EL MATRIMONIO ES UNA LARGA CONVERSACIÓN
Publicado en
agosto 13, 2015
Por Loló Acosta de Villalta.
Ya la gente no conversa. Generalmente tenemos poco tiempo para disfrutar de una conversación apacible, para comentar un libro, para intercambiar ideas. El desarrollo tecnológico de las comunicaciones a nivel de masa está afectando gravemente la comunicación individual. Hogares rotos, niños rebeldes, jóvenes desquiciados son el resultado de la falta de comunicación entre padres e hijos. Como la familia se basa en la pareja, la falta de comunicación familiar se inició en la falta de comunicación matrimonial. Los esposos tienen que pelear menos y conversar más.
Pero no, estamos demasiado ocupados trabajando ante la computadora, enviando el fax, haciendo superrápidas comunicaciones telefónicas. Y corriendo. No hay que hacer jogging, basta con lo que corremos. De la cama al baño, a la cocina, al garage (maratón de veinte minutos para llegar a tiempo al trabajo). Teclear en silencio, hasta que la lengua se te seque y te ardan los dedos. Luego a correr al almuerzo (o a no almorzar y llevar a la niña al dentista) y regresar al trabajo y más computadora y más fax. Y si no te desmayan a las cinco con un trabajito extra, a correr al mercado, a la cocina. al comedor y luego a sentarte mientras los gemelos se pelean y tu marido y tu padre discuten la estrategia en la crisis del Medio Oriente. Unico relajante, la televisión, el noticiero o ¡ay!, la telenovela narcotizante, luego ¡a dormir!
FUE UNA LARGA CONVERSACIÓN
Cuando mis abuelos cumplieron sesenta años de casados (mi madre fue la séptima hija), yo, que tenía siete, le pregunté cómo habían vivido tanto tiempo juntos. "Se nos pasó la vida conversando", me dijo mi dulce abuela. Sí, corroboró mi abuelo "fue una larga conversación". Desde entonces comprendí por qué mis padres conversaban tanto despues de la cena, mientras yo hacía mis tareas escolares. Oírlos conversar y reírse, intercambiar besos, regalos y tarjetas con versos, me enseñó más del amor, que lo que enseñan hoy las crudas y vacías lecciones que llaman "educación sexual".
Y cada día comprendo mejor que en la clásica familia latina había un calor y un acercamiento que hoy no existe. Y que lo debía a esa rica charla de sobremesa, esa "larga conversación".
ESTRATEGIAS MODERNAS
Para encontrar la pareja adecuada para "una larga conversación", es necesario saber qué clase de marido queremos y cómo conseguirlo. Y según Rebeca Liswood, experta matrimonial, hay nueve aspectos en la pesca de maridos. Aunque esta profesional cree que la crisis matrimonial de la época moderna se debe a tres factores: la imagen de hembra dominante que tiene la mujer de hoy, el alto costo de la vida y el alto porcentaje de divorcios.
Hay hombres que tiemblan ante la posibilidad de verse amarrados, de por vida, a una mujer petulante y autoritaria, o en caso de divorcio verse pagando dos hogares, el suyo y el de su ex. ¿Y si vuelve a equivocarse? El pobre Mickey Rooney tuvo que salir a hacer monerías en "Baby Sugar", en plena ancianidad, porque lo dejaron en quiebra nueve divorcios con sus respectivas pensiones alimenticias. Por eso los varones dicen no a la firma de papeles. Pero recuerde a Marcel Proust: "en la relación amorosa, el matrimonio es el triunfo femenino, en una pelea donde usted quiere la boda, y él, quiere lo otro". ¿Cómo pescarlo? Los expertos marcan estos puntos:
PRIMERO: Vaya al sitio adecuado. Usted debe buscar a alguien que se quiera casar. No le venda la idea de la boda a un incasable. Olvídese de los bares de solteros. El que esgrime su soltería como carnet de identidad, no la pierde, porque eso sería un caso de personalización.
