Publicado en
noviembre 05, 2009
Una nueva ley estatal promulgada el primero de enero de 1976 en Hawai permite a los recién casados escoger su apellido de cónyuges. La legislación se inició con la idea de permitir a la mujer conservar su apellido de soltera después de la boda, pero resultó de mucho mayor alcance. La pareja tiene ahora cuatro opciones: 1. Usar ambos el apellido del marido. 2. Llevar los dos el de la mujer. 3. Emplear uno y otro apellido, sin importar el orden, unidos por un guión. 4. Ponerse cada cual uno de los apellidos que se mencionan arriba. Así pues, el señor Chang y la señorita Ching pueden ser conocidos como los esposos Chang o como los esposos Ching, o como los esposos Chang-Ching, o Ching-Chang o cada cual podría conservar su propio apellido, o tomar el de su consorte: él podría llamarse señor Ching, y ella señora Chang.
—J.B.
Esta vez se volvieron las tornas: la iglesia presbiteriana de Ghana acaba de enviar a una misionera, la reverenda Dora Ofori-Owusu, a Atlanta, capital de Georgia, en los Estados Unidos.
—UPI
En las islas Malvidas, en el océano Indico, un deporte favorito es hacer volar cometas. Una vez un visitante observó que en el correo un empleado lo atendía sólo con una mano: la otra la tenía extendida por la ventana, manejando el hilo de una cometa.
—N.G.N.S
Una señora bajita, de cabellera blanca, se presentó en las oficinas de la Dirección del Tránsito Urbano en Chicago con una queja: "Los choferes de los autobuses y los agentes de billetes de los trenes se niegan a aceptar mi cartilla de anciana que me da derecho a medio pasaje", le dijo ásperamente a una empleada de la Dirección. Esas cartillas se conceden a los ciudadanos de Chicago al cumplir los 65 años, y se les permite que en ellas peguen su propia foto de identificación.
La señora entregó su tarjeta para que la examinaran. El retrato mostraba a una morena de unos 30 años. "Es mi foto favorita y no pienso cambiarla", declaró. Al decírsele que, en tal caso, quizá seguiría teniendo problemas, respondió: "¡Aunque así sea!" y se marchó.
—AP
La manera de ajustar el televisor de color puede revelar nuestra personalidad, según un sicólogo suizo.
Después de observar a miles de televidentes, Max Lüscher dictaminó que la persona que pone su pantalla de colores demasiado roja es probablemente activa, segura de sí y con viva inclinación a las aventuras. Los que le ponen demasiado amarillo son liberales y optimistas, amigos de establecer contacto con otros. Aquellos que tiran hacia el azul vivo están contentos, son tranquilos: individuos con quienes es fácil convivir. La preferencia por los azules oscuros indica que el televidente quisiera apartarse del mundo y sus exigencias para entregarse a la meditación.
—P.W.
La Sociedad de Editores de Diarios de California informa de un error olfativo en que cayó un anunciante. Cierta empresa local de carnicerías colocó en los periódicos un anuncio de su tocino, y, para mayor efecto, lo mandó imprimir con una tinta especial de fuerte olor al producto. Todavía no está muy claro qué impresión recibieron los lectores; pero el anuncio causó gran efecto entre los perros del vecindario. Los canes se arrojaban sobre los diarios y los hacían trizas ante los ojos atónitos de los repartidores, casi en el instante en que dejaban los ejemplares a la puerta de los suscriptores.
—P.N.S.
Debido a la aglomeración en un campo de golf de Fukuoka (Japón), se han instalado semáforos para evitar que las pelotas de los jugadores lleguen a pegar a otros golfistas. La luz roja indica que todavía hay jugadores en el green próximo. La verde les dice que ya pueden jugar sin temor a descalabrar a alguien.
—F.W.F.
Los javaneses emplean gran variedad de palabras de muy delicados matices para referirse a su situación económica (y a cualquier otra cosa, pues, por ejemplo, cuentan con siete voces diferentes para asentir, con las que dan a entender lo mismo "sí" que "no"). Al hablar de su persona dicen que son cukupan (que tienen lo suficiente) o kekurangan (que no llegan a tener lo suficiente). Raro es, si acaso, el que reconoce estar cesante. Ningún javanés confesará que carezca de trabajo, pues ello implicaría que no es persona de fiar. Ni siquiera dirá que no quiere decirlo.
—C.S.
La señora Ella Grasso, gobernadora del Estado de Connecticut, recibió la tradicional matrícula número 1 para su automóvil, y entonces declaró que se la colocaría a su bicicleta. En su opinión, no estaría bien que viajara en coche de lujo.
—Free Press, de Detroit (Michigan)