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abril 20, 2009
Extraído del libro "El Libro de lo Insólito, pero cierto".
Machismo total. Los sambias de Nueva Guinea son considerados el pueblo más machista del planeta. Experimentan tal repugnancia ante el sudor, el aliento y los efluvíos femeninos, que dividen sus aldeas en zonas y senderos independientes para hombres y mujeres.
Maríscada en vivo. Los habitantes de la provincia China de Hunan se comen las gambas vivas.
Es la leche. Los practicantes del islamismo, los judíos e hindúes no pueden tomar cuajada.
La cabellera a caballo. Los antiguos jinetes galos colgaban las cabezas de los enemigos muertos del cuello de sus caballos.
Castraciones masivas. Se calcula que durante el siglo XVIII, se castraban cada año unos 4.000 niños sólo en Italia, para abastecer de eunucos a los harenes islámicos y para iniciarles en el bel canto.
En nombre de la pesca. Los agtas de Filipinas tienen 31 verbos distintos que significan pescar. Cada uno de ellos se refiere a un tipo particular de pesca.
Las melopeas sordas. Hace 400 años, en el ducado de Bretaña, a los borrachos les estaba permitido reincidir hasta cuatro veces antes de cortarles las orejas.
Con los cabellos limpios. Los europeos del Medievo empleaban sosa o potasa hervida para lavarse la cabeza.
Edificando la religión. Entre los años 1170 Y 1.270, los franceses construyeron 80 catedrales y 500 iglesias.
Alíento de menta. Las mujeres romanas de vida alegre hacian una pasta de menta con miel para disímular el aliento a vino. El consumo femenino de esta bebida estaba penado con la muerte.
Un viaje de ida. De los 230 hombres que en 1519 se embarcaron con Magallanes para alcanzar el Lejano Oriente viajando hacia el oeste, sólo regresaron 18. Los otros 212 marineros murieron casi todos de inanición.
Noches húmedas. A los niños aztecas rebeldes se les hacía dormir en el suelo húmedo.
Cacadrilo. Las mujeres egipcias introducian en su vagina bolitas de excremento de cocodrilo para no quedarse embarazadas.
Por la izquierda. Los antanales, una tribu de Madagascar, son todos zurdos; los diestros son muy raros.
Aclaración para las novias. Aunque la tradición de llevar prendas de color blanco como símbolo de pureza se remonta 400 años atrás, no fue hasta el siglo pasado cuando las novias empezaron a vestirse de blanco.
Una guerra de bigotes. La razón principal por la que los tártaros declararon la guerra a los persas y a los chinos fue que éstos últimos llevaban el bigote caído y lacio, en vez de como ellos, es decir, con las puntas elevadas.
Los soldados chorizos. El término ladro –ladrón-, que en latin significaba originalmente soldado, fue aplicado a los amigos de lo ajeno debido a la frecuencia con que la tropa realizaba hurtos
Caída libre. En abril de 1994, Des Moloney, de Colchestwer, Londres, resultó ileso al caer desde una altura de mil metros, Moloney pilotaba un reactor Provost cuando el mecanismo de eyección del asiento se disparó accidentalmente.
Los otros pies negros. Los primeros colonos europeos en Argelia fueron llamados pies negros debido a que siempre calzaban zapatos oscuros.
Pinchazos a las mazorcas. Los chinos también recurrían a la acupuntura para hacer crecer más rápido y mejorar el sabor del maiz.
Perejil al vapor. Los antiguos griegos y romanos acudían a las fiestas y banquetes con una corona de perejil. Creían que esta planta absorbía los vapores etílicos y evitaba las borracheras.
El nazimiento de un concepto. La definición legal de genocidio apareció en el juicio de Nuremberg, para definir las atrocidades cometidas por los nazis.
Tubérculo repudiado. Salvo en Alemania e Irlanda, el consumo de patata, introducida en Europa a mediados del siglo XVI, fue rechazado y desaconsejado por los nutrólogos. Su cultivo masivo no se popularizó hasta el siglo XVIII.
Lo que cuesta un diamante. Los buscadores de piedras preciosas tienen que remover cerca de 250 toneladas de roca para conseguir un diamante.
Devoción forzosa. En los siglos XVI y XVII era bastante común recluir en conventos a las mujeres que se quedaban solteras.
