Publicado en
diciembre 06, 2009
Por Anibal Oña SilvaA tantos años de su desaparición física -contamos ya sesenta de la hoguera de Medellín- su voz no ha dejado de escucharse ni en tiempos en que la juventud, a impulsos de la televisión y de los adelantos técnicos del sonido y la grabación, se ha ido en busca de horizontes demasiado extraños a la música popular latinoamericana. Y es que el tango, en la voz de Carlitos, se volvió inmortal.
Un crítico ha dicho: "...los discos de Gardel reproducen, como una especie de parición inagotable, no sólo en el sur de América, sino también en la América hispana persistente en el vientre de la sajona, en la población chicana o boricua. Permanece también, por encima de modas compulsivas -y entre productos novísimos del canto- en tiendas de Europa, Japón o de cualquier antípoda".La disputa -más que discusión- alrededor del lugar de nacimiento del astro rey del tango aún no ha concluido. El Acta No. 2481 de registro civil de la Ville de Toulouse no deja duda que nació el 11 de diciembre de 1890 en esa ciudad francesa y fue inscrito con el nombre de Charles Romuald Cardes. Ha llegado a sostenerse que alcanzó la ciudadanía argentina sólo en 1927, utilizando, con ese propósito, un certificado falso acerca de que nació en Tacuarembó, Uruguay. Es fácil advertir que en el fondo de la disputa flota un sano orgullo nacional, que a todo trance desearía que Carlitos fuese tan argentino como la música rioplatense, a la que llevó a una cima insospechada.La madre de Carlos Gardel -Gardes hasta entonces- en cuya compañía desembarcara el niño en el puerto de Buenos Aires cuando contaba veintiséis meses, era una agraciada mujer, lavandera y planchadora, que acaso trató de poner con su venida a América mar de por medio a las críticas y al marginamiento social en que la colocara su condición de madre soltera.Transcurrió la infancia de Carlitos en el barrio porteño del Abasto. Allí se le conocería un día como el Morocho del Abasto. Se sabe con certeza, gracias a sus certificados estudiantiles, que "el francesito" -sobrenombre con que se le llamaba en el vecindario-concluyó en el año 1904 el sexto grado del colegio primario de San Estanislao, como se sabe también que en casa de unos amigos fue aprendiz de relojero y linotipista.EL TANGO SE HIZO CANCION
El lugar de origen del tango fueron los arrabales bonaerenses, en donde, hacia fines del siglo XIX, se lo entonaba únicamente en bares y burdeles de mala muerte. Nace execrado de la sociedad y permanecerá confinado, por lo mismo, a una cuarentena de largos años. Son negros milongueros y prostitutas los que lo bailan en los bajos fondos de Buenos Aires y Montevideo entre contorsiones insinuantes y lúbricas, razón suficiente para que se llegara a prohibir la danza con mujeres, quedando entonces las parejas formadas sólo entre hombres.
Los componentes musicales del tango han de buscarse en viejos aires hispanos e indígenas, con el aditamento de sones negroafricanos."En su avance hacia la conquista de la ciudad -dice un historiador de la orquesta típica argentina y de la evolución instrumental del género- iba el tango depurando paulatinamente sus modales y morigerando el atrevimiento de sus cortes y quebradas. También iban quedando atrás las letrillas agregadas con intención picaresca, y algunas veces procaz, que no alcanzaban a conferirle todavía al tango el carácter de canción... el tango seguía siendo solamente música, que se ejecutaba para bailar, y luego también para ser escuchada".La madre de Gardel, Berthe Cardes, ha referido que ya a los cuatro años de edad su hijo andaba cantando "en su media lengua" canciones criollas que escuchaba en los barrios que solía frecuentar. Por los años 10, adolescente Carlitos, camino ya de dejar de ser "el francesito", y como que las penurias económicas del hogar no dejaban tiempo que esperar, aparece buscando trabajo en un burdel de segunda, pero en todo caso para cantar tangos. Pronto se lo verá, acompañado de una guitarra propia o ajena -el infaltable instrumento con que inmortalizara su imagen- cantando en los cafés populares. Mas, será sólo en 1917 cuando alcance su personalidad inconfundible el tango-canción, gracias a la inspiración de Pascual Contursi y de Carlos Gardel, quien aparece en el teatro Esmeralda de Buenos Aires para estremecer los sentimientos del público con las notas de Mi noche triste.El aporte del tango-canción es extraordinario para acabar con la resistencia que aún existía en ciertos círculos de la sociedad porteña para una expresión del arte popular nacida en cuna de tan baja categoría como la de los sórdidos arrabales del puerto. Y contra todo lo que se le oponga, pronto llegará a ser el tango la manifestación musical más definida y auténtica de la ciudad.En un lúcido estudio dedicado al tango, nuestro poeta ya fallecido Hugo Alemas, recuerda que en la revista Mundial de Montevideo, y con el título de ¿Qué tenía Carlos Gardel?, se consignan conceptos de tanta elocuencia