y no se ven afectados debido a que poseen una enzima, la fotoliasa, que les permite reparar las mutaciones inducidas. Se observó en el laboratorio que aumentos por sobre lo normal en la cantidad de radiación UV recibida, afectan fatalmente a los embriones de anfibios que poseen bajos niveles de la mencionada enzima.De igual forma se observa que en condiciones naturales las especies que poseen menor cantidad de esta enzima son las que muestran disminuciones poblacionales mayores (Blaustein et al., 1994)*.Aparentemente esta sería la explicación para la extinción masiva de anfibios que se ha registrado en el Ecuador. Las poblaciones afectadas son exclusivamente aquellas que habitan sobre los mil metros de altitud y en especial las que se encuentran en zonas muy altas, donde la protección atmosférica es menor. También se ha sugerido que puede ser resultado de un proceso sinergético de varias causas entre las cuales se incluirían, además de la radiación UV, la destrucción de sus hábitats naturales, el uso indiscriminado de pesticidas, polución y enfermedades, entre otras.La extinción de los jambatos muestra que las políticas de conservación ambiental deben tener un carácter integral. ¿De qué ha servido, en este caso, tener áreas protegidas como el Parque Nacional Cotopaxi o la Reserva de Producción Faunística Chimborazo, si la destrucción de la capa de ozono tiene efectos globales? El debilitamiento de la capa de ozono tiene un carácter progresivo. Los daños que hoy sufren las poblaciones de anfibios, en el futuro podrán afectar a muchos otros organismos incluido el ser humano en el cual la acción de los rayos UV produce entre otras cosas, cáncer. La extinción de los jambatos no sólo es preocupante por sí misma sino porque da la señal de alarma sobre el inicio de un proceso que puede tener consecuencias catastróficas.* Blaustein, A.R., Hoffman, P.D., Hokit, D.G., Kiesecker, J.M., Walls, S.C., Hays, J.B., 1994. UV repair and resistance to solar UV-B in amphibiam eggs; a link to populations declines? Ecology, vol 91, pp 1791-1795