Léjos de mamá. En la Edad Media, los infanticidios eran tan frecuentes que las autoridades llegaron a promulgar leyes que prohibian que las madres y los neonatos durmieran en la misma habitación.
En pie de guerra. Hace 4.000 años, los aristócratas europeos nunca combatían a pie, sino a caballo o montados en carros.
Borraja antidepresiva. Los antiguos griegos utilizaban la borraja macerada en vino como remedio contra la depresión.
Esqueleto viviente. Con este apodo era conocido el francés Claude Ambrise Seurat, que a los 35 años medía 1,67 metros y pesaba 36 kilogramos. Murió de anorexia.
Pimiento fumigador. Antiguamente el pimiento molido era utilizado como antiséptico y las amas de casa lo empleaban para fumigar las habitaciones.
Que no pare el divorcio. Desde 1969, Richard y Carole Roble, de South Hempstead, en Nueva York, se han casado entre ellos mismos 52 veces.
Romance letal. La antigua ley musulmana permitía que los esposos extirparan el clítoris a cualquiera de sus esposas que tuviese relaciones extraconyugales.
Un amor eclipsado. Los tahitianos creían que durante los eclipses, el Sol y la Luna hacían el amor.
Remedio para las perforaciones. Los chinos ingerían piel de elefante para curar las úlceras.
Plantígrados en el albero. En Inglaterra, hasta bien entrado el siglo XIX, se celebraban los bear baitings, una especie de corrida en la que el animal sacrificado era el oso. Afortunadamente, debido a la escasez de estos animales, se celebraban muy de vez en cuando.
Boomerang faraónico. Aunque el boomerang siempre se asocia a los aborígenes australianos, los egipcios conocían este arma arrojadíza hace3.000 años.
El trabajo insano. El origen de la palabra trabajo viene del vocablo latino tripalium, que designaba el caballete utilizado para torturar y azotar a los acusados.
Animales en el banquillo. En la Edad Media se consideró que los animales que atentaban contra las leyes tenían derecho a un juicio justo. El primero se celebró en la localidad alemana de Worms el año 864, y en él se condenó a muerte a un enjambre de abejas por haber matado a un hombre.
Colocón decimonónico. En la Inglaterra de principios del siglo XIX, la gente solía inhalar oxido nitroso -también conocido como gas hilarante- para entonarse en las fiestas.
Mutis a la suegra. Los aborígenes australianos creen que da mala suerte dirigir la palabra a la propia suegra.
Soldados caníbales. Los hurones o wyandots, una tribu indígena del este de Estados Unidos, empleaban la carne humana como ración de combate. Los guerreros hurones descuartizan los cadáveres de los vencidos y los guardan en ollas de metal para su posterior consumo.
El can emperador. En la antigua Etiopía, el pueblo elegía como rey a un perro. Éste era mimado y estaba rodeado a todas horas por guardias y funcionarios. Su comportamiento y reacciones eran interpretados como mensajes reales que debían cumplirse a rajatabla. Así, si el animal se mostraba alegre, era signo de que el país estaba siendo bien gobernado, y viceversa. Y si el perro ladraba o gruñía a algún sirviente o visitante, éste era condenado a muerte.
Bostezos diabólicos. Durante la Edad Media, las madres cerraban la boca de sus bebés o hacían la señal de la cruz delante de ella cuando bostezaban, para evitar que el diablo se introdujera en su cuerpo. Parece ser que de este temor deriva el gesto cortés de ponerse la mano delante de la boca al bostezar.
Una boñiga de narices. Antiguamente, para contener las hemorragias de la nariz, se taponaban los orificios nasales con estiércol de cerdo.
El adversario a la altura del zapato. Los antiguos egipcios tenían la costumbre de pintar el rostro de su enemigo en la suela del zapato, para pisotearlo y humillarlo mientras cami naban.
Adiós a la cefalea. En el Egipto y la Roma antiguos, se puso de moda que la gente se incase un clavo en el cráneo para combatir el dolor de cabeza.
Tacones lejanos. Durante el Renacimiento, se puso de moda entre las mujeres calzar chapines, un tipo de zapato para la lluvia con plataformas de hasta 75 centímetros de grosor. Los chapines fueron muy utilizados por las prostitutas, que para caminar con ellos tenían que apoyarse en los clientes.
