Publicado en
junio 28, 2021
Mi vecino es uno de esos famosos de YouTube que haría lo que fuera para aumentar su número de suscriptores. En estos últimos años, lo he visto comer cucharadas de canela, tirarse baldes con hielo sobre la cabeza y recostarse encima de la capota de su auto mientras éste baja por una colina; todo esto mientras grita cosas como epic fail, fuck y otras tantas expresiones que, honestamente, me tienen cansado.
Fue por eso que la semana pasada, cuando tocó a mi puerta y anunció que se tomaría unas vacaciones, no pude sentirme más aliviado. El no tener que presenciar su estupidez por un tiempo supuso un descanso mental para mí, y asumo que para todo el vecindaro. Accedí a recoger su correo mientras se encontrara fuera.
Un día, vi que le había llegado una caja de madera fina enorme, con la etiqueta "Frágil" estampada en un costado y otra que decía "Devolver al remitente". No me quedó otra que hacerme cargo de la misma. Fue un trabajo arduo arrastrarla hasta mi garaje para poder guardarla. Mientras lo hacía, perdí el agarre del paquete y se me cayó al suelo en las escaleras de piedra del pórtico. Carajo, a ver si no se ha roto algo, pensé en ese instante. De ser así, ya le diría a mi vecino que así había llegado el paquete.
El tamaño de la caja ocupaba un buen espacio, por lo que tuve que estacionar mi auto en la acera. Total, dejé la caja en una esquina. Ahí se quedaría hasta que su dueño viniera a reclamarla, y me olvidé de ella por un tiempo.
Un día por la mañana, al salir a tomar aire fresco, percibí un olor extraño, como pútrido. Empecé a seguirlo. Me llevó a mi garaje. Entré, busqué algún animal muerto, pero nada. Fui hacia el cajón, donde el edor se intensificó. Lo primero que pensé fue que debía contener carne de algún animal y se estaba echando a perder.
Busqué una palanca y abrí la tapa del cajón. El estómago se me revolvió con tremendo olor, que vomité. Mi impresión fue grande al ver que no había algún animal muerto, sino un cadáver. Se estaba pudriendo, quién sabe desde cuándo. Asustado y nervioso, se me vinieron cientos de ideas a la cabeza. ¿Quién podría enviar tal encargo? ¿La fama de mi vecino era tal que tenía como envidiosos enfermos mentales? Enseguida llamé a las autoridades.
A los pocos días, la policía me cita para interrogación. La autopsia reveló que el cadáver pertenecía a mi vecino, y que su muerte fue por fractura del cuello. ¡Muerte instantánea!
Habría sido muy fácil que me tomaran por sospechoso de su muerte, debido a las circunstancias. Sin embargo, después del interrogatorio, a la policía no le quedó duda de mi inocencia. Sobre todo, después de ver el último vídeo que mi vecino subió a su canal.
Él aparecía en la oficina de correos, bromeando y anunciando que iba a enviarse a sí mismo, a casa, en una gran caja. Se ve como meten en la misma mantas, comida, agua y una linterna, para afrontar el viaje; y una barreta para que pueda sacar la tapa cuando llegue a su destino. Un amigo suyo, a quien ya había visto en otros vídeos, le ayudó a meterse en la caja y cerrar la misma, entre risas estúpidas.
Posterior, se ven escenas medio oscuras y la luz de una linterna. Por ratos, el infeliz se había estado grabando dentro de la caja. El viaje se realiza en trailer y se desenvuelve a través de las líneas estatales del país. En una oportunidad, la cámara se sacudió y quedó desenfocada. El resto de la grabación es igual, hasta que se acaba la batería de la misma. Deducen los policías que el camión tuvo que haber pasado por un camino rocoso o brusco que hizo que el mismo se sacudiera de tal manera que al tipo le rompió el cuello.
De regreso a mi casa pienso, lo que hacen algunas personas con tal de ganarse unos likes e incrementar su audiencia en las redes sociales. No sé qué es más escalofriante, la ridícula forma en que murió mi vecino, o saber que existe gente con esa mentalidad.
Fuente del texto:
BookNet / Autores del Terror