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diciembre 07, 2018
¡QUE SITUACION! Cierto año, mi hijo construyó una complicada perrera para mis mascotas. Esta, sin embargo, tenía una puerta giratoria y los perritos se mostraban renuentes a pasar por ella. Decidí enseñarles a hacerlo. Armada de galletas, me arrastré por la entrada y acabé sentada en cuclillas. Mi postura era de lo más ridícula: las rodillas sobresalían por detrás de las orejas, y tenía la cabeza y los hombros inclinados hacia abajo. Sin inmutarme, estaba a punto de engatusar a los animales para que entraran, cuando un auto se detuvo frente a mi casa. De él descendió una mujer.
Es una vendedora, pensé, y opté por permanecer inmóvil. Una y otra vez, la mujer tocó el timbre, se dio por vencida, y ya estaba casi de regreso en su auto cuando los perros, que olfateaban la puerta de su nuevo hogar, captaron su atención. Cambió de dirección y se encaminó hasta la entrada de la perrera. Ya allí, se arrodilló y atisbó al interior. Sus ojos se encontraron con los míos por la ventana, dilatándose al instante de incredulidad, lo cual no era de extrañar. Allí estaba yo toda apretujada, con una galleta en cada mano y sonriendo tontamente. Atrapada, le dije lo único que se me ocurrió en ese momento: "¿Gusta usted una galleta?"
—A.P.
Fue el primero... solo. Mucha gente cree que Charles Lindbergh fue el primero en lograr la gran hazaña de la aviación: un vuelo transatlántico. En realidad, Lindbergh fue el septuagésimo noveno en cruzar en aeroplano el océano Atlántico, pero fue el primero en hacerlo solo.
—Richard Manchester, en Mammoth Book of Fascinating Information (A & W Publishers)
COMO HABÍAN VISITADO nuestra nueva casa en el campo varias veces, nuestros amigos pensaron que conocían el camino. Pero después de vagar un buen rato por apartados caminos, se detuvieron a pedir indicaciones a un granjero que descansaba en la mecedora del porche de su casa. Cuando le preguntaron si la ruta que habían tomado era la correcta, les contestó que sí. No quedaron muy convencidos, y volvieron a preguntar al granjero si estaba seguro.
—Nada pierden con probar —contestó el hombre—. De todas maneras están extraviados, ¿no?
—A.R.
DURANTE UNAS VACACIONES familiares en San Francisco, visitamos encantados las muchísimas atracciones de la ciudad. Como no queríamos dejar de ver el Barrio Chino, le preguntamos a un joven cómo llegar allá.
—Doblen primero a la izquierda en el siguiente semáforo —nos indicó—. Luego, caminen hasta que no entiendan los letreros.
—B.S.
HOMBRES Y LIBROS. Los grandes hombres nos atraen por sus actos, y los grandes libros nos atraen por los pensamientos que contienen. Los hombres y los libros nos incitan a progresar, a superarlos; actúan como escaleras, no como barandales. ¿Qué sentido tiene un nuevo horizonte si no es el de permitirnos vislumbrar otros diez, incluso más amplios?
—Giuseppe Prezzolini, en Il diario (Ciarrapico, Roma)
DEBE SER EN FRANCÉS. Mi marido, Tom, está muy orgulloso del francés que aprendió en la secundaria y en la universidad, pero nunca había tenido ocasión de practicarlo hasta que viajamos a Canadá. Cuando llegamos en nuestro automóvil a Montreal, tratamos de encontrar el Seminario de la Inmaculada Concepción, pero no tardamos en extraviarnos. Mi esposo divisó una figura solitaria en la calle y se acercó a pedirle indicaciones. Aclarándose la garganta, Tom dijo:
—Pardonnez-moi, monsieur, oú est le Séminaire de l'Immaculée Conception? (Perdón, señor, ¿dónde está el Seminario de la Inmaculada Concepción?)
El hombre pareció confuso un momento, y luego contestó en inglés:
—Disculpe, señor, pero no hablo francés.