Promesas por lo bajo. Los romanos tenían la costumbre de llevarse la mano derecha a sus partes nobles al prestar juramento.
Cinco numeritos tiene mi mano. Los aborígenes australianos cuentan con un sistema de numeración muy particular: uno, dos, tres, cuatro, cinco y muchos.
Un castigo oído. En la antigua China, a los delincuentes, rebeldes y gentes de mala reputación se les castigaba clavándoles a un poste por las orejas.
Gente azul. En algunos poblados de los Andes chilenos situados a más de 7.000 metros hay gente que tiene la piel azul. Ello se debe a un exceso de hemoglobina, que está desencadenado por la falta de oxígeno.
Un tirano afable. Antiguamente la palabra tirano no se utilizaba para designar a un gobernante vicioso y cruel, sino para todo lo contrario.
Averno sin calderas. Para los antiguos irlandeses, el infierno era un páramo de hielo en el que se sucedían gigantescos aludes.
Terapia rosa. A mediados del siglo XVI, en el sur de Francia, la peste bubónica se curaba colocando cápsulas de pétalos de rosa debajo la lengua.
Ratas depiladoras. Para quitarse el vello, las mujeres medievales utilizaban unos polvos especiales fabricados con ratas secadas al sol y tostadas en una cazuela. Se aplicaban los polvos con un paño de lino húmedo en las partes que se querían depilar.
Camello a la cazuela. Un plato típico en los banquetes de boda de los beduinos es el camello relleno. Este se embute con un cordero asado entero, que a su vez se rellena de pollo y éste con pescados y huevos cocidos.
Rascacielos primitivos. Las primeras viviendas de varias plantas aparecieron en Tebas hacia el año 700 a. de C. Éstas, que estaban construidas con muros de piedra muy estables, alcanzaban hasta cinco alturas.
El barómetro ecológico. Para el pronóstico del tiempo, los antiguos campesinos recurrían a la caléndula. Si las flores de esta hierba permanecían cerradas hasta pasado el mediodía era de esperar que lloviese y, si amanecían abiertas, el tiempo iba a ser soleado.
Luna embarazosa. Las mujeres groenlandesas creen que la Luna les visita cada cierto tiempo para dejarlas preñadas. Para que esto no ocurra, evitan dormir boca arriba y, antes de acostarse se frotan el vientre con saliva.
Canela fina. Según Galeno, la canela era tan escasa y estimada en su época que los emperadores romanos la guardaban en los cofres junto a sus más valiosas joyas.
Hogar, frio hogar. En el siglo XVI, las casas sólo tenían una chimenea y generalmente estaba ubicada en la sala principal. El resto de la casa jamás se caldeaba, por lo que, para protegerse del frío invernal, la gente se veía obligada a llevar aparatosos atuendos.
Sopa de tortuga. En sus largas travesías, los piratas y navegantes solían llevar en las bodegas del barco tortugas de los Galápagos como reserva de alimento. Estos quelonios pueden resistir sin comer durante un año.
Pinchazos en el globo. Hace mil años, los chinos perforaban pozos de más de cien metros de profundidad para extraer salmuera. Esto no empezó a hacerse en Europa hasta cuatro siglos más tarde.
Protector solar. Para evitar las quemaduras del sol, los trabajadores egipcios se rapaban el cuero cabelludo y se colocaban pelucas.
El niño gacela. En 1970, el antropólogo francés Jean Claude Armen descubrió a un niño salvaje de aproximadamente 10 años que vivía en un rebaño de gacelas como una más. Debido a su agilidad, fue imposible capturarle.
No hay color. En algunas lenguas de Nueva Guinea sólo existen dos palabras para distinguir los distintos colores: una para el blanco y tonos claros, y otra para el negro y los colores oscuros.
La olla al hoyo. Hace 2.500 años, los celtasirlandeses cavaban hoyos en el suelo que hacían las veces de cacerolas. El agujero, cuya pared estaba revestida de arcilla para evitar filtraciones, se llenaba de agua. En una fogata cercana se calentaban piedras, que, con ayuda de un palo, se echaban al curioso puchero. El mismo sistema se usaba en Mesopotamia.