Publicado en
septiembre 20, 2020
Durante miles de años, el hombre cocinó sus alimentos en una hoguera común, pero se sabe, gracias a los hallazgos arqueológicos, que ya en el tiempo de los romanos, el pan se cocía en hornos de ladrillos. Sin embargo, las hogueras o fogones de ladrillos se siguieron usando durante muchos años más. Los primeros en utilizar una cocina —concebida como un aparato cerrado e independiente, calentado por medio de un combustible sólido— fueron los colonos ingleses en América en el siglo XVII. En las fundiciones de hierro de Pensilvania se fabricaron sencillos hornos de hierro, pero su uso era poco frecuente.
No fue hasta 1834 en que Philo Penfield Stewart, un misionero y maestro de Ohio (Estados Unidos), patentó un aparato de cocina que funcionaba con leña y estaba hecho de hierro, con varias repisas y un horno alto. Poco antes, en 1789, el estadista alemán Benjamin Thompson había construido en Munich unas complicadas cocinas de metal y ladrillos. En 1924, el físico sueco Gustaf Dalén construyó la eficaz cocina económica Aga, que se podía adaptar para madera, petróleo, carbón o gas. Gracias a la invención del termostato de horno Lorraine, en los Estados Unidos, se pudo regular la temperatura de los hornos. Finalmente, a partir de 1950, las cocinas eléctricas comenzaron a rivalizar en popularidad con las de gas.
Fuente:
Revista Vanidades, Ecuador, mayo 08 del 2006