PARA PROGRESAR, SEA DIFERENTE
Publicado en
marzo 11, 2024
¿Por qué el éxito en los negocios, como en cualquier otra actividad, se alcanza más fácilmente apartándose de los convencionalismos?
Por Williamson Day (asesor en asuntos gubernamentales de la Ford Motor Company, ha comprobado que las recomendaciones hechas en este artículo han dado buenos resultados a muchas personas).
¿SE APEGARIA el lector a la descripción clásica del joven dirigente activo y prometedor? ¿Trabaja horas extraordinarias, se lleva papeles a casa y permanece mucho tiempo sentado ante el escritorio? ¿Se arregla usted conforme a la moda imperante? ¿Planifica todos los detalles de un provecto y acepta cualquier obligación nueva?
Pues bien., ¡tal vez va usted camino del fracaso, que no hacia el éxito! Pcr asombroso que parezca, unas prácticas tradicionales en el ámbito de los negocios son actualmente objeto de revisión. Lea usted estas normas del administrador inconformista y juzgue por ellas sus propios procedimientos:
• No trabaje nunca horas extraordinarias.
Permanecer ante el escritorio más horas que las reglamentarias (si ello se torna habitual) significa mala distribución del tiempo. No es prueba de que usted haya dominado su trabajo, sino, por lo contrario, puede ser indicio de que no ha logrado organizarlo de manera óptima. En una fábrica muy grande un jefe de departamento era famoso por las muchas horas suplementarias que trabajaba. Los principales funcionarios le llamaban "nuestro brazo derecho", pero confesaban en privado que su eficiencia dejaba mucho que desear. No producía lo suficiente ni con la celeridad recomendable. Otros funcionarios menores que terminaban sus labores en la jornada normal gozaban de mayor estimación en la compañía.
EXCEPCIÓN: A veces es preciso trabajar horas adicionales, sobre todo cuando surge inesperadamente un proyecto y tiene una fecha límite.
• No se lleve el trabajo a casa.
El síndrome de la cartera llena de papeles para llevar a casa cs más perjudicial que provechoso. Constituye un pretexto para aplazar las decisiones importantes y la lectura de documentos imprescindibles. La Escuela de Administración de la Universidad de Harvard siempre ha asignado a sus estudiantes más lecturas de lo que pueden digerir, para obligarlos a seleccionar lo esencial. Los dirigentes que no saben descartar lo trivial, demuestran no haber dominado una de las prácticas fundamentales de la administración.
EXCEPCIÓN: En raras ocasiones, tal vez la noche anterior a un día en que tenga usted que presentar un breve informe a un superior, convendrá que revise los datos de última hora, pero nada de poca monta justifica la cartera repleta de papeles para leerlos en casa.
• Nunca permanezca todo el día ante el escritorio.
Los gerentes que llegan a su mesa a las 9 de la mañana y permanecen allí hasta las 5 de la tarde suelen ser más sedentarios que activos. Los dirigentes de espíritu creador saben que es indispensable pasar cierto tiempo lejos del escritorio, no sólo para renovar relaciones, sino también para tomar parte en nuevas experiencias. La clave está en aprovechar bien el tiempo que se pasa fuera. de la oficina. Cierto gerente (enlace de la empresa con una dependencia gubernamental) empezaba dos mañanas a la semana con una visita a las oficinas del gobierno. Y comprobó que 20 minutos con sus colegas del sector oficial rendían tanto como una hora de trabajo en su propia oficina.
• No siga servilmente la moda.
Una de las prácticas menos productivas en la vida de los negocios es la de imitar sumisamente al jefe. El presidente de una gran compañía se dejó crecer el pelo y todos los vicepresidentes lo imitaron inmediatamente. Tal vez seguir la moda en cuestión de ropa y arreglo personal no haga mucho daño a nadie, pero seguir las ideas de moda sí puede ser muy perjudicial para el administrador. En los negocios, como en la vida, ser uno mismo (dentro del marco de la empresa) es esencial para progresar. Los altos funcionarios han llegado a esas posiciones porque se apartan de la rutina y saben correr un riesgo sin caer en la imprudencia. El ímpetu creador, la firmeza de opiniones y el valor civil a veces se oponen a la moda del momento, pero son las cualidades que distinguen a los que confían en sí mismos a diferencia de los timoratos.