como: "Podríamos decir que Gardel nació en la cumbre; cuando él apareció ya estaba en ella, y allí habría de quedarse para siempre. Esta conclusión surge sin esfuerzo, al pensar que la evolución progresista de los intérpretes vocales del tango posteriores a Gardel, no arranca de éste para avanzar, sino que, aún hoy, años después de su desaparición, los cantores luchan por llegar a acercarse siquiera al lugar que él ocupó. Gardel, en lugar de ser el punto de partida de tales cantores, y el inferior, o por lo menos superado, en virtud de ser el primero, falta de todo antecedente o de toda experiencia anterior, es, por rara contradicción, la meta o el punto de llegada que los cantores hoy ansían".Más tarde diría el propio Gardel que la extraordinaria acogida que desde su iniciación en la vida artística le había dispensado el público de Buenos Aires, fue el acicate más poderoso para viajar a París, ciudad a la que tanto deseaba llegar. Y agrega que fue precisamente en la Ciudad Luz en donde estableció trato con altas figuras del arte y de las letras, logrando destacados triunfos en la Opera y participación, notable asimismo, en algunas revistas que entonces se presentaban en teatros altamente calificados, a más de poder cantar también en los mejores cabarets parisinos. Entre los años 23 y 33, Carlos Gardel, solo o acompañado, emprendió varios viajes a Europa, a cuyos públicos deleita y conquista definitivamente con la canción porteña. Son repetidas, particularmente, sus visitas a Francia y a España, país este último en donde realizará algunas grabaciones para el sello Odeón. Desde entonces, serán incontables las placas en que queda fijada para siempre la inconfundible voz del cantor argentino.EN EL CINE
Inolvidables serán las interpretaciones de Carlos Gardel para los amantes de la música rioplatense, ya se trate de tangos o de otras canciones de grandes y queridos maestros de la época, como Gerardo Mattos Rodríguez, Juan de Dios Filiberto y Francisco Canaro, o ya también de aquellas en que su participación no sólo fue vocal. Bastaría recordar, para ambos casos, interpretaciones de sello tan inconfundible, por lo magistral, como las de La cumparsita (al que se ha llamado "el himno de los tangos"), Adiós muchachos, Yira Yira, El choclo, Caminito, Tomo y obligo, Mano a mano, Melodía de arrabal, Silencio, Amores de estudiante...
No obstante los limitados recursos técnicos de la época, el genio artístico de Gardel quedó registrado también en el cine. En 1917, en que intervino en la película Flor de Durazno, participó en los siguientes filmes, en orden cronológico: Diez cortometrajes (1930) -se trata de un diálogo de Gardel con Cledonio Esteban Flores, Enrique Santos Discépolo y Francisco Canaro-, Luces de Buenos Aires (1931), Melodía de arrabal (1932), La casa es seria (1932), Espérame (1932), Cuesta abajo (1934), El tango en Broadway (1934), Cazadores de estrellas (1934-5), El día que me quieras (1935) y Tango Bar, del mismo año que la anterior y que será la última película en que actúe.LA ESCENA FINAL
En 1935 Gardel inicia una gira por América Latina. Se encontraba en la plenitud de su vida física y de cantor inigualable de la música rioplatense. El destino, sin embargo, cortaría de un tajo su propósito.
El 28 de marzo llega a la primera etapa de su viaje, San Juan de Puerto Rico, en donde, no obstante ser la madrugada, lo esperan, para aclamarlo, alrededor de dos mil personas. Por exigencias del público, en Puerto Rico deberá extender sus actuaciones por veintidós días. Igual en Venezuela, en donde actúa solo en el Teatro Municipal durante doce días. El mismo o mayor fervor de un público ávido de escucharlo lo recibe en Barranquilla, primera ciudad colombiana que visita. Vendrá luego Bogotá, en cuyos teatros Real y Olympia dará varios recitales, que el público premia con aclamaciones delirantes. El 24 de junio se dispone, junto con sus acompañantes, a emprender su última visita a una ciudad de Colombia: Cali. El avión tiene que hacer una parada de aprovisionamiento en Medellín, y en el aeródromo de esta ciudad ocurre la espantosa y absurda tragedia, al convertirse la nave en una hoguera cuando se estrella contra otro avión que esperaba la orden de salida.Ese fue el episodio final de la vida de quien diera a las canciones que cantaba un poder expresivo que nadie hasta hoy lograría entregárselo. Al tango, sobre todo, que en esencia no es triste sino nostálgico, ya que obedece a una categoría intelectual y más elaborada del sentimiento, razón para que casi siempre sea descriptivo y evocador de lugares y episodios humanos.MAJESTUOSO MONUMENTO
El presidente Carlos Menem decidió que en el 60 aniversario de la muerte de su "tocayo" Carlos Gardel, se inaugure un majestuoso monumento en las avenidas Leandro Alem y Tagle, cerca de uno de los sitios donde actuó el Zorzal Criollo. El 24 de junio, Buenos Aires revivirá días de gloria gardelianos y los tangueros del mundo se darán cita para este acontecimiento.