Forme parte de un grupo de estudio y de trabajo donde se haga algo concreto (iglesias, organizaciones comunitarias, partidos políticos, clubes deportivos). Entréguese totalmente a la empresa y espere. Es la única manera de encontrar a un varón soltero que no esté en guardia. Según el lugar que escoja para pescar, así será lo que pesque. Los varones serios hacen cosas serias. En un bar sólo encontrará borrachos y en las carreras, jugadores. Si carga con uno, no se queje luego.
SEGUNDO: Sea usted misma. Aprenda lo que no sepa y trabaje en lo que pueda. No presuma, no diga mentiras (se descubren siempre), no trate de ser lo que no es, no se ría ni se vista de modo escandaloso ni se maquille como un payaso. Cuando se acerque el hombre que le guste, métase en el proyecto hasta los ojos. Y no se preocupe. El la descubrirá.
TERCERO: Cuando pueda, aliméntelo. El amor pasa por la cocina; cuando sean amigos (no antes) invítelo a casa a comer y dígale a mamá o a su mejor amiga que la ayude. Déjelo comer en familia. Comida a solas con velas y todo eso, no, por favor, o se echará a correr antes de los postres.
CUARTO: Déle buenos ejemplos. No deje de invitarlo a la boda de su hermana, y si le pregunta: "¿y nosotros cuándo?" Sonría como la Gioconda. No le grite: "¡hoy mismo!", con el ímpetu que gritó "¡Tierra!" el bueno de Rodrigo de Triana en el primer viaje de Colón.
QUINTO: No le acepte eso de irse a vivir juntos aunque le guste más que comer. Ahora que usted está a punto de llegar, no se rinda. Una licencia matrimonial cuesta dos dólares, y un matrimonio con cura y todo, si es sencillito, no pasa de cien. No sea una más en su estadística. Eso ya lo han hecho con él, todas las chicas que llegaron ANTES. Sea exótica y distinta, no dé muestras gratis, ni juegue a los casaditos. El es un chico serio y usted es una chica seria. Tóquele ese tema. Hasta que se lo aprenda.
SEXTO: Póngale un plazo fijo y sensato. Un año saliendo juntos es un buen plazo para que un hombre formalice una relación. Si él no pone la fecha, póngala usted y no le tema al ultimátum.
SEPTIMO: El habla de diferencias. Si hay diferencias raciales, generacionales, de nacionalidad, educación o cultura, ustedes tienen un gran obstáculo que vencer. Y sólo podrán vencerlo si tienen un mutuo y gran amor. Pero si ambas familias se oponen, quédese pasiva y vea qué es más grande, si el amor o el temor de perder su novio. No lo fuerce. Si no puede, no puede. Es mejor separarse que casarlo obligado. El nunca se lo perdonará.
OCTAVO: ¿Conoce a su familia, su trabajo, su entorno? Usted se casa con Juan, los padres de Juan, los maestros, vecinos, amigos y enemigos de Juan. Mida la mezcla que su propio clan (familia, vecinos, amigos y enemigos) harán con el otro clan. Investigue, averigüe. Antes, esto lo hacían los padres de las muchachas. Pero como ahora a lo mejor las muchachas no llevan a su futuro a la casa hasta última hora, los pobres padres no tienen más opción que pagar los gastos de la boda. Que para eso son los padres. Así que investigue usted misma. ¿Satisfecha? Pues empiece a planear y a conversar. Que para conversar y conocerse es que se inventó el noviazgo, No para "lo otro", que si no tiene el ingrediente aglutinador de la ternura, se convierte en rutina. ¡Y no hay boda! Y si no hay boda, no hay papeles.