EXCEPCIÓN: No se debe descartar a la ligera la experiencia; algunos procedimientos son tan eficaces que es conveniente seguirlos al pie de la letra.
• No planifique el proyecto hasta sus detalles mínimos.
El gerente que insiste en poner todos los puntos sobre las íes no está aprovechando bien el tiempo. Pocos son los proyectos que se pueden planificar con absoluta precisión, y todo buen gerente sabe que durante la ejecución se presentan momentos cruciales en que es preciso enfrentarse a diversas posibilidades. Su obligación es mantener abiertas esas opciones y procurar que su equipo esté preparado para obrar en consonancia.
EXCEPCIÓN: Ciertas operaciones requieren una rigurosa previsión, especialmente cuando hay variables previstas. Pero aun en estos casos quizá resulte más ventajoso proceder paso a paso y evaluar la situación a cada momento.
• No asuma obligaciones sólo para demostrar su deseo de colaborar.
Está bien que el joven recién graduado de la escuela de administración busque deberes, reconocimiento y remuneración, en este orden; pero hacerse responsable de una nueva obligación sin prepararse antes para ella puede ser muy perjudicial. Cumplir con gran eficacia una labor en un número limitado de aspectos granjea más aplausos que un mediocre rendimiento en muchos asuntos diversos.
EXCEPCIÓN: Hay actividades en que, por ser escaso el personal preparado, el joven administrador debe ofrecerse voluntariamente para llevar a término una tarea, aun cuando no disponga de más equipo que su buena voluntad; pero debe cerciorarse bien de que la gerencia acepta de antemano los riesgos y está preparada para uno o dos reveses antes de alcanzar el éxito.
En suma, el gerente distinto no está fuera de lugar; por lo contrario, suele ser un funcionario que sabe bien cuál es su camino y lo sigue.
Menos gente, mejor pagada = Excelencia
HISTORIA VERÍDICA: Había una vez un departamento pequeño de una gran empresa. Estaba integrado como la típica pirámide: por un vicepresidente, un gerente, una secretaria y cinco empleados menores. Para coordinarse con el resto de la compañía, tenían que terminar el trabajo de cada día, sin errores, a las 7 de la noche. Y nunca lo lograban.
Sucedía que los empleados menores sometían el trabajo al gerente, el cual hacía ciertos cambios (porque, si no, ¿para qué estaba él?), y él lo turnaba al vicepresidente, que también le hacía otras modificaciones (pues, si no, ¿él para qué estaba?). Los empleados menores ya sabían que tendrían que rehacerlo todo, de manera que se habían acostumbrado a trabajar sin mayor empeño. Resultado: el trabajo se terminaba a las 11 de la noche y siempre salía plagado de errores.
En este caso, por fortuna, se evitó la solución tradicional de contratar más personal. Lo que hicieron fue cesar al vicepresidente, al gerente y a la secretaria. Convocaron a los empleados menores a una reunión en que se les dijo cuánto dinero había disponible para sueldos y se les dieron estas instrucciones: "Considérense ustedes una pequeña empresa. Contraten el personal que necesiten, páguense los sueldos que puedan dentro del presupuesto y entreguen el trabajo terminado y sin errores a las 7 de la noche".
Durante un tiempo el trabajo bajó de calidad, pero un buen día todo empezó a funcionar bien. Los "socios" no necesitaban más personal, así que pudieron aumentarse los sueldos en un 25 por ciento. Se distribuyeron las obligaciones y descubrieron, con gran sorpresa, que podían entrar a las 10 de la mañana y terminar sin errores el trabajo hacia las 4 de la tarde. Ahora todos están felices y el resto de la empresa los envidia.
La moraleja de este relato es que "cinco personas en equipo trabajan mejor que ocho en pirámide". O dicho de otro modo: "Menos gente, mejor pagada, produce resultados superiores sin recargo de los costos, como no sea para los cesados".
—Robert Townsend, ex dirigente de Avis Rent-a-Car y autor de Up the Organization, en Horizon
Condensado de "Nation's Business" (Octubre de 1973), © 1973 por Nation's Business, 1615 H St., N.W., Washington, D.C. 20006.