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septiembre 18, 2017
(1889-1984)
RODEADA de los narcisos y tulipanes que enmarcan "High Winds", el hogar que ella construyó y tanto amó, Lila Acheson Wallace, cofundadora del READER'S DIGEST junto con su esposo, el difunto DeWitt Wallace, murió apaciblemente una brumosa mañana del pasado mayo. Consagró la mayor parte de sus 94 años a crear, preservar y difundir la belleza. Desde las márgenes del Nilo (donde contribuyó a salvar el antiguo templo de Abu Simbel de las invasoras aguas, en Asuán) hasta el jardín zoológico del Bronx, en Nueva York (donde, en su mundo de pájaros, hay tormentas tropicales artificiales), dedicó tiempo y riquezas a proteger las artes.
La señora Wallace eligió, hasta pocos años antes de su muerte, las obras de arte que ilustraron los forros de la revista READER'S DIGEST. Supervisó el diseño de las oficinas principales de la Compañía, en Pleasantville, Nueva York; llenó las paredes con pinturas de famosos maestros y hermoseó los alrededores. Hizo posible grandes cambios en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, donde transformó en lugares de perenne belleza el vestíbulo, la fachada y el pabellón de arte egipcio. (Enormes vasos con flores fuera de temporada —donación a perpetuidad de la señora Wallace— recordarán a los visitantes las bellezas de la naturaleza durante la siguiente estación.)
Restauró con infatigables esfuerzos, a orillas del Hudson, una mansión histórica, Boscobel, para que evocara la fastuosa vida de los terratenientes de principios del siglo XIX. Amaba la música, y ayudó a patrocinar óperas, la Escuela de Música Juilliard y otras actividades artísticas en el Lincoln Center. Combinaba el amor a las flores con el amor al arte cuando se convirtió en la principal contribuyente para la restauración de los jardines de Claude Monet, en Giverny, Francia.
Después de graduarse en 1917 en la Universidad de Oregon, fue maestra en una isla del Puget Sound; trabajadora social en una fábrica de municiones durante la Primera Guerra Mundial, y directora de servicios sociales en la Junta Presbiteriana de Misiones Nacionales.
En octubre de 1921, tres meses antes de la aparición del primer número de la revista READER'S DIGEST, se casó con un tímido genio llamado DeWitt Wallace. Juntos —siempre juntos— vivieron su sueño: servir al prójimo en todas las maneras posibles y positivas, tanto en el ámbito de las publicaciones, como en el de la filantropía. Juntos amasaron una fortuna, y juntos gastaron gran parte de ella en obras benéficas. A menudo decía que se había aprendido de memoria su sencillo testamento: "Yo, Lila Acheson Wallace, en pleno uso de mis facultades... lo gasté todo".
Quizá su mayor don fue el amoroso apoyo que siempre brindó a su esposo. Juntos, en gozosa delectación, vivieron su máxima favorita: "Jamás te tomes demasiado en serio". Sus publicaciones y donativos, su acendrado humanismo, perviven como duradero homenaje a esta pareja extraordinaria.
Y siempre hubo flores a su alrededor. La noche anterior a la muerte de su esposo, la última vez que la vio, él se despidió de ella con un beso y le prometió: "Te traeré flores mañana por la mañana".
—LA REDACCIÓN