Con aire satisfecho, Tom levantó el cristal de la ventanilla, se arrellanó en el asiento y me comunicó:
—No habla francés, Shirley. Tendremos que buscar a otra persona que nos informe.
—S.C.
LA OBRA DE NAVIDAD.
Cuando cese el canto de los ángeles,
Cuando haya desaparecido la estrella del cielo,
Cuando reyes y príncipes regresen a casa,
Cuando los pastores vuelvan con su rebaño.
Entonces empieza la obra de Navidad:
Encontrar al perdido,
Curar al herido,
Alimentar al hambriento,
Liberar al preso,
Reedificas las naciones,
Poner paz entre los hermanos,
Componer música en el corazón.
—Howard Thurman, en The Mood of Christmas
SOBRE LA PERSPECTIVA DE LA VIDA. El otro día traje de Brasil un pedazo de tronco petrificado que hace 220 millones de años estaba vivo. Tanto me fascinó, que si yo pudiera imaginar un objeto para idolatrarlo, como un vellocino de oro, elegiría este trozo de árbol.
Tiene anillos, así que uno puede ver cuántos años vivió, e imaginar que seguramente estaba en medio de un bosque con algunos animales: quizá monos, pájaros y gusanos. Y aquí estamos, preguntándonos cómo sobreviviremos a esta situación tan terrible a la que hemos traído al mundo. Por otro lado, tenemos una evidencia de tantos millones de años. Ese pedazo de tronco me sirve para tener un sentido de las proporciones.
—Yehudi Menu hin, citado por Alan Franks en el Times de Londres
MANTENER LA ARMONÍA en casa entre los chicos es fácil. Se necesita paciencia, comprensión y, por lo menos, dos televisores.
—Aldo Cammarota
BIEN INTENCIONADO. Hacía unos 20 minutos que viajaba hacia mi casa, cuando rompió el silencio en el tren un grito aterrador. Todas las cabezas se volvieron a mirar a la que lo había proferido: una veinteañera de pelo oscuro. Con evidente turbación, musitó una disculpa: "¡Lo siento! Estaba dormida, y tuve una pesadilla".
Tras unas risitas nerviosas, se restableció la calma. Observé que el pasajero sentado junto a la muchacha, todavía aturdida, le hacía conversación: ¿Dónde vivía? ¿Qué hacía? ¿Le gustaba viajar todos los días a la ciudad?
Cuando la mujer bajó del tren en su destino, me incliné y palmeé al joven en el hombro.
—Fue un bello gesto de su parte ser amistoso con ella —le dije. El samaritano se volvió hacia mí y confesó:
—Francamente, sólo quise evitar que volviera a dormirse.
—Nick Katsarelas, citado por Ron Alexander en el Times de Nueva York
POR CUENTA DE LA CASA. Un amigo mío, aunque parece gozar de buena salud, es en realidad un hipocondriaco que tiene una interminable lista de enfermedades y de medicamentos para curarlas. Por este motivo, tanto sus amigos como su sufrida esposa suelen hacerle algunas bromas. Al comentar la última incursión del "enfermo" a la farmacia, su mujer observó: "Selecciones le telefonea a Gary todos los meses para enterarse de las noticias del mundo de la medicina".
—G.B.
Quien tiene méritos para envanecerse, no se envanece.
—José Narosky, en Si todos los tiempos... (Marymar Ediciones, Buenos Aires)
EN UN MUNDO PERFECTO... Los aumentos de sueldo serían mucho mayores de lo esperado. ...ni el chocolate ni las bebidas alcohólicas aportarían calorías. ...dejar las cosas para mañana se consideraría una virtud. ...los adolescentes preferirían cortar el césped a hablar por teléfono. ...los niños, durante un viaje, exclamarían: "¡Es divertidísimo viajar en auto!" Y en seguida se dormirían.
— John Gratton, en Folio Weekly (Jacksonville, Estados Unidos)
VOZ SIN IMAGEN. Mi hermana, que apenas mide metro y medio, obtuvo una licencia de lectora laica en la Iglesia Anglicana. Antes de su primer sermón, se sentía nerviosa, como es natural. Al empezar, dijo:
—Si no me escuchan allá al fondo, por favor díganmelo.
