Publicado en
marzo 30, 2021
¿En qué consiste? ¿Tiene que estar vinculada a un propósito religioso? ¿Ayuda a la salud?
Por Marcia Morgado.
Si piensas que meditar es cosa de místicos o personas preocupadas por su desarrollo espiritual, hoy te pondrás al tanto de la incontable cantidad de hombres y mujeres que practican la meditación como instrumento multifacético de grandes beneficios. Tanto los estudiantes como los trabajadores de la construcción, las amas de casa y las empresarias, los políticos, las estrellas de cine, atletas, músicos e inversionistas; la lista es interminable y abarca desde los Beatles, Richard Gere y Madonna hasta el maestro zen vietnamita Thich Nhat Hanh, SS y el Dalai Lama. Según diversos estudios, meditar nos ayuda a reducir el estrés cotidiano, dolores crónicos, algunas reacciones alérgicas, insomnio y diversas aflicciones médicas y siquiátricas.
Y no significa solamente que propicia el concentrarnos con mayor eficacia, sino que incentiva el sistema inmunológico y causa cambios en nuestro metabolismo. ¿Por qué? Sencillamente porque la meditación conlleva un nivel de quietud interior que lleva a que el cuerpo descanse de manera profunda: el consumo de oxígeno disminuye a un 20%, por debajo del que usamos cuando dormimos: y el metabolismo basal se aquieta grandemente. De ahí su efectividad al tratar ciertos trastornos cardíacos. Según el American Journal of Hypertension, 15 minutos de meditación dos veces al día hizo posible reducir la presión arterial de un grupo de 156 adolescentes. Y recientemente el American Journal qf Cardiology publicó los resultados de estudios que monitorearon a un grupo de 202 personas maduras durante 18 años; aquellos que practicaban la meditación redujeron la mortalidad el 23%, las enfermedades cardíacas el 30% y el cáncer, el 49%. ¿Verdad que vale la pena empezar a meditar?
DISTINTAS MANERAS DE MEDITAR
Uno de los aspectos más interesantes de la meditación es que hay una gran variedad de métodos para seguir. O sea, existen opciones para todas las preferencias. Dos de los sistemas más conocidos y populares son: la meditación trascendental, popularizada en los años 60 por los Beatles y el Marishi; y la meditación de atención plena (mindfulness), que tiene un importante centro en la universidad de Massachusetts, bajo la dirección de Jon Kabat-Zinn, quien también es parte de prestigiosas organizaciones, entre ellas el Mind and Life Institute, un grupo dedicado a la exploración y colaboración entre la ciencia moderna y el budismo.
La meditación de atención plena nos lleva a estar en mayor contacto con la vida al estar despiertos en el presente. Desde ahí podemos entrar en contacto con los recursos interiores que poseemos. Hacerlo esclarece nuestra percepción y facilita el que podamos discernir lo verdaderamente importante de lo que no lo es, aumenta nuestra energía, nuestro bienestar general y nos impulsa a transformarnos en quienes somos en realidad.
El primer paso en la meditación es conectarse con la respiración, al concentrarnos en la inhalación y la exhalación, dejamos que los pensamientos pasen sin prestarles atención. Como cualquier ejercicio, los comienzos no son fáciles, de ahí la importancia de ser persistentes. Cada acción tiene un resultado, el que obtenemos al meditar hace que valga la pena intentarlo.
¿CÓMO MEDITAR?
¿Cuáles son los pasos a seguir para iniciar la práctica de la meditación? Muy simple. Tal como dice el Dr. Andrew Weil, el popular autor de una decena de libros que nos educan a llevar una vida más sana, la meditación no es más que la atención dirigida, ya sea interna, como es el caso de la respiración, o externa, como sucede con la repetición de una palabra, oración o mantra.
El proceso es muy simple: elige un lugar donde estés a gusto. Desconecta o quítale el sonido a los teléfonos. Siéntate con la espalda recta —ya sea en un cojín o en una silla—, los hombros y brazos relajados, las manos descansando sobre los muslos; algunas personas prefieren poner las palmas abiertas hacia arriba y otras cruzan las manos con las palmas hacia arriba, en cuyo caso, pon la derecha sobre la izquierda. Asegúrate que estés cómodo, preferiblemente con ropa holgada. Inclina la cabeza ligeramente hacia abajo. Al principio, mantener los ojos cerrados facilita la concentración; al poner la punta de la lengua contra el paladar segregarás menos saliva y te. resultará más fácil concentrarte en la respiración: en la entrada y salida del aire por las fosas nasales. Deja que los pensamientos pasen, no les prestes atención. Claro, es más fácil decir esto que hacerlo, por lo que exige una gran concentración de nuestra parte. Con la práctica, van disminuyendo las distracciones.
En la etapa inicial, dédicale 15 minutos a la medicación al menos una vez cada día y trata de hacerlo a la misma hora. Es muy beneficioso comenzar el día con una meditación, porque de esa manera estás sentando el tono de cómo habrá de fluir el mismo.
¿QUÉ SUCEDE DURANTE LA MEDITACIÓN?
Al principio, toda tu atención estará enfocada en observar mentalmente el inhalar y exhalar; hazlo de forma natural, manteniéndote alerta de que la mente no divague, que se mantenga en el presente, o sea, en la respiración. Cuando divague —que ocurrirá, ya sea porque de repente piensas en algún problema, en algo que tienes que hacer o, simplemente, en que te sientes hambriento—, deja que esos pensamientos pasen, no los nutras: solamente eres un testigo de ellos, como alguien que ve un avión pasar a la distancia. Regresa al punto central: a la respiración. Sé firme y paciente, no te frustres, recuerda que este es un proceso, igual que aprender a caminar. Siente el aire como entra y sale; al hacerlo, simultáneamente estás aquietando el metabolismo e inyectándole conciencia a un acto que vienes haciendo automáticamente desde que naciste.
Al aquietar el metabolismo, el cuerpo y la mente descansan y se recuperan. Paralelamente, al tomar conciencia de la respiración, tendrás más lucidez de todos tus actos y más claridad al evaluar cada uno de ellos. Es el comienzo de un sendero que te conduce a una vida más integrada, más sana y, sin duda, más feliz.
Fuente:
Revista Vanidades, Ecuador, diciembre 06 del 2005