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enero 07, 2017
COMO DIRECTOR asistente de seguridad, suelo pasar algunas noches en el almacén vigilando desde un lugar oculto a los empleados del aseo. Cierta noche me infundieron sospechas dos hombres que trabajaban con demasiado ahínco y rapidez, encerando el piso como si de ello dependiera su vida. No tomaron descanso y terminaron en la mitad del tiempo normal. De allí se fueron a la sección de juguetería. Van a robar, pensé. Pero no. Tomaron el trenecito eléctrico que estaba en exhibición, extendieron el sistema de carriles alrededor de los mostradores y por el pasillo central, engancharon algunos vagones y durante una hora estuvieron jugando a los trenes, en cuclillas. Al final recogieron todo y lo colocaron en su sitio para retirarse cansados, pero muy contentos.
—T.M.T.
NUESTRA asociación bibliotecaria pasó la mañana de gira por las nuevas instalaciones. Discutíamos ruidosamente en el autobús los planes para el almuerzo cuando el chofer gritó por el altavoz: "¡No hagan tanta bulla!"
Nos quedamos de una pieza y por un momento en silencio absoluto. Luego el conductor, fornido y barbado, volviéndose a nosotros con una amable sonrisa, añadió: "Damas y caballeros, perdónenme si los asusté. Es que no pude resistir la tentación de mandar callar a 38 bibliotecarios. Gracias".
—R.A.T.
CIERTO carpintero convino en hacer un trabajo a un cliente famoso por no pagar a los artesanos locales. Concluida la tarea, el obrero presentó su cuenta y el otro prometió enviarle en seguida por correo un cheque.
A los dos días el carpintero recibió una llamada telefónica de su cliente, que quería saber si conocía la causa de un olor extraño en el estudio. "Tal vez", contestó. "Haré lo que pueda cuando me haya pagado usted el primer trabajo".
Al llegar a casa de su cliente, el carpintero recogió el cheque y, acto seguido, entró en el estudio, se acercó a la chimenea y sacó de ella un bacalao muerto.
—W.J.S.
TENGO en Washington un amigo cuya hija, estudiante de primer año universitario, quería trabajar para el gobierno durante las vacaciones. Fue a la oficina de correos a buscar un formulario de solicitud, pero no los tenían, así que tomó un taxi hasta la Comisión de Servicio Civil, donde tampoco los halló en la sección de información, así que tuvo que hacer cola durante 40 minutos para obtenerlo.
Cuando llegó ante la ventanilla, preguntó al recoger el formulario:
—Por pura curiosidad, ¿por qué no ponen esos papeles donde uno pueda tomarlos sin hacer estas colas?
—Antes los poníamos —respondió el empleado— pero los solicitantes se los llevaban.
—R.A.P.
EL HIJO de Liliana cumplía el servicio militar; su hija asistía a la universidad y su marido tenía un empleo nuevo que le absorbía largas horas. Se sentía triste y solitaria, me dijo, hasta que su esposo enmendó sus hábitos y comenzó a llegar a casa a tiempo para la cena.
—¿Cómo lo lograste? —pregunté a mi amiga.
—Muy sencillo: preparándole almuerzos menos sustanciosos para llevar.
—A L.
COMO EN estos días la gente ve el divorcio con tanta ligereza siempre me agrada recordar el sólido y jovial entendimiento mutuo de una pareja que conozco, que lleva casi 50 años de matrimonio.
Un día estaban discutiendo y, para cambiar el tema, él preguntó a su consorte qué desearía como regalo de cumpleaños.
—El divorcio —respondió agriamente.
—Bueno... —objetó él—; es que no pensaba gastar tanto...
—J.M.
ME HABÍAN nombrado reina infantil del Carnaval de Mayo en la escuela parroquial y, como tal, tendría el honor de coronar la estatua de la Virgen en las ceremonias del día primero.
El viernes anterior a la fiesta convocaron a toda la escuela en la iglesia para un ensayo. La corona era de yeso, dorada e incrustada de vidrios de colores. Tenía muchos años y yo la miraba con reverencia. Subí la escalera y coloqué cuidadosamente la diadema sobre la frente de la Virgen, pero, horrorizada, la vi resbalar, caer al suelo y hacerse mil añicos. Paralizada por el terror, esperaba la venganza del cielo... que vi llegar en forma de hábito negro sobre una religiosa:
"¡Gracias a Dios!" susurró al llegar a mí. "Ahora nos darán una nueva."
—R.W.