Acto seguido, una voz estentórea respondió:
—La escuchamos muy bien; pero, ¿dónde está usted?
—M.E.
¡QUE MARAVILLA! Descripción aparecida en TheSharper Image, catálogo de compras por correo: "Reloj Cricket: su mecanismo suizo de 17 joyas no necesita pilas. Basta darle cuerda todos los días".
—E.R.
PARA NEGOCIAR CON ÉXITO. "Si sus argumentos tienen mucho peso y quiere ser usted un negociador firme, evite enfrentarse con la otra parte", aconseja el psicólogo inglés Derek Rutter, de la Universidad de Kent.
En una serie de negociaciones simuladas, en que Rutter les pidió a los "negociadores" que hablaran por el sistema de intercomunicación, ganó casi siempre la parte que tenía los mejores argumentos. Esta, en cambio, tuvo que ceder terreno cuando las conversaciones se desarrollaron en torno de una mesa.
Según Rutter, las negociaciones por teléfono fuerzan a las personas a concentrarse en la tarea que tienen ante sí. Planean mejor lo que quieren decir, son más impersonales y se interrumpen mucho menos que cuando están frente a frente.
A este sentimiento de distancia psicológica que se logra a través del teléfono lo llama Rutter "falta de pistas"; es decir, la ausencia de señales que denotan la presencia física, como los pequeños sonidos que no capta el teléfono, los movimientos e incluso el olor, elementos todos que influyen en el curso de las pláticas.
—Ivor Smullen, DUO
De todos los prodigios del mundo, el hombre es el mayor.
—Sófocles
LLAMADA GATUNA. Nuestro gato, Fígaro, vuelve a casa a eso de las 10 u 11 de la noche a cenar. Si no llega, enciendo la luz del garaje y lo llamo hasta que aparece. Un día, mi hija explicaba a una amiga dónde vivíamos, y esta preguntó: "¿Queda cerca de la casa donde una mujer sale ya tarde por la noche y se pone a cantar ópera?"
—M.M
MI MARIDO Y YO comíamos en un restaurante de servicio rápido cuando un pedazo de alimento se le trabó en la garganta. Podía respirar, pero sufrió un acceso de tos.
Me levanté de un salto y corrí al mostrador para pedir un vaso de agua, y expliqué que mi marido se ahogaba. Con expresión de asombro, la encargada de servir los alimentos me miró y preguntó: "¿Vaso grande, o pequeño?"
—S.S.
HOSPITALIZADO por fractura de pierna, el paciente debía ser ayudado cada vez que deseaba levantarse de la cama. Una tarde, intentó llegar por sí solo a su silla de ruedas, pero se quedó a medio camino. Desesperado, logró oprimir el botón para llamar a la central de enfermeras, y gritó: "¡Auxilio!"
Una voz serena le contestó por el interfono: "¿Podría ser usted un poco más explícito, señor?"
—E.C.
ENSEÑO CANTO en una escuela secundaria. A veces tengo a mis propios hijos en la clase. Un día mi hijo me pidió que le diera un lápiz. Como maestra, normalmente no presto útiles a los alumnos que no los traen a la escuela; pero como madre, ayudo a mis hijos siempre que puedo. Le pregunté a mi hijo si le hablaba a su maestra, o a su madre, a lo cual replicó: "Depende de quién tenga el lápiz".
—J.P.
CUANDO NUESTRO HIJO empezó a trabajar de agente de una compañía aseguradora, le explicó a su hijita lo que haría en su nuevo empleo. Poco después, durante una visita en que pasaron la noche con nosotros, ella dijo sus oraciones antes de dormir y pidió a Dios que cuidara de las personas afectadas por un reciente huracán. Luego, agregó: "... y por favor, que hayan comprado su seguro!"
—D.L.
UN HOMBRE INTELIGENTE jamás se irritaría si tuviera delante siempre un espejo y se viera a sí mismo cuando discute.
—J.L. Martín Descalzo, en Blanco y Negro (España)