Publicado en
mayo 14, 2009
Ternura de hombre llamando a su casa por teléfono:
―¿Hola, mi reina? ¿Cómo estás mi amor? ¿Bien?
―¡Si muy bien!
―¿Los niños están bien?
―¡No te preocupes amor, están de lo mejor!
―¡Perfecto! ¿Almorzaron?
―¡Si! Almorzaron muy bien.
―¡Sí..., qué bueno! Dime, preciosa, ¿qué cocinaste para la cena?
―Lomo a la pimienta.
―¡Mi plato preferido! ¡Te adoro divina! Siempre complaciente. Y dime... ¿todo tranquilo en casa?
―Todo bien, te espero con la comidita caliente y luego (en tono malicioso) el postre que tanto te gusta.
―No me digas esas cosas, nena, que me dan ganas de volar hacia allá ahora mismo... ¿Me prometes que esta noche te pones ese babydoll transparente que tanto me gusta?
―Como mandes, dulzura, sabes que soy tu esclava.
―¡Sí! ¡Gracias cosita! Por eso te quiero tanto... Bueno amorcito, ahora pásame a mi señora un momento.
―¡Patrooonaaa, el arquiteeeectoooooo…!