EL ARTE DE DECIR LA VERDAD
Publicado en
agosto 08, 2020
EL SUEÑO DEL SULTÁN
Una popular anécdota árabe dice que en una ocasión, un sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un adivino para que interpretase su sueño.
—¡Qué desgracia, mi señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
—¡Qué insolencia!, —gritó el Sultán enfurecido—. ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!. Y llamó a su guardia y ordenó que le dieran 100 latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro adivino y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
—¡Excelso señor! ¡Gran felicidad os ha sido reservada! El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes.
El semblante del Sultán se iluminó con una gran sonrisa y ordenó que le dieran 100 monedas de oro al adivino. Cuando este salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
—¡No es posible! La interpretación que has hecho del sueño es la misma que hizo el primer adivino. No entiendo por qué al primero le pagó con 100 latigazos y a ti con 100 monedas de oro.
—Recuerda, buen amigo mío, que todo depende de la forma como se dicen las cosas... Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, pero la forma como debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.
Fuente: Revista Vanidades, Ecuador, agosto 06 del 2002