Sesenta años de ausencia son muchos. Y para los artistas más todavía, porque el tiempo diluye sus nombres en el olvido. Pero con Gardel ocurre un fenómeno que ni sociólogos ni musicólogos aciertan a explicar. El Zorzal Criollo alcanzó dimensión universal por sus dotes de payador y de fino cantante de ópera al mismo tiempo. Lo dice un diario uruguayo: "En 1915 se estrenó en Uruguay el dúo con el oriental José Razzano. Desde entonces logró empalmar la gracia milonguera de lo repentino en gracia total de cantor criollo... Estilos, chacareras, serenatas, triunfos, tristes, zambas, tonadas, milongas gozan de plenitud en su ser, expresadas como nunca porque sólo Gardel está capacitado para orquestar vocalmente una copla pampera en perfección de arias de ópera".Por estos lares, el Zorzal Criollo cantó bambucos y pasillos y grabó para la posteridad Mis flores negras... Carlos Gardel es un ciudadano del mundo por antonomasia, como universal es su canto y el millar de temas que grabó, desde un tango hasta una canción rusa.EL TESTAMENTO
Cuando me documenté para publicar el libro Gardel, un zorzal que canta cien años (11 de diciembre de 1990, por el centenario de su nacimiento), uno de los allegados al testamento de Gardel, el escribano Felipe T. Ibáñez, me hizo conocer documentos que revelan una minuciosa manifestación de bienes, de la cual reproduzco este párrafo: El testamento ológrafo, protocolizado ante el escribano Felipe T. Ibáñez, de Capital Federal, Escritura No. 208, el 21 de agosto de 1935 (dos meses después de la muerte de Gardel), al folio 578 del Resigario No. 6, a su cargo. "En esta ciudad de Buenos Aires, el día 7 de noviembre de 1933, en goce de facultades otorgo éste mi testamento ológrafo, disponiendo de mis bienes para después de mi fallecimiento, en la siguiente forma: primero, soy francés nacido en Toulouse el día 11 de diciembre de 1890 y soy hijo de Bertha Gardés, pero con motivo de mi profesión artística, en lugar de mi verdadero nombre y apellido, Carlos Romualdo Cardes, he adoptado y usado siempre el apellido Gardel y las cuentas que tengo en los bancos y demás papeles que figuran invariablemente con mi nombre y apellido de adopción, o sea Carlos Gardel. Soy de estado soltero y no tengo hijos naturales. No debo suma alguna y perdono todo lo que me deben, Mis bienes resultarán de los títulos y papeles que tenga a la fecha de mi fallecimiento. Nombro por mi única y universal heredera de todos mis bienes y derechos a mi nombrada madre. Nombro mi albacea testamentario a mi amigo Armando Defino para que liquide mi testamento y asesore a mi nombrada madre durante la transmición de la misma. No teniendo otras disposiciones que hacer, hago constar que el presente ha sido redactado de mi puño y letra y de una sola vez lo firmo en la fecha de arriba indicada. Carlos Gardel".
Los bienes de Gardel corrieron distinta suerte. Una casa en Buenos Aires, terrenos en Montevideo, depósitos y alhajas en Nueva York y dinero en efectivo fueron aprovechados por su madre. Luego ella vendió una finca en Buenos Aires, caballos de canceras y otros bienes. Doña Bertha vendió después el nombre y el retrato de Gardel. El 17 de septiembre de 1935, vendió el uso del nombre, apellido y retrato de Gardel, en el rubro comercial Yerba Mate por 2.500 pesos.Otro usufructuario de los bienes de Gardel es la poderosa Sociedad de Autores y Compositores Argentinos (SADAIC) que percibe cifras fabulosas por los derechos de las canciones compuestas por Gardel y Lépera y los derechos de ejecución de sus temas, incluidos los del dúo Gardel-Razzano, cuya primera grabación (Cantar Eterno) fue en 1917.Podríamos decir que Gardel nació en la cumbre; cuando él apareció ya estaba en ella, y allí habría de quedarse para siempre