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agosto 19, 2022
Sir Laurence Olivier
SIR LAURENCE OLIVIER reveló que, al trabajar junto a Marilyn Monroe en los papeles estelares de la película El príncipe y la corista, ella solía equivocarse en los parlamentos, "haciendo repetir la filmación diez o más veces". "Pero", añadió, "la undécima vez era la que contaba. Entonces se mostraba perfectamente adorable, y actuaba a la perfección, mientras yo, ya agotado, hacía junto a ella un papel mediocre".
—E.W.
HENRY KISSINCER bromeó una vez con Le Duc Tho, principal negociador vietnamita del Norte, en las pláticas de paz de París, diciéndole: "Admiro su habilidad para transformar exigencias imposibles en pretensiones simplemente intolerables, y llamar a eso progreso".
—Hugh Sidey, en Life
JACQUES YVES COUSTEAU, pionero de la exploración submarina, ha hecho una larga serie de experimentos aguijoneado por el deseo de ver cada vez más, llegar a aguas más profundas, quedarse más tiempo allí y, sobre todo, "divertirse". "Es divertido hacer lo que no es obligatorio", dice, "como ir a la Luna o vivir bajo el océano. Cuando inventé el acualón, estaba jugando. Y todavía sigo jugando. Opino que el juego es lo más serio del mundo".
—Sara Davidson, en el suplemento dominical del Times, de Nueva York
LEONAKD WOODCOCK, dirigente sindical norteamericano, al confesar un error que había cometido durante ciertas negociaciones, declaró: "Había olvidado algunas de mis primeras experiencias en la organización de gremios; cuando se enfrasca uno en oratorias rimbombantes, deleita a quienes están de acuerdo con uno, hace rabiar a quienes no lo están y aleja a los indiferentes, a los que hay que convencer si se quiere triunfar".
—W.S.
ORSON WELLS, muy dado a contar anécdotas, al llegar con varias horas de retraso a un ensayo en Nueva York, resolvió explicar su tardanza dando rienda suelta a la imaginación. Dijo Wells haber estado en Chicago, donde todos los vuelos se habían cancelado. Logró que le dieran un asiento junto al piloto de un avión particular que iba atestado de pasajeros. El vuelo fue una pesadilla: la visibilidad era nula; el avión volaba entre rayos, truenos y remolinos de agua. Los pasajeros imploraban al piloto que volviera atrás, pero el desdichado confesó que había perdido el rumbo. Luego, una violenta corriente los precipitó hacia tierra y, cuando al fin pudo el piloto nivelar el aparato, las nubes se abrieron por un instante. Dando un grito, el aviador se aferró con todas sus fuerzas a la palanca de mando, pues por encima de ellos vieron las aguas de las cataratas del Niágara. Orson quitó de la palanca al inútil piloto y, tomando su puesto, aceleró el motor haciendo salir poco a poco la gallarda avioneta sobre las encrespadas aguas de la cascada. Por fin, ya fuera de peligro, devolvió los timones al asombrado y agradecido aviador.
En el teatro, nadie dijo una palabra. Entonces Orson terminó con broche de oro: "Pueden creerme: ¡pasé un tremendo susto!" Y dicho esto, volvió al trabajo.
—J.H.
THOMAS EAGLETON, senador norteamericano por Misuri fue, a los 31 años, el procurador más joven que había tenido el Estado. Cuando desempeñaba ese cargo, se sintió impresionadísimo por el gran número de quejas de los ciudadanos contra los contratos fraudulentos y las mercancías de baja calidad, pero no estaba legalmente facultado para poner remedio.
Un abogado que entonces trabajaba a sus órdenes recuerda que Eagleton envió sendas cartas a las empresas que habían sido objeto de las quejas. En ellas les advertía que tenían 15 días de plazo para corregir sus malos manejos, so pena de ser puestas permanentemente en la lista de infractores del Departamento de Protección del Consumidor. "Aquella amenaza no tenía ningún fundamento", dice el abogado, "pero surtió un efecto maravilloso".
—N.T.
GEORGE BALANCHINE, veterano coreógrafo y director del Ballet de la Ciudad de Nueva York, empezó sus estudios en la Rusia imperial, cuando tenía nueve años de edad. Al preguntarle alguien cómo crea sus danzas, respondió: "No son creación mía; Dios las crea. Lo único que yo hago es arreglar. Los pasos del ballet ya existen, todos; sólo se trata de coordinarlos y armonizarlos".
—Leonard Lyons
EL PAPA Juan XXIII concedió una vez audiencia a los delegados del regimiento en que él había servido durante la primera guerra mundial. Cuando sus antiguos compañeros se disponían a arrodillarse, el Sumo Pontífice les dijo: "De pie, por favor; uno no se arrodilla ante un suboficial".
—J.P.S.
EL PIANISTA Oscar Levant, tan célebre por su jovialidad como por su talento musical, una vez se describió a sí mismo como un "neurótico bien equilibrado". Al llamar por teléfono a un amigo suyo, de California a Nueva York, le preguntó el amigo:
—¿Cómo estás?
—Con lo que me está costando esta llamada —respondió Levant—, no me es posible explicártelo.
—L.L.