Publicado en
septiembre 18, 2017
Conviene evitar el exceso de azúcares refinados.
Por Rosa Guerrero.
Los niños sanos suele ser muy activos y no se están quietos. Este comportamiento normal forma parte del proceso de desarrollo. Sin embargo, cuando la actividad es exagerada y va asociada a otros signos —dificultad para mantener la atención, falta de persistencia, impulsividad, problemas de comunicación y comportamiento, agresividad y bajo rendimiento escolar—, puede tratarse de un caso de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Este conjunto de síntomas suele pasar desapercibido durante los dos primeros años de vida, ya que el niño sólo presenta problemas en el ritmo del sueño, reactividad elevada a los estímulos auditivos y cierta irritabilidad. Hacia los tres años aparece una actividad motora excesiva y escasa conciencia del peligro, con propensión a sufrir accidentes. La desobediencia y la inadaptación social se instauran paulatinamente, lo que genera conflictos en la familia, desaprobación y rechazo. A partir de los seis años, el fracaso escolar suele disparar la señal de alarma en padres y profesores.
FACTORES PRECURSORES
Las causas que llevan a la aparición del TDAH son diversas y, ante todo, hay que descartar que el niño no padezca una disfunción tiroidea u otra patología asociada a una respuesta hiperactiva. Sin embargo, los factores más frecuentes que están detrás de esta alteración son los siguientes:
Consumo excesivo de azúcares refinados de rápida asimilación. Provoca ciclos de hiperglucemia (con hiperactividad, agresividad e irritabilidad) e hipoglucemia (fatiga, falta de atención).
Alimentación pobre en micronutrientes esenciales. La subcarencia de vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales dificulta el metabolismo de los neurotransmisores cerebrales y agrava los trastornos de atención.
Intolerancias alimenticias. Algunos alimentos (lácteos, harinas refinadas, aditivos) pueden producir irritación intestinal e intolerancias, con el correspondiente malestar fisico e irritabilidad.
Intoxicaciones por metales pesados. En concreto, un exceso de plomo en el organismo puede provocar déficit de atención y disminución de las capacidades mentales.
Parásitos intestinales. Provocan picor e irritabilidad, con lo que dificultan la concentración.
Falta de ejercicio fisico o juegos. Los niños necesitan moverse, jugar y correr para estar sanos.
Entorno social desfavorable emocionalmente. Maltrato psicológico, falta de afecto familiar y de aceptación, etc.
SUPLEMENTOS NUTRICIONALES ADECUADOS EN TDAH
Para tratar el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, es imprescindible hacer una corrección alimentaria en la que se minimizará la ingesta de azúcares refinados —sobre todo durante el desayuno—, los lácteos y las grasas saturadas. Es recomendable aumentar el consumo de vegetales, frutas frescas y cereales integrales, priorizando el arroz, así como suplementar la dieta con tres complementos naturales:
Ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega 6. Contribuyen al desarrollo neurológico e inmunitario y regulan diversas funciones biológicas.
Complejo multinutriente. Con vitaminas del grupo B, antioxidantes (A, C y E) y minerales como calcio, hierro, magnesio, zinc y selenio.
Suplemento proteico. Conviene aumentar el consumo de proteína por la mañana y reducir el de los azúcares. Estos suplementos pueden ser de origen vegetal (proteína de soja o de guisante) y deben estar libres de lactosa, gluten y trigo.
Fuente: REVISTA INTEGRAL - JULIO 2009