Publicado en
diciembre 07, 2016
Beneficioso para la piel, es un potente antiinflamatorio.
Por Laura Kohan.
Si por algo es conocido el aloe vera desde la antigüedad es por sus confirmados beneficios en los problemas asociados a la piel. Aún hoy son muchos los médicos que recomiendan preparados con esta planta para tratar quemaduras, eczemas, cortes o psoriasis. Lo que quizá se conoce menos es su riqueza nutricional: contiene un amplio surtido de aminoácidos, vitaminas, minerales y enzimas que, además, potencian la absorción de cualquier nutriente que lo acompañe. Tiene un enorme efecto depurativo que estimula la eliminación de toxinas y puede actuar como purgante. Es un poderoso antibiótico y antiinflamatorio natural y, tomado con regularidad, mejora el tránsito intestinal y equilibra la flora interna. Si no estamos acostumbrados a tomarlo lo ideal es introducirlo en la dieta poco a poco para que el organismo se habitúe a él. Pero su consumo está desaconsejado en el ciclo menstrual, embarazadas y niños menores de 10 años. Tampoco es conveniente en casos de insuficiencia renal o cardiaca, hemorroides o cistitis.
BUEN ALIADO EN LA COCINA
Al utilizar el aloe vera fresco en la cocina hay que cortar la hoja por la base de la planta y dejarla reposar un rato con el corte hacia abajo para que suelte gran parte de su amarga aloína. También se puede poner en remojo una hora. Después, debemos pelar el trozo que vamos a utilizar y lavarlo bien bajo el grifo para retirar todo el acíbar o látex, que es muy purgante y con poco interés nutricional. Una vez limpio, podemos trocearlo y comerlo al natural o agregarlo a macedonias de fruta y ensaladas. Un gran aliado para ayudar a contrarrestar el amargor del aloe si lo tomamos en zumo o batido es el sirope de agave que, además, enriquece su gran contenido en micronutrientes. Si queremos potenciar sus efectos y hacerlo más digerible, se le pueden agregar unos trocitos a la elaboración del kefir de agua que después podremos comer. Lo mejor es utilizarlo en platos fríos y, si vamos a incorporarlo a postres o mermeladas, hay que hacerlo hacia el final de la cocción para no destruir sus sustancias nutritivas. El trozo de penca que no utilicemos se puede guardar dos semanas, aunque irá perdiendo parte de sus nutrientes. Hay que envolverla con film y guardarla en la nevera.
El mejor aloe es de la variedad Barbadensis y, a ser posible, procedente de cultivos biológicos que utilicen métodos artesanales de procesado que no desvirtúen sus propiedades. También conviene que en el envasado se hayan evitado ciertos aditivos que pueden mermar sus capacidades terapéuticas. Si lo utilizamos para uso externo hay que comprobar que contiene aloína ya que gran parte de los productos comercializados carecen de esta preciada sustancia. Lo más recomendable es proveernos de una planta de aloe vera. Para ser rica en aloína debe ser mayor de 3 años. Es una planta muy agradecida: requiere pocos cuidados y riego. Sólo necesita estar en algún sitio cálido, dentro o fuera de casa, y siempre expuesta a la luz del sol.
UN ENORME CONTENIDO EN NUTRIENTES
El aloe vera aporta vitaminas A, C, E y todas las del grupo B, asi como 20 minerales, entre los que hay que mencionar el germanio, que mejora nuestra circulación periférica, oxigena las células y actúa como filtro depurativo de nuestro organismo.
También es rico en 25 aminoácidos, de los cuales siete son esenciales y ricos en polisacáridos, que pueden llegar hasta 2.000 mg por litro.
Entre sus principios activos hay que destacar enzimas corno las fosfatasas y las amilasas, que estimulan el sistema inmunitario, y la aloína, que facilita la penetración de otros nutrientes ayudando a potenciar sus efectos beneficiosos.
MERMELADA DE ALOE Y MANZANA
Para elaborar esta receta con aloe vera tenemos que utilizar fruta con alto contenido en pectina: manzana, pera o membrillo.
INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS
• 250g de una penca de aloe vera pelada.
• 250 g de manzanas peladas y descorazonadas
• 350g de azúcar moreno integral.
• 200ml de agua.
• 3 cucharadas de zumo de limón
ELABORACIÓN
Descorazonamos y pelamos la manzana La cortamos en rodajitas y ponenos a cocer con el agua, el zumo de limón y el azúcar a fuego suaves. Lavamos la penca de aloe y la cortamos en trocitos. Removemos y, cuando comience a tener textura de puré, le agregamos los trocitos de aloe vera. Bajamos el fuego al mínimo y removemos un par de minutos más para que el aloe se funda. Lo dejamos enfriar.
Fuente: REVISTA INTEGRAL - OCTUBRE 2008