Publicado en
agosto 11, 2015
Por el Reverendo W. Winger, párroco de la Iglesia de los Hermanos en Cristo.
NUESTRO hijo Larry, que se especializa en ciencias, había estado muy preocupado eligiendo el trabajo de investigación que debía presentar para pasar el último año de preparatoria. Por entonces leyó en la edición del READER'S DIGEST el artículo La lombriz, industriosa labradora, que citaba los estudios del Dr. Edwin Cooper, profesor asociado de anatomía en la Universidad de California en Los Angeles. Este hombre de ciencia utiliza lombrices en sus investigaciones, para tratar de comprender el proceso de rechazo de tejidos extraños, que complica el trasplante de órganos humanos. Larry decidió hacer su trabajo de clase con este tema. Escribió al Dr. Cooper, de quien recibió mucho material escrito y valiosos consejos.
Larry se dedicó entonces a reunir lombrices. Cierta vez en que a Larry se le acabó el alcohol que usaba como anestésico, me pidió que fuera a la tienda, a traer vodka.
Después de largos meses de trabajos y buen número de fracasos, Larry logró la adecuada combinación de anestésico y de técnica operatoria para practicar en las lombrices trasplantes de piel. En la reunión de la Academia Juvenil de Ciencias del Estado de Pensilvania, celebrada en la primavera de 1969, el estudio presentado por Larry obtuvo el primer lugar en el curso de biología avanzada; y conquistó igual categoría en el concurso a que convocó el Estado para descubrir nuevos ingenios científicos. Por añadidura, el Dr. Cooper invitó a Larry a que fuese a California para trabajar con él durante el verano, como ayudante de laboratorio. A la terminación de un período de trabajo de 12 semanas, se publicó un breve estudio de los experimentos efectuados por ambos, que, para orgullo de nuestro hijo, llevaba las firmas de Winger y Cooper (en ese orden).
Larry es ya estudiante de primer año de biología en la universidad y ante él se abre un porvenir brillante. A menudo me pregunto: Si un solo artículo del READER'S DIGEST (además de la confianza y la fe de un hombre de ciencia), ha podido obrar tan profundo efecto en la vida de un muchacho, ¿cuántas más no serán las personas a quienes beneficie esta espléndida revista?