Publicado en
abril 01, 2020
CIERTO DÍA estaba yo desayunando con un amigo mío, que es cardiólogo, cuando recibió una llamada telefónica para informarle que a una paciente suya súbitamente le había dado un dolor en el pecho luego de hacer un esfuerzo físico. Mi amigo me pidió que lo acompañara al domicilio de la paciente, y en el camino lo oí decir en voz baja: "Ojalá que no sea un infarto".
Al entrar en la casa se dirigió de inmediato a donde se encontraba la mujer, y mientras preparaba el elec-trocardiógrafo para descartar su sospecha, exclamó:
—Con este estudio que le haré, voy a salir de deudas.
No se percató de su error hasta que los familiares de la paciente preguntaron:
—Oiga, doctor, ¿tan costoso va a ser ese estudio?
ALEJANDRO SOTOMAYOR
MI PADRE tenía un método muy original para contar los centenares de cabezas de ganado de su rancho. Cada primavera hacía caminar el ganado por una larga rampa que desembocaba en la puerta de madera de un redil. Cuando cada animal cruzaba la puerta para la inspección, mi padre hacía una marca en ella. Cierto verano acudió al banco a solicitar un préstamo y puso su ganado como garantía.
Cuando el funcionario pidió ver los registros de mi padre, él le contestó tranquilamente que no había ningún problema; luego se dirigió al rancho, desmontó la puerta del redil y regresó con ella al banco. Por supuesto, le dieron el préstamo.
EDWARD ARMIJO
EN LOS ESTUDIOS de televisión de Hollywood donde yo trabajaba, los despidos, las contrataciones y los enroques entre los altos ejecutivos eran cosa de todos los días. Cierta vez, en medio de este clima de inestabilidad, mi supervisor le dijo a su asistente:
—Voy a salir a comer. Si llama mi jefe, primero averigua quién es y luego dile que yo me comunico con él más tarde.
becquet com
TODAS LAS MAÑANAS, a primera hora, una de las secretarias de la oficina donde yo trabajo solía abrir el periódico y leer en voz alta el horóscopo de cada uno de los empleados.
Finalmente, un día nuestro jefe le dijo:
—Oye, Gwen, tú pareces ser una persona normal, equilibrada. No me digas que en verdad crees en la astrología.
—¡Por supuesto que no! —repuso la secretaria—. Ya sabe usted lo escépticos que somos los Capricornio.
DEAN MORGAN
A PESAR DE que los encargados de ventas por teléfono son aún menos apreciados que los dentistas y los auditores de impuestos, un amigo mío decidió tomar ese empleo durante sus vacaciones de verano.
Cierto día, mientras trataba de convencer a un cliente de hacer una compra, escuchó un clic del otro lado de la línea. Como creyó que elhombre había colgado el teléfono, preguntó:
—¿Sigue usted allí?
—Sí, todavía estoy aquí —respondió el sujeto.
—Lo siento, me pareció oír que había colgado el teléfono —exclamó mi amigo.
—No —replicó el hombre—, si hubiera colgado habría sonado más o menos así.
Y en seguida le mostró a mi amigo cómo suena un teléfono cuando cortan la comunicación.
TRAVIS JAMES
UNA ELEGANTE escuela privada, cercana a la ciudad de Nueva York, se había vuelto presa de los roedores. Por lo tanto, el director, que es amigo mío, le pidió a un ins-pector de sanidad que organizara una presentación audiovisual para maestros y alumnos, con el objeto de enseñarles cómo remediar la situación: por ejemplo, no acumular basura, no comer en los salones de clases, etcétera.
Al día siguiente, una maestra les pidió a sus pequeños alumnos que escribieran una carta de agradecimiento al inspector por su visita. Uno de los estudiantes escribió lo siguiente: "Estimado señor Johnson, gracias por venir a mi escuela. Yo no sabía cómo eran las ratas hasta que lo conocí a usted".
RONNY LEE