Publicado en
diciembre 15, 2017
Por Tom Dodds
AQUELLA fue una escena digna de Los pájaros, lá clásica película de Alfred Hitchcock. En cuanto encendieron las luces de la sala, Michael y Wendy Glover, de Sylmar, California, se encontraron con que las paredes y los muebles estaban totalmente cubiertos de pajaritos de color oscuro. Unos 2000 vencejos migratorios se habían metido en su casa a través de la chimenea. "Gran parte de ellos dormía", explicó Michael, "pero los que estaban despiertos revoloteaban en nuestro derredor".
Varios empleados del Departamento de Reglamentación Animal de la ciudad de Los Ángeles tardaron cuatro horas en desalojar a las aves del lugar. Por su parte, los Glover emplearon cuatro semanas en limpiar y repintar la sala.
Pero esto es sólo uno de los sucesos estrambóticos que he coleccionado. Hay más:
TOMA EL TREN... Zzzz. Descalzo, un niño de 11 años, que según su madre padece de sonambulismo, fue descubierto caminando a lo largo de las vías férreas, a unos 160 kilómetros de su casa, en Danville, Illinois.
El chiquillo había saltado a un tren de carga en Danville, y fue a parar a Peru, Indiana. Según la policía, el niño no recordaba nada del viaje. El alguacil Bill Page declaró al respecto: "Se despertó, se bajó del tren y pensó que aún estaba en Danville".
La madre del niño informó que nunca antes él había caminado dormido fuera de casa.
BAJADA DEL CIELO. Al volver a casa, Becky Farrar, de Hinckley, Illinois, encontró un agujero en el techo de su recién remodelada cocina, y una calabaza hecha pedazos, esparcida por todo el piso.
Una investigación del caso condujo a los agentes de la ley hasta un par de paracaidistas acróbatas, que accidentalmente habían dejado caer la calabaza al írsela pasando unos a otros durante una caída libre, en la Noche de Brujas.
AUTOPERSECUCIÓN. Un extraño episodio ocurrió cuando la directora de una escuela primaria, en las afueras de Washington, D.C., llegó en su automóvil a la glorieta frente a las oficinas de la escuela.
Presurosa por recoger algo, salió del vehículo, y lo dejó con el motor encendido. Después de que la directora cerró la portezuela, no se sabe cómo, la trasmisión automática cambió la posición de estacionamiento a marcha atrás.
Esto hizo que el automóvil, ya sin conductor, retrocediera y girara cientos de veces en torno a la glorieta con los faros encendidos, durante dos horas y media, mientras la policía se afanaba en resolver el problema.
Finalmente se solicitó una grúa. Maniobrando con destreza, el conductor de esta enganchó la defensa del automóvil al elevador de la grúa. Alzó después las ruedas traseras, para impedir que estas tocaran el piso, y entonces cesó la "autopersecución". Ninguno de los dos vehículos resultó dañado.
No obstante, el orgullo de la propietaría del auto causante del problema quedó herido. "Eso no me hizo gracia", comentó.
PEQUEÑO DESLIZ. En Chicago, un hombre de 81 años, acomodador de autos en un estacionamiento hacía 46 años, accidentalmente atravesó con uno de los vehículos una pared del segundo piso, chocando, además, con una escalera de emergencias y una camioneta estacionada, antes de caer seis metros en un callejón.
Con todo, Cornelius Robinson, el conductor, salió ileso del auto.
"Fue algo increíble", observó el jefe de bomberos William Crawford. "Logramos incluso hacer funcionar el vehículo después del accidente. No estaba en buenas condiciones, pero aún podía conducirse".
CISNE 1, SOVIÉTICOS 0. En un extraño combate aéreo en los cielos de Siberia, un cisne atacó a un helicóptero que transportaba a trabajadores de un gasoducto. Durante 13 minutos, el ave acosó al helicóptero en cada movimiento, y obligó a la tripulación a cambiar el sitio de aterrizaje.
BOMBAS DE CEREZA. El yogur de cereza parece ser un alimento bastante inofensivo, pero los clientes de una tienda de abarrotes en Gran Bretaña se llevaron un verdadero susto cuando los envases de yogur de pronto comenzaron a estallar y a salpicarlos.
Según parece, el exceso de levadura en el yogur puede convertirlo en una bomba.
PÁJARO EN MANO. Todo empezó cuando Donald Hudson, de Midland, Michigan, advirtió cómo, de repente, su diario se movía solo. Un pájaro se había acurrucado dentro del periódico, cubierto con plástico, antes de que Hudson lo recogiera del prado de su casa y lo pusiera a su lado, en el asiento del auto. Así que se detuvo y puso la palanca de velocidades en neutral, para permitir que el ave se fuera.
Tenía una pierna fuera del vehículo cuando la palanca de velocidades se deslizó, y el auto se puso en marcha. Tenía el otro pie y la pernera del pantalón trabados bajo el asiento, por lo que intentó sostenerse dando brincos calle abajo. En el intento, los pantalones se le bajaron hasta medio muslo.
Finalmente, el pie de Hudson se destrabó; el hombre cayó del auto y se golpeó la cabeza contra el pavimento. El vehículo siguió su marcha, hasta que se estrelló en el porche de la casa de un vecino.
BORRACHOS Y ESCANDALOSOS. Una docena de elefantes de la India, hambrientos, entró estruendosamente en una aldea del estado de Assam, donde acertaron a toparse con unos barriles de lao pani, cerveza a base de arroz. Los paquidermos se bebieron toda la cerveza, y quedaron tan intoxicados, que se durmieron.
A la mañana siguiente partieron a sus correrías, indudablemente afectados por la resaca. Para sorpresa de todos, esa misma tarde volvieron al pueblo en busca de más cerveza.
EL AVIÓN QUE VOLÓ SOLO. Hubo un ligero problema cuando el avión monomotor de hélice despegó de una pequeña pista, cerca de Sackets Harbor, Nueva York: el piloto se quedó en tierra.
Douglas Youngs había ahogado el motor del avión al proceder a encenderlo. Así pues, apagó los magnetos, abrió la válvula reguladora y dio vuelta hacia atrás a la hélice, a fin de que el carburador eliminara el exceso de combustible. Luego, al re-encender los magnetos, olvidó cerrar la válvula. De ahí que el motor encendiera y el avión avanzara dando tumbos por la pista y un maizal adyacente, arrastrando a Youngs unos 150 metros, mientras el desesperado piloto trataba de subirse al aparato para detenerlo.
Al fracasar en su intento, Youngs presenció cómo el aparato despegaba, se elevaba en espiral y desaparecía de su vista. El monomotor fue hallado después a diez metros de altura, posado en las ramas de un álamo, cerca de Star Lake, Nueva York, a 100 kilómetros de allí.
CONDENSADO DE "FAMILY SAFETY & HEALTH" (VERANO DE 1988). © 1988 POR THE NATIONAL SAFETY COUNCIL, DE CHICAGO, ILLINOIS. ILUSTRACIONES: ROY MCKIE.