Publicado en
noviembre 09, 2021
Helen Hayes
ROY HOWARD, el desaparecido director general de la empresa periodística Scripps-Howard, era hombre de vivas reacciones. En cierta ocasión llamó por teléfono al director del diario que su compañía publicaba en Washington y le interpeló:
—¿Por qué publicó usted ese artículo de Fulano?
—Para que apareciera en letras de molde —repuso tranquilamente el de Washington.
—Es muy justo —convino Howard.
Y colgó el aparato.
— Robert Ruark, United Feature Syndicate
EN UNA reunión del mundillo literario, ofrecida en Nueva York en honor de la escritora Dorothy Rodgers, para festejar la aparición de su nuevo libro My Favorite Things, se aproximó a la agasajada la esposa de Vincent Sardi, dueño de un famoso restaurante, y le dijo:
—Dorothy, me encantó tu libro; se lo he estado prestando a todas mis amigas.
—Muchas gracias —repuso la Rodgers—. Por mi parte, voy a preparar un buen almuerzo para todas mis amigas y nos lo iremos a comer al restaurante Sardi.
— G.T.
EL PRESIDENTE de Turquía, Cemal Gursel, salía del edificio del parlamento en Angora, sonriendo con orgullo porque iba en un automóvil que era el primero hecho en su país; un chofer llevaba el volante. Escasamente 100 metros más adelante la sonrisa de Gursel se le convertía en ceño al advertir que el motor lanzaba un sordo resoplido y dejaba de funcionar. "Hicimos este automóvil con la parte occidental de nuestro cerebro", le dijo al chofer con acritud, "pero con la parte oriental se nos olvidó ponerle gasolina".
—Time
EL EX-ALCALDE neoyorquino Fiorello La Guardia observó cierta vez: "No importa que queme mis naves tras de mí, porque nunca retrocedo".
EL HUMORISTA canadiense Stephen Leacock decía: "Confieso que soy de aquellas personas que jamás contemplaría a una oropéndola en el acto de hacer su nido, a menos que lo hiciera en mi sombrero, en el vestuario del club".
LA CONOCIDA actriz Helen Hayes cuenta que su difunto esposo, el comediógrafo Charles MacArthur, solía hacer burla de la costumbre , que ella tenía de aceptar todas las invitaciones que se le hacían para contribuir a todo género de cauas, Su marido le dijo alguna vez que haría tallar en la lápida de la tumba de la actriz esta leyenda: "El Señor telefoneó, y Helen respondió: Sí, por supuesto que iré".
—E.W.
UNA NOCHE el humorista Ring Lardner, cuando era todavía un periodista pobre, estaba tomando unas copas en su taberna favorita. Uno de los parroquianos de la cantina se quejaba amargamente de su esposa:
—Es una mujer demasiado ambiciosa —decía—; quiere que yo gane fama y dinero, para bien de los niños. Yo sostengo que las riquezas y la fama perjudican a los hijos. Si un hombre es adinerado, el caudal los echa a perder; si es famoso, los pequeños no hacen más que existir a su sombra.
Lardner asentía con la cabeza:
—Tienes mucha razón —le dijo—. Y me siento muy satisfecho de pensar que soy un desconocido y que no tengo ni un centavo. Ningún hijo mío podrá decir que no le proporcioné todas las ventajas imaginables.
— E. E. F.
EL PASADO noviembre, un grupo de adolescentes que celebraban alegremente el día de Todos los Santos, se introdujeron en el estudio del pintor Andrew Wyeth, en un pueblo de Pensilvania, y destrozaron la colección de trajes históricos del artista, piezas escultóricas y lámparas, y salpicaron de pintura las paredes. Wyeth se negó, sin embargo, a presentar acusación alguna contra los jóvenes vándalos. En vez de ello, los invitó a su casa a charlar con él, y a los ocho que se presentaron les perdonó su acción cuando le pidieron excusas y le prometieron hacer lo que pudiesen a fin de reparar los daños causados, que montaban a 2000 dólares. Más tarde Wyeth comentó: "Esto me ha dejado una honda impresión de tristeza al percatarme del fracaso de quienes somos responsables, en cierto modo, de la suerte de esos adolescentes. Me dijeron que no tenían nada que hacer, y por mi parte tengo una profunda fe en el incalculable valor del tiempo y del uso creador que se le puede dar".
—Time
EL ACTUAL presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, al aceptar la candidatura prometió que su gobierno "protegería y garantizaría todas las libertades menos una: la libertad de suprimir otras libertades". Se espera que la orientación política de Díaz Ordaz sea moderada, sin tolerar extremismos por parte de la derecha o de la izquierda. Una vez observó: "Me gusta proceder como un submarino guiado por sonar: cuando capto ruidos tanto de la derecha como de la izquierda, sé que mi derrotero es el correcto".
—Times, de Nueva York