Publicado en
octubre 20, 2024
El viejo sanatorio se erguía al final de un camino polvoriento, una sombra siniestra contra el crepúsculo. Sus ventanas, vacías y oscuras, parecían ojos que observaban fijamente. La leyenda local hablaba de experimentos médicos siniestros, de tratamientos brutales y de desapariciones inexplicables. Pero para un grupo de jóvenes intrépidos, el sanatorio era simplemente otro lugar para explorar, un desafío a superar.
Entre ellos estaba Alex, un chico de 16 años con una fascinación por lo paranormal. Llevaba semanas investigando la historia del sanatorio, convencido de que encontraría pruebas de actividad sobrenatural. Esa noche, junto a sus amigos, se adentraron en el edificio en ruinas. Las paredes descascarilladas, los pasillos oscuros y el olor a humedad creaban una atmósfera opresiva.
Mientras exploraban, comenzaron a escuchar ruidos extraños. Pasos lentos, susurros, el crujido de la madera... Al principio, lo atribuyeron a la descomposición del edificio, pero pronto se dieron cuenta de que algo más estaba presente. Las luces parpadeaban sin razón, las puertas se cerraban de golpe y una sensación de frío los envolvía.
En una de las habitaciones, Alex encontró un viejo diario escondido detrás de un panel de madera. Las páginas estaban llenas de garabatos y dibujos macabros, y una letra infantil que hablaba de experimentos dolorosos y de un "amigo imaginario" llamado "Sombra".
A medida que avanzaban por el sanatorio, la sensación de ser observados se intensificó. De repente, un escalofrío recorrió la espalda de Alex. Se volvió y vio a un niño parado en la oscuridad, mirándolo fijamente. Tenía los ojos negros como la noche, con una sonrisa siniestra y aterradora que se extendía de oreja a oreja.
El niño se abalanzó sobre Alex, pero sus amigos lograron apartarlo. En la confusión, el niño desapareció, dejando atrás un rastro de frío y una sensación de terror indescriptible. Los jóvenes hecharon a correr buscando la salida, pero el miedo y la desesperación los introdujo más en el lugar.
Alex encontró un armario y se escondió. Hizo lo posible para no hacer ruido y se tapó la boca, hasta que se quedó dormido.
Al día siguiente se despierta y con la luz de las ventanas, sale del armario y recorre el sanatorio en busca de la salida y de sus amigos. No los encontró. Salió y al día siguiente, al ver que sus amigos no aparecían, reportó a la policía, con detalles, lo ocurrido.
La policía fue al sanatorio y no encontró cuerpo alguno. Los chicos nunca aparecieron.
Años más tarde, un nuevo grupo de jóvenes exploradores desapareció en el sanatorio. La leyenda del niño del sanatorio se extendió, convirtiéndose en una de las historias más terroríficas de la región. Se decía que el espíritu de un antiguo paciente, torturado por experimentos médicos, había quedado atrapado en el edificio, buscando venganza.
Los escépticos no creen en esa leyenda y lo atribuyen a un psicópata que utilizó la misma para encubrir sus crímenes.
Lo cierto es que el sanatorio sigue en pie, una sombra siniestra en el paisaje. Aquellos que se atreven a acercarse a él, lo hacen sabiendo que podrían encontrarse con algo más que ruinas y polvo.
Fuente del texto: IA-Gemini