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agosto 01, 2020
Un día en que la famosa soprano Amelita Galli-Curci había estado ensayando durante toda la mañana en su casa de campo, oyó que alguien tocaba a la puerta. Cuando abrió, vio que era el jefe de una construcción que estaban haciendo al lado de su casa. El hombre le preguntó: "¿Es usted la señora que ha estado cantando todo el día?". La gran soprano respondió: "Sí, ¿le ha gustado?", a lo cual el hombre contestó: "Bueno, no exactamente, pero vengo a pedirle si usted podría no mantenerse durante tanto tiempo en esa nota alta que hace, porque mis hombres han parano ya tres veces el trabajo pensando que es la sirena de alarma".
Durante un ensayo, a la soprano Birgit Nilson se le rompió el collar de perlas que llevaba al cuello, y las gemas rodaron por el suelo. Al ver esto, el director Herbert von Karajan (que se quejaba de que la Nilson no se quería presentar con él porque prefería irse al Met a ganar fortunas) le dijo en son de burla: "Señora Nilson, ¿son esas las perlas buenas que compra con los millones que le paga el Met?". A lo que la diva respondió: "No, señor von Karajan, esas son las perlas falsas que tengo que comprarme con lo que usted me paga".
Una vez le preguntaron a Renata Tebaldi si no se sentía envidiosa de que su rival, María Callas, era amante de uno de los hombres más ricos del mundo, Onassis, a lo que la Tebaldi respondió: "¿Por qué voy a sentir envidia? ¿No ve que con las narices tan grandes que tienen los dos, es imposible que puedan besarse?".
Entre las historias de la ópera, las más espectaculares tienen que ver con frases dichas por algunas de las grandes divas. Estas son cuatro muy simpáticas:
MARIA CALLAS. Un día, la Divina Callas estaba posando para una sesión de fotografía, y para ello un joyero le había traído prestada una joya carísima, para que la luciera en la foto. Pero con el joyero había venido también, para cuidar el collar, un guardaespaldas que tenía nerviosa a María, porque se movía constantemente. Cuando el joyero se negó a la petición de la Callas de que el guardaespaldas saliera de la habitación, la diva fue hasta su escritorio, llenó un cheque por la inmensa cantidad de dinero que costaba el collar, y le dijo al joyero: "Aquí tiene. ¡Ahora los dos se van de aquí!".
ZINKA MILANOV. Cuando un admirador, después de una función maravillosa, se le acercó a la gran Zinka Milanov y le dijo: "¡Madame, su voz ha sido como un río de plata!", esta le respondió: "Señor, mi voz es de oro".
MARY GARDEN. Esta diva, en su biografía, resumió con esta frase su camino a la gloria en el mundo de la ópera: "Cuando empecé a cantar ópera ganaba 50 dólares al mes. Cuando terminé mi carrera, me pagaban 3.500 dólares por noche. ¡Díganme si no es esta una verdadera aventura!".
GERALDINE FARRAR. La estrella del Metropolitan a principios del siglo pasado estaba ya cansada de que el gran director musical Arturo Toscanini le diera órdenes durante un ensayo, y por eso, desde el escenario, le dijo: "Maestro, recuerde que el público viene a ver mi cara y no su espalda".
Fuente:
Revista Vanidades, Ecuador, julio 20 de 2004 y abril 11 de 2006