Publicado en
junio 09, 2020
"Es un clásico, señor"
Ilustración de Westmach
TODOS LOS AÑOS, el grupo de la iglesia al que pertenezco organiza una venta que tiene como objetivo recaudar fondos para el grupo juvenil. Durante la más reciente venta, justo cuando terminamos de acomodar la mercancía, se acercó a toda prisa un hombre de mediana edad. Refunfuñando, descolgó dos chaquetas deportivas y unos cuantos trajes del perchero. Luego se precipitó hacia la caja, en donde una voluntaria, sorprendida por su actitud, le preguntó si se sentía bien.
—No sé a dónde vamos a llegar —respondió el hombre, molesto—. ¡Es el tercer año que mi esposa regala mi ropa preferida a la iglesia!
MAGGIE THEISS
UN FIN DE SEMANA, mi familia y yo viajamos a Tuxtla Gutiérrez. Al circular por sus calles vimos un auto muy viejo y destartalado que tenía este letrero en el parachoques: "Me siento como nuevo". Todos nos reímos.
Más adelante encontramos otro auto prácticamente en las mismas condiciones y, cuando nos rebasó, notamos que también tenía un letrero en el parachoques. Decía: "Es mejor que andar a pie".
ALEJANDRA MANZO
CUANDO ME ENTERÉ de que en una de las compañías del edificio donde yo trabajo había un puesto vacante, de inmediato le avisé a un amigo mío que estaba desempleado. Él llamó por teléfono y le dieron cita para una entrevista.
Tiempo después me lo encontré y le pregunté cómo le había ido.
—Ni siquiera entré al edificio —me dijo, un poco desanimado—. Había tal cantidad de gente esperando afuera, que pensé que yo no tenía ninguna oportunidad.
Me tomó unos instantes darme cuenta de la verdadera causa del tumulto: mi amigo había llegado durante un simulacro de incendio.
JAN SMY
POCO DESPUÉS de que mi esposa tuvo un infarto, asistimos a un curso de nutrición en el hospital. La enfermera que lo impartía explicó la importancia de mantenerse hidratado, pues la presión baja y la pérdida de memoria eran signos evidentes de deshidratación.
Una voz en el fondo de la sala murmuró:
—¡Entonces mi esposo ha estado deshidratado los últimos 50 años!
ROD START
COMO EL SEDAL de mi caña de pescar estaba enredado, le pedí a mi esposa y a su hermana que caminaran con él hacia el otro extremo del jardín que está frente a la casa y lo mantuvieran tenso, mientras yo lo enrollaba otra vez en el carrete.
En eso, un hombre que pasaba caminando por la calle, al ver a las dos atractivas mujeres, me dijo:
—No sé qué está usted usando como carnada, pero déme una docena.
CONSTANTINO TATA
DURANTE UN PERIODO de ajustes Lifinancieros en la empresa donde yo trabajo, varias oficinas cambiaron de lugar. Después de ayudar en varias mudanzas me volví casi una experta, así que cuando vi a dos compañeros esforzándose por subir un pesado escritorio por un tramo de escaleras, me acerqué a ellos y les comenté que el mueble pesaría menos si le sacaban los cajones. Así lo hicieron, con un gesto de fastidio. Después colocaron los cajones sobre el escritorio y continuaron subiendo las escaleras.
DEBORAH HITCHIN
MI HERMANA JULIE, que está jubilada, caminaba por el Parque Nacional Waterton Lakes, en el sur de Alberta, Georgia, cuando en un recodo del camino se topó frente a frente con un oso gris. En un instante trepó a lo alto de un árbol, en donde permaneció hasta que se marchó el animal.
—¡Julie! —exclamé horrorizada cuando me lo contó—. iTienes 71 años! ¿Cómo diablos pudiste trepar a ese árbol?
—¡Es que tuve una buena motivación! —fue su respuesta.
NOREEN COTTLE