Publicado en
diciembre 30, 2015
La nutrición influye en su desarrollo.
Por Rosa Guerrero.
El rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo normal, el miedo intenso a ganar quilos y una alteración significativa de la percepción de la propia imagen son las características fundamentales que definen el principal trastorno alimentario, conocido como anorexia nerviosa. Esta alteración, poco común en el pasado, se ha convertido hoy en una enfermedad frecuente, especialmente entre adolescentes. Quienes la padecen se obsesionan por seguir una dieta tan restrictiva que acaba provocándoles un estado próximo a la inanición. Por otra parte, la bulimia nerviosa es un trastorno relacionado, que lleva a protagonizar episodios periódicos de ingestión compulsiva para, posteriormente, provocarse el vómito o realizar una purga que les evite el aumento de peso.
FACTORES CAUSANTES
Las causas de los trastornos alimentarios no están definidas, pero se sabe que la confluencia de una serie de factores suele desencadenar la enfermedad: predisposición genética, expectativas sociales, influencias familiares y conflictos psíquicos. La pérdida de peso conduce a la malnutrición, que, a su vez, produce cambios físicos y emocionales. De este modo, se perpetúa el círculo vicioso que alimenta la anorexia nerviosa.
Otro factor del que poco se habla cuando se definen las causas de los trastornos alimentarios es el consumo hahitual de azúcar. ¿Qué fue antes, el huevoo la gallina? Pues bien, aparte de los factores antes mencionados, se ha comprobado que las personas adictas a los alimentos edulcorados tienen muchas más probabilidades de sufrir alteraciones metabólicas que les lleven a las ingestas compulsivas y a las posteriores dietas restrictivas. Además, el azúcar actúa como ladrón de nutrientes y las deficiencias nutricionales no sólo son nocivas por sí mismas, sino que también contribuyen al mantenimiento del trastorno. Se ha comprobado que las personas anoréxicas presentan importantes déficits de calcio, ácido fálico, niacina, potasio, riboflavina, tiamina, vitamina B6, vitamina D, zinc y ácidos grasos esenciales. La suplementación con estos nutrientes es de gran ayuda en el tratamiento de la enfermedad. Veamos algunos ejemplos:
Niacina. La anorexia es uno de los primeros síntomas de la pelagra, enfermedad causada por la deficiencia de niacina (vitamina B3). Los pacientes con anorexia nerviosa podrían padecer una pelagra subclínica. La suplementación con niacina es útil para mejorare el apetito y el estado mental de personas con esta alteración.
Zinc. La deficiencia de zinc distorsiona los sentidos del sabor y el olfato. La suplementación con este mineral mejora el sentido del gusto y el estado emocional.
Ácidos grasos esenciales. Quienes sufren anorexia nerviosa tienen deficiencias tanto de ácidos grasos omega 3 como de omega 6. La ingesta de estos nutrientes les ayuda a incrementar el apetito y a equilibrar el metabolismo.
TERAPIA COMBINADA PARA LOGRAR EL EQUILIBRIO
Tan importante es aportar nutrientes de calidad como reducir las sustancias desequilibrantes de los niveles sanguíneos de glucosa e insulina. Es preciso eliminar muchas sustancias que forman parte de la dieta actual, pero que son altamente perjudiciales para el metabolismo: el alcohol, la cafeína, el azúcar refinado, la harina blanca, los potenciadores del sabor, los colorantes, los conservantes, la sal, el tabaco y los medicamentos.Al mismo tiempos, tras realizar un estudio de cada caso, se aportarán los nutrientes necesarios. La combinación de ambas medidas permite reducir sustancialmente la ansiedad, así como mantener el peso en los límites correctos.
Fuente:
REVISTA INTEGRAL - ABRIL 2009