LA RISA, REMEDIO INFALIBLE
Publicado en
septiembre 15, 2016
CIERTO padre de familia nos asegura que su hijo está chiflado con la ecología y no sabe hablar de otra cosa. "Por ejemplo", nos cuenta el sufrido señor, "el muchacho me gritaba una tarde:"
"—¡No resisto tanta mugre, tanta contaminación ni tanta basura!"
"Mirándolo un instante, le contesté:"
"—Está bien; entonces salgamos de tu habitación y vamos a hablar a otro sitio".
—B.M.
UN SEÑOR había comprado un loro en mil dólares. Es cierto que le costó caro, pero aquel pájaro era un genio. No sólo dominaba un extenso vocabulario, sino que se sabía expresar en cinco idiomas.
De la tienda prometieron enviárselo esa misma tarde.
Después del trabajo, el orgulloso comprador del loro sabio fue directamente al hogar y preguntó si había llegado su adquisición.
—Sí, ya llegó —le respondió su mujer.
—¡Excelente...! Y ¿dónde lo pusiste?
—En el horno.
—¿Cómo que en el horno? ¡Dios Santo! ¿No sabes que ese loro hablaba cinco idiomas?
—Entonces —preguntó la mujer— ¿Por qué no habló a tiempo?
—J.D. de B.
EL DIA del matrimonio de nuestra hija, el novio y el padrino, al llegar a la iglesia, fueron a la sacristía para esperar la señal de que venía la novia. Los monaguillos ya estaban allí: Uno de ellos se había acomodado en una silla, con las piernas cruzadas y en actitud de total indiferencia. Por lo visto quería matar el tiempo charlando, pues, dirigiéndose al novio, le preguntó:
—¿Es tu primer matrimonio?
—W.O.B.
UN SEÑOR que había comprado una lancha logró por fin convencer a su esposa de que saliera a navegar con él.
—Mira —le insistía, ya en la lancha—: he practicado mucho en esta bahía y sé perfectamente bien dónde está cada escollo y cada banco de arena.
En ese preciso momento una peña sumergida rozó el casco de la embarcación y la estremeció de proa a popa.
—¿Ves? —anunció en seguida el navegante—: ese es uno de los escollos.
—C.C.
UN JOVEN melenudo, sentado en una silla de la barbería, se alarmó al ver que el peluquero agitaba un imán sobre su cabellera.
—No es ningún procedimiento nuevo —explicó el fígaro—. Sencillamente, trato de recuperar mis tijeras.
—Charivari, en la Gaceta Ilustrada, de España.
UN MUCHACHITO hacía esfuerzos sobrehumanos para conducir a un gran perro de lanas.
—¿A dónde lo llevas? —le preguntó un transeúnte.
—Todavía no lo sé —respondió el chiquillo—; pero cuando él decida a dónde quiere ir, lo llevaré allá.
—S.R.
EL LIBRERO de nuestra villa solía enviar libros a sus amigos y conocidos con esta nota: "Para su aprobación. Si no desea comprarlo, le ruego devolverlo".
Cierto día un constructor que aborrecía este método descargó un camión lleno de cascajo frente a la librería y colocó una tabla en el montón con estas palabras escritas en ella: "Para su aprobación. Si no desea comprarlo, le ruego devolverlo".
—L.U.
HACIENDO uso de la palabra en un mitin electoral, en el salón de actos del pueblo, el candidato peroraba y peroraba en tono monótono. En la primera fila un señor de edad se quedó dormido y empezó a roncar. El orador se puso a mirarlo, interrumpió su discurso y exigió a la esposa del anciano que lo despertara.
La respuesta de la señora no pudo ser más justa:
—Usted lo durmió; ahora a usted le toca despertarlo.
—H.A.B.
ESTANDO de vacaciones en Bulgaria, un ruso amistoso y sonriente me saludaba todos los días con las palabras Boaby Shar, que a mí me pareció que significaban "buenos días" en ruso.
—Boaby Shar, amigo —le dije sonriendo.
El intérprete me preguntó asombrado:
—¿Es usted amigo de Bobby Charlton, el famoso jugador de fútbol?
—L.B.
DURANTE unas elecciones en Alemania Federal, una monja joven, que por lo visto votaba por primera vez, entró en una casilla electoral.
Cuando le entregaron la cédula, procedió a meterla en el sobre sin marcar antes su candidato. Uno de los encargados le explicó:
—¡Hermana, no, primero tiene usted que marcar su voto con una cruz!
Al oír esto, la monjita se persignó, obediente, y echó el sobre en la urna.
—Stuttgarter Nachrichten