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octubre 09, 2021
El hombre estaba amordazado y atado de pies y manos, contra el tronco de un viejo álamo, en el corazón de un lejano bosque. Sus ojos, abiertos de espanto, me miraban con pupilas dilatadas por el terror que sentía y la incertidumbre de su estado. Me quité la máscara para que me viera el rostro.
―Comprende amigo ―le dije. Me acuclillé para estar a la altura de sus ojos―. Esto no es personal. Verás, me dijeron que sólo así podría deshacerme de un extraño sueño.
Le enseñé el cuchillo filoso y el tipo se debatió, aunque claro, era inútil. Todo era inútil. De su garganta brotaron extraños ronquidos intentando decir algo. Pero yo no estaba allí para escucharlo, sino para hacer mi ritual.
―No sé quién eres, ni me interesa ―proseguí―. Sólo eres alguien a quien los azares de la mala fortuna pusieron en mi camino. Antes de que mueras, de un modo que estoy seguro nunca imaginaste, déjame contarte por qué estás aquí y en esa situación.
El tipo, sin saber qué pensar, me mira.
―Hace un mes tuve un sueño muy raro, promovido por no sé qué cosa. Soñé que comía carne humana. Pero no era solo comerla, sino que yo la cortaba de un hombre todavía con vida. ¡Increíble! ¿Verdad?... ¡Lo sé! Fue un sueño escalofriante. Me desperté aterrado, incapaz de comprender de dónde había salido pesadilla semejante. Pero supongo que todos tenemos sueños sin sentido. Aunque el mío fue más allá.
Mientras contaba mi extraña experiencia, me levanto y comienzo a sacar cubiertos de mesa.
―Te preguntarás: ¿me va a matar sólo por un tonto sueño?... ¡Ja ja! Ojalá hubiera sido sólo eso. El asunto, "hombre que no conozco", es que esa pesadilla se convirtió en parte de mi vida. Se repetía en mis sueños y me acosaba en la vigilia. Mi vida sólo giraba en torno al mismo: yo cortando carne de un hombre vivo y comiendo la misma.
Sin dejar de hablar, me dirijo al auto, saco una mesita y la coloco frente a mi víctima.
―¡Terrible! ¿verdad? Creí que me volvería loco. Hasta miraba la horrible escena en mi entorno. Me volví un mar de nervios y perdí mi empleo por tal estado. Mi novia me dejó un par de días después. Y el sueño seguía allí. ¿Es que pensaba destruirme?... Así que acudí a un loquero. Le conté que tenía un sueño que me estaba matando, claro que no le dije de qué iba ese sueño, y él me dijo que debía procurar que ocurriera en la realidad, tal vez así cesaba. No conforme fui con un brujo. El tipo parecía tan mal bicho que le conté el asunto, con lujo de detalles. ¿Y adivina qué me dijo? ―no hubo respuesta―. ¡Qué debía hacerlo realidad! Y puesto que en el sueño el sujeto del que comía aparecía con el rostro en sombras, dijo que no importaba la persona, con tal que lo hiciera. Sólo así me dejaría en paz ese mal sueño.
Limpio la mesa y coloco los cubierto y un plato.
―Así que, ¡aquí estamos! Te elegí porque eres un vagabundo que nadie echará de menos. Aunque en el sueño no mato a la persona que me como, ¡ahora tengo que hacerlo! Comprenderás que no puedo dejar que vayas por allí contando lo que aquí va a ocurrir. ―Inhalé y exhalé con profundidad―. Bueno, se acabó la historia, ¡a lo que venimos!
Cuando empecé a cortar su carne, los ojos del hombre brotaron y su mirada era de terror, desesperación y dolor. Comí un pedazo de cada parte del cuerpo, hasta que me llené. Debo admitir que la carne humana no es mi favorita, y menos si está cruda, pero tuve que hacerlo para que el maldito sueño me dejara en paz.
Cuando terminé con el ritual, llegó la hora de desaparecer el resto de la comida. Me levanto, limpio las cosas y las guardo. Me acerco al tipo, lo miro por unos segundos a los ojos, y le clavo el cuchillo en la frente. Saqué una pala del auto y empiezo a cavar un hoyo. Tiré el cuerpo en el mismo. Lo enterré, entré al auto y me dirigí a mi casa, satisfecho de haber acabado con ese mal que me ha estado atormentando por mucho tiempo.
Ha pasado un mes y en todo ese tiempo no me ha atormentando la pesadilla. Me siento bien, relajado y seguro de mi mismo. He logrado que mi novia me aceptara nuevamente y tengo un nuevo trabajo. ¡El ritual funcionó! ¡Obvio! El asunto ahora es que, llevó dos noches soñando que vuelvo a comer carne humana, y no lo veo como una pesadilla, porque no me despierto asustado, y la diferencia con el anterior es que no me molesta y la víctima ahora tiene rostro: mi novia.
Fuente del texto:
BookNet