Publicado en
octubre 14, 2024
En la pequeña ciudad de Salem, donde las hojas caían como lágrimas otoñales y las calabazas adornaban cada porche, se celebraba una fiesta de Halloween como ninguna otra. Los vecinos se reunían en la antigua mansión Blackwood, un lugar con una historia oscura que pocos conocían. Entre risas, disfraces y música, la noche prometía ser inolvidable.
Entre los invitados se encontraba Emily, una joven curiosa que se había mudado a Salem hacía poco. Atraída por la leyenda de la mansión, decidió explorar sus rincones más oscuros. En el sótano, encontró una habitación oculta repleta de calabazas talladas con rostros grotescos. Intrigada, tomó una de ellas y la examinó con detenimiento. Al tocarla, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y una risa macabra resonó en la habitación.
A partir de ese momento, la fiesta se tornó en una pesadilla. Las calabazas comenzaron a emitir una luz siniestra, sus ojos se movían y sus bocas se abrían en muecas grotescas. Los invitados, al principio divertidos, empezaron a sentir una extraña inquietud.
La situación se volvió caótica cuando las calabazas comenzaron a levitar y a flotar por la habitación. Los rostros tallados se contorsionaban en expresiones de odio y las risas se convirtieron en gritos espeluznantes. Los invitados trataban de escapar, pero las puertas y ventanas se habían cerrado misteriosamente.
Emily, al darse cuenta de que había desatado algo terrible, se sintió culpable y aterrorizada. Corrió hacia la habitación oculta y arrojó la calabaza al suelo, pero fue inútil. Las calabazas se habían multiplicado y ahora cubrían toda la mansión.
De repente, las luces se apagaron y un silencio sepulcral envolvió la casa. A la luz de la luna, se podía ver cómo las calabazas se reunían alrededor de un pentagrama dibujado en el suelo con tiza. En el centro del círculo, una figura oscura se elevó, una entidad demoníaca con ojos ardientes y una sonrisa que helaba la sangre.
Los gritos de terror de los invitados resonaron en la noche. La posesión demoníaca había convertido la fiesta de Halloween en una auténtica pesadilla. Emily, aterrorizada, se escondió en un armario de la cocina. Temblando y a oscuras, oía los quejidos de las personas que eran poseídas por las fuerzas del mal.
A la mañana siguiente, Emily despierta y, al no oir sonido alguno, decide salir de su escondite. Recorre la casa hacia la salida y ve cuerpos tirados en el suelo y muchas calabazas esparcidas. Un olor a azufre invadía el ambiente. Pudo salir de la casa. Asustada y asombrada, busca un teléfono para avisar a la policía de lo ocurrido en la mansión.
Fuente del texto: IA-Gemini