Publicado en
octubre 02, 2009
Una noche soñé que, caminando por la playa con Dios, se proyectaban en el firmamento muchas escenas de mi vida. En cada cuadro veía huellas de pisadas en la arena; a veces las de dos personas, y otras sólo las de una.
Observé que durante los períodos más difíciles de mi existencia se veían las huellas de una sola persona y dije:
—Me prometiste, Señor, que siempre caminarías a mi lado. ¿Por qué cuando más te necesité, no estabas conmigo?
El respondió:
—Cuando viste las huellas de una sola persona, hija mía, fue cuando tuve que cargarte.
—Ann Landers reimprime una parábola sobre el poder de Dios.
En los salvajes hay una lógica instintiva y primaria que los lleva a acusar al cielo de las lluvias, y a los dioses acuáticos de los desbordes de las mareas. Los hombres civilizados han endiosado a tal punto al hombre que lo acusan de plagas y de las furias de los elementos.
—Silvina Bullrich
Formar un buen matrimonio y levantar una buena fogata son en muchos aspectos empresas similares. Ponemos papel y leña y al momento se alza una llamarada que, de pronto también, se apaga. Temerosos de que el fuego se extinga por completo y nos deje a oscuras, soplamos y abanicamos desesperadamente. En ocasiones surge un humo casi asfixiante, mas si los materiales son adecuados y si en verdad hacemos por mantener viva la hoguera, en breve los leños grandes y fuertes prenden y aquello cobra nuevas cualidades.
—Josephine Lowman
En nuestro tiempo debiéramos vivir y trabajar de tal modo que, aquello que recibimos como semilla podamos entregarlo a la próxima generación como flor, y lo que nos llegó ya florecido, como fruto. En esto consiste el progreso.
—Henry Ward Beecher, clérigo norteamericano
La amistad nace en el momento en que una persona dice a otra: "¡Cómo! ¿Tú también? Yo pensaba que era el único…"
—C.S. Lewis