LA LEYENDA DE AMASIS (Kyle Brown)
Publicado en
septiembre 05, 2016
Cuenta Herodoto que Amasis había llegado al trono de Egipto desde una vil condición, ya que antes se había dedicado al robo y al pillaje.
Su elevación al trono causó una gran sorpresa y un enorme disgusto, pues los orgullosos egipcios se vieron así mandados por un hombre a quien juzgaban de clase inferior a los más bajos.
Amasis, viendo el desprecio con que era tratado, resolvió dar una lección a sus desdeñosos súbditos.
Entre los objetos que poseía para su uso personal se encontraba una jofaina de oro en la que se lavaban los pies todos los que iban a comer con Amasis. Mandó fundir la palangana y con el oro hacer una estatua de una divinidad, poniéndola después en una plaza pública.
Todo los que pasaban por enfrente de la estatua se volvían a ella y la adoraban con veneración.
Amasis mandó reunir a todos los que habían adorado a la estatua y les dijo:
—Esa estatua ante la cual os habéis inclinado tan reverentemente no es más que la jofaina en que os lavabais los pies, modelada de nuevo. A mí me ha ocurrido lo mismo: si en otro tiempo era hombre de clase inferior, ahora soy vuestro rey. Por lo tanto, habréis de respetarme y tenerme veneración.
Y en efecto, desde aquel día cesó el desdén de los egipcios por Amasis y le prestaron acatamiento y respeto.
Fin