Publicado en
mayo 15, 2017
Ejercicio y dieta ecuilibrada, para acelgazar con salud.
Por Rosa Guerrero.
Hoy en día, el valor de la imagen personal y el culto al cuerpo prevalecen frente a otros parámetros. Pese a todo, un 38% de la población adulta presenta sobrepeso y un 15%, obesidad. El exceso de kilos aumenta el riesgo de padecer múltiples patologías graves y puede reducir hasta en diez años la esperanza de vida. Pero, ¿dónde está el límite? Técnicamente se utiliza el término índice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso en kilos por la altura en metros al cuadrado. Si el resultado está entre 18 y 25, estamos dentro de lo considerado normal; entre 25 y 30, podemos diagnosticar sobrepeso y, si pasamos de 30, padecemos obesidad.
Los problemas de peso pueden aparecer por varias razones. El enfoque convencional para adelgazar se basa en la relación entre las calorías aportadas por la comida y las que se queman mediante el ejercicio y la actividad diaria. Pero ¿por qué hay personas que comen poco, hacen ejercicio y engordan, mientras otras pueden comer lo que deseen y mantienen un peso estable? La respuesta está en la tasa metabólica: el sistema de control interno que, a modo de termostato, regula cuánta grasa se necesita en el cuerpo.
REGULACIÓN DE LA ENERGÍA
A la mínima energía que necesitamos para mantenernos vivos, en reposo absoluto y temperatura constante, se le llama tasa de metabolismo basal (TMB). Esta tasa depende de factores como el peso corporal, la relación entre masa de tejido magro y graso, la superficie externa del cuerpo, el tipo de piel e incluso la aclimatación a la temperatura exterior. Los niños tienen una TMB superior a la de los ancianos, pero, a medida que vamos cumpliendo años, esta tasa disminuye y la tendencia a acumular grasa es mayor. El envejecimiento se asocia con el descenso en el gasto de energía metabólica y la quema de calorías. Esto explica por qué una dieta por sí sola a menudo fracasa en el control del peso y por qué es tan importante impulsar la tasa metabólica en reposo si queremos perder ese lastre de grasa corporal.
La mayoría de las dietas hipocalóricas consiguen que la persona pierda musculatura, más que grasa. La quema de músculo (proteínas) deja unos residuos en el organismo que causan malestar general. Por otro lado, como consecuencia de dicha pérdida, aumenta la proporción de grasa en relación al músculo. Y cuanta más grasa hay en el cuerpo, más lento funciona el metabolismo, ya que el tejido graso es muy perezoso en comparación con el muscular. Así pues, la mejor forma de obtener un peso adecuado es olvidarse de las dietas para adelgazar y aprender a comer de manera equilibrada. Una buena alimentación ayuda a crear células sanas y un cuerpo sano es capaz de metabolizar la comida correctamente y producir un nivel óptimo de energía sin acumular grasas innecesarias.
CLAVES PARA ACTIVAR EL METABOLISMO
● Tonifica la musculatura un mínimo de tres días a la semana, haz estiramientos y practica a diario ejercicio físico cardiovascular durante 30 minutos.
● Busca situaciones que te obliguen a moverte.
● Pasea durante 10-30 minutos después de comer y/o cenar.
● No dejes de desayunar ni ingieras menos de 1.200 calorías al día.
● Limita el aporte de grasas en la dieta e incrementa el consumo de fibra.
● Si tu metabolismo es lento, puedes activarlo con la ingesta de algunos suplementos naturales: cromo, para mejorar la utilización de la insulina; ácidos grasos esenciales para estimular el metabolismo; alga kelp, rica en yodo, para regular la glándulan tiroides; garcinia; I-carnitina,etc. Estos complementos deben ser seleccionados por un profesional de la salud en función de cada persona.
Fuente: REVISTA INTEGRAL - JUNIO 2009