Publicado en
mayo 13, 2009
Los hombres nos caracterizamos por ser el sexo fuerte, aunque muchas veces caemos por debilidad.
Un día, mi hermana lloraba en su habitación. Con mucha nostalgia, observé que mi padre se le acercó y le preguntó el motivo de su tristeza.
Los escuché hablando por horas, pero hubo una frase tan especial que dijo mi padre esa tarde, que hasta el día de hoy la recuerdo cada mañana y me llena de fuerza.
Mi padre acariciándole el rostro, le dijo: "Hija mía, enamórate de un Gran Hombre y no volverás a llorar".
Me pregunté tantas veces, cuál era la fórmula exacta para llegar a ser ese gran hombre y no dejarme vencer por las pequeñeces.
Con el paso de los años descubrí que si tan sólo todos los hombres lucháramos por ser grandes de espíritu, alma y corazón, ¡el mundo sería completamente distinto!
Aprendí que un Gran Hombre... no es aquel que compra todo lo que desea, pues somos tantos que hemos comprado hasta el cariño y el respeto de quienes nos rodean.
Mi padre le decía:
No te enamores de un hombre que sólo hable de sí mismo, de sus problemas, sin preocuparse por ti... enamórate de un hombre que se preocupe por ti, que sepa tus fortalezas, tus ilusiones, que conozca tus tristezas y te ayude a superarlas.
No le pongas atención a aquel hombre que se pase las horas halagando de sus propios logros... sin ni siquiera reconocer los tuyos.
No te aferres a un hombre que solo te diga lo mal que te ves, o lo mucho que deberías cambiar.
¿Por qué querer a un hombre que te abandonará si no eres como el quiere que seas, o si ya no le "eres útil"?
¿Por qué querer a un hombre que te cambiará por un cabello o un color de piel distinto, o por unos ojos claros, o por un cuerpo más esbelto?
¿Por qué querer a un hombre que no supo admirar la belleza que hay en ti, la verdadera belleza... la del corazón?
¿Cuántas veces me dejé llevar por la superficialidad de las cosas, haciendo a un lado a quienes realmente me entregaban su sinceridad e integridad y dándole importancia a quienes no valoran mi esfuerzo?
Me costó trabajo comprender que UN GRAN HOMBRE no es el que llega más alto, ni el que tiene más dinero, casa, auto, ni quien vive rodeado de mujeres, ni mucho menos el más guapo.
Un gran hombre, es aquel ser humano transparente, que no se refugia en cortinas de humo, es el que abre su corazón sin rechazar la realidad, es quien admira a una mujer por sus cimientos morales y grandeza interior.
Un gran hombre, es el que camina de frente, sin bajar la mirada; es aquel que no miente aunque a veces pierda por decir la verdad... y sobre todo, un gran hombre es el que sabe llorar su dolor sin escapar a el.
Un gran hombre es el que cae y tiene la suficiente fortaleza para levantarse y seguir luchando.
Hoy mi hermana está felizmente casada, y ese Gran Hombre con quien se casó, no era ni el más popular, ni el más solicitado por las mujeres, ni mucho menos el más adinerado o el más guapo.
Ese Gran Hombre es quien simplemente nunca la hizo llorar... es quien en lugar de lagrimas le robo sonrisas.
Sonrisas por lo que han logrado juntos, por los triunfos alcanzados, por sus recuerdos lindos y por aquellos recuerdos tristes que supieron superar, por cada alegría que comparten y por los tres hijos que llenan sus vidas.
Ese Gran Hombre ama tanto a mi hermana que daria lo que fuera por ella sin pedir nada a cambio.
Ese Gran Hombre la quiere por lo que ella es, por su corazón y por lo que son cuando están juntos.
¡Aprendamos a ser uno de esos Grandes Hombres, para que vivamos el paso de los años de la mano de una Gran Mujer y nada ni nadie nos pueda vencer!