NOVENO: Los inseparables. A veces un hombre no resulta malo, sino demasiado bueno. Juan ya se casó, con papeles, cura, pastelitos, crónica social y todo. Y la complace en todo, la acompaña a todas partes. Hablan de lo mismo, piensan lo mismo, sienten lo mismo. Entre ustedes no hay comunicación, porque no hay interjuego de dos individualidades distintas. Aquí no hay diálogo, no hay armonía. Ambos forman un sonido monocorde, una fusión total, un solo paso, podría jurarse que son siameses. No, no sonría, que no la estoy celebrando. Lo de ustedes estaba bueno para la luna de miel, pero ya va siendo hora de que desciendan de la séptima nube.
El amor conyugal debe expandirse a otras personas. Una pareja que sólo se ama a sí misma amenaza con convertirse en una pareja enfermiza. Amar es compartir. Dense uno al otro espacio para la individualidad de cada uno. Una cosa es "crecer juntos" y otra crecer en racimo. No se funda a su amado, sea usted misma, no se desvanezca.
CONSEJOS DE PRIMERA PARA ESPOSA DE SEGUNDA
Y esto es muy importante para la mujer que se ha casado con un viudo o un divorciado y se encuentra en su red de pesca con un hombre y dos o tres muchachos. Y ¡con lo difícil que está el mercado matrimonial, usted no va a tirar su pesca al agua!
Así pues, recuerde que: Las segundas esposas de hombres divorciados son "mamás sustitutas" de fines de semana... Las esposas de viudos, son mamás sustitutas de tiempo completo.
¿Cómo evitar convertirse en víctimas? Mi amiga Laura supo, dos días antes de su boda, que aquellos dos pesadísimos muchachos que había conocido en una heladería y que le derramaron "por accidente" un helado de chocolate en su falda de lana blanca, no eran los únicos hijos de su Juan. Con una sonrisa de disculpa, éste le explicó que tenía cuatro más. Entre ellos, dos jovencitas.
Encajando el golpe lo mejor que pudo, Laura se tragó un pedazo de queso sin mascar, se atoró con un trago de vino y se dispuso a modificar todo su plan de vida, para que cupieran su adorado amor y sus seis "monstruos". Pero cuando la encontré dos años más tarde, Laura había contribuido con dos habitantes a la población mundial y capitaneaba un armonioso batallón de ocho muchachos, mientras un arrobado marido la seguía con adoración.
—¿Cómo lo lograste? —le pregunté admirada de lo bien que iba aquello.
—No fue fácil —me aseguró—. Al principio el vivir en su casa diseñada para otra mujer, me llenaba de odio. Los muchachos me odiaban a mí y yo los odiaba a ellos, la diferencia estaba en que ellos lo decían y yo me lo callaba. Llegué a sentirme homicida por instinto y Herodes por vocación. Me salvó el amor de mi marido y los ratos que hurtábamos al trabajo y a la casa para estar a solas y conversar un rato.
Laura estudió a sus belicosos hijastros y a sus celosas hijas políticas y se trazó una estrategia de trabajo. Les dio libertad para desenvolverse en sus vidas, pero con la condición de que no interfirieran en la vida privada de "papi y mami". Claro que le gritaron que ella no era su madre. Pero Laura sabe ser sorda cuando le conviene.
Un día, la mayor (un año mayor que su madrastra) quiso casarse, y Laura la apoyó con entusiasmo, frente a la oposición paterna. Otro día el tercero quiso cambiar de carrera y ella fue su madrina y defensora. Cuando nació su primer hijo, ya había un nieto en camino y ambas canastillas se compraron juntas. Poco a poco la comunicación familiar había adquirido la armonía de un poema. Trabajando en un proyecto que se trajo a casa, logró dos secretarias diligentes. Al final, donde hubo un caos de resentimientos y celos, heridas y silencios hostiles, empezaron a escucharse risas y bromas. La llegada seguida de dos hijos movilizó a toda la familia. Ella tiene un "consejo de primera para esposas de segunda". Extienda su amor como una sombrilla que abarque a su marido y a sus nuevos hijos. Déles a todos una labor que hacer y acéptela como la hagan. No diga nunca "mi casa" , "mi marido", diga "nuestra casa", "nuestro Juan". Sustituya el yo por el nosotros y habrá logrado con amor lo que nunca hubiera logrado con quejas y malos modos.
