Publicado en
octubre 18, 2017
CON EL tiempo, aprendes la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar a un alma.
Y aprendes que el amor no significa apoyarte en alguien, y que la compañía no significa seguridad.
Y empiezas a entender que los besos no son contratos, ni los regalos, promesas.
Y empiezas a aceptar tus derrotas con la cabeza en alto, con los ojos bien abiertos, con la compostura de un adulto; no con el rostro compungido de un niño.
Y aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo, aprendes que incluso los agradables rayos del Sol queman, si te expones a ellos demasiado.
Por lo tanto, siembra tu propio jardín y adorna tu propia alma, en vez de esperar a que alguien te lleve flores.
Y así aprenderás que en realidad puedes sobrellevarlo todo... que en verdad eres fuerte. Y que en realidad vales mucho.
—Poema anónimo
EXISTE siempre un tiempo de quietud en los bosques de todo el mundo. En tanto que sólo contadas personas duermen la siesta, hay la tendencia, en casi todas las criaturas salvajes, a interrumpir lo que estén haciendo y descansar por las tardes. En general, entre la una y las 3, es raro el ser silvestre que está en actividad. Si se dedica usted a cazar, convendría que en ese lapso también pusiera a un lado el arma y durmiera un rato. Lo mismo es aplicable al pescador en ríos y lagos. Acaso este instinto del reposo sea el medio de que se vale la naturaleza para prevenir los ataques cardiacos entre los animales.
—John Hamlet
UN PROVERBIO judío aconseja "fatigar las penas": si las embotellas, si te las guardas, jamás se ablandarán. Así, por ejemplo, cuando veas a un amigo poco después de que él haya perdido a un ser querido, exprésale tus condolencias, de manera breve y sencilla; luego, hazle preguntas que le permitan conservar la compostura. Estas preguntas pueden referirse a la persona difunta, pero no directamente a la aflicción del que sufrió tal pérdida.
Pregúntales, por ejemplo, si toda la familia pudo asistir a los funerales, o si él o ella piensa hacer un breve viaje. Si ambos amigos están solos y el deceso está reciente, la persona doliente quizá desee hablar de su pena; quizá necesite hablar de eso, y de nada más.
En tal caso, como dice Shakespeare: "Dad palabras al dolor. La desgracia que no habla murmura en el fondo del corazón, que no puede más, hasta que le quiebra".
—Barbara Walters