¿Y SI ES USTED LA DIVORCIADA O LA VIUDA?
Toda mujer divorciada o viuda puede volver a casarse, si espera el tiempo necesario para que su nuevo amor no sea una continuación del primero. Ese fue el error de Liz Taylor cuando a la muerte de Mike Todd, le quitó a Debbie Reynolds su marido Eddie Fisher. Joven, débil y romántico, el pobre Fisher nunca le dio la talla. Así, cuando apareció la figura de Richard Burton, la necesidad de un "marido padre" la hizo romper su matrimonio y lanzarse en brazos del desastre. Si su compañero ha muerto o se ha ido, espere. Cuando usted recobre su individualidad, podrá entregarla de nuevo, un tiempo de meditación, de encuentro con usted misma (su mejor amiga está en su espejo) le permitirá reunir todas las fibras de su ser y ser de nuevo una persona completa. Entonces y sólo entonces, tendrá usted algo que entregar.
LA RONDA AMOROSA DE LA MUJER MADURA
Usted ha sido esposa, usted ya sabe que una mujer casada debe ser ministro de Hacienda balanceando el presupuesto familiar, ministro de Educación orientando a los hijos, Secretario de Salud disponiendo la dieta, y confidente, amiga, interlocutora y colaboradora, es decir, el primer ministro de su compañero. Usted ha curado sus heridas y está lista para volver a empezar. Pero no sabe cómo.
¿Cuál es la ronda amorosa de la mujer madura?
Jacqueline Kennedy Onassis y su hermana Lee son expertas en casarse de nuevo, siempre con un hombre más importante que el anterior. ¿Cómo lo consiguieron? Fue fácil, ellas siguieron los consejos de su padre, ese Casanova parisiense que era Jack Bouvier. He aquí la orientación, de un hombre de experiencia, que le consiguiera a Lee un príncipe polaco y a Jackie un senador que llegó a ser presidente de los Estados Unidos, y más tarde, el poderoso naviero Aristóteles Onassis:
"Lo primero, vístanse de acuerdo a la moda. Usen ropa muy femenina, de acuerdo con su tipo y edad. Luego mantengan una atmósfera de despego, de alejamiento, de misterio en torno, de manera que a los hombres les sea difícil llegar a ustedes. Al tratar con el otro sexo —enseñaba monsieur Bouvier— la mujer debe crear cierta distancia. Mostrar que ella no está a la mano. Que no es alguien a quien cualquiera se pueda acercar. No estar demasiado disponible, no ser demasiado fácil. Si la mujer —seguía el viejo zorro— puede dar a un hombre la sensación de que su amistad no se entrega toda, que hay algo que se reserva, puede volver a un hombre loco. —Y con su sabiduría de conquistador agregaba—: Lo más inaccesible que una mujer sea, lo más intocable, será lo más ansioso que vuelva a un hombre por conocerla."
Nosotros agregaríamos, la experiencia, la cultura y la capacidad de comunicarse, le dan a la mujer madura de hoy la posibilidad de estudiar, trabajar, viajar y tratar a muchos hombres.
Y ella tiene una ventaja, como ya estuvo casada, no tiene la ansiedad de la muchacha soltera por "casarse o comprometerse" para que no le digan solterona. Ella sabe seguir el ritual del cortejo, un ritual milenario, fuertemente inscripto en el corazón del hombre. El tiene que ser el que conquiste. Ella solamente puede esperar. Si usted sabe conversar, sabrá esperar porque le ofrece al hombre un alimento espiritual que él no desprecia. El resto está en sus manos, espere, pero como decía el delicioso cínico de Bernard Shaw: "la mujer espera al hombre, pero como la araña a la mosca". Cuando lo tenga, recuerde la frase de Nikos Kazantzakis: "Tú posees tu pincel y tus colores. Pinta el paraíso y entra en él".