DIEZ COSAS QUE HACER ANTES DE MORIR
Publicado en
diciembre 02, 2015
Elaborar una lista con nuestros deseos es una manera de conocer nuestras prioridades y de poner fecha de cumplimiento a lo que siempre hemos soñado.
Texto: Francesc Miralles.
La mayoría de personas elaboran una lista de "buenos propósitos" dos veces al año: los últimos días de diciembre y a finales de agosto, antes de la inevitable reentré. Suelen incluir planes de mejora personal como dejar de fumar, acudir regularmente al gimnasio o aprender inglés. Este tipo de propósitos tiene un índice de cumplimiento Ilamativamente bajo, ya que se calcula que un 90% de ellos deja de tener sentido en un plazo de tres meses. En realidad, sólo las personas de naturaleza metódica son capaces de resistir el aluvión de distracciones que nos alejan del plan fijado.
La razón de que esto suceda hay que buscarla en el origen de estos proyectos, que no obedece a una elección espontánea sino a presiones de índole social. El fumador quiere abandonar el hábito porque, además del evidente daño que supone para su salud, está mal visto. Las dietas para adelgazar, por su parte, buscan más agradar a las personas del entorno que el propio bienestar y los cursos suelen tener como fin una mayor capacitación profesional y, por lo tanto, no obedecen a un deseo profundo.
El fracaso se debe a que estas listas no surgen de una convicción personal, de una necesidad íntima, sino del poco evocad "debería" que percibimos como una obligación exterior e, incluso, impuesta. No nos identificamos con el propósito, que se va desgastando hasta que finalmente soltamos lastre, porque el esfuerzo para cumplirlo no compensa la gratificación que vamos a obtener.
El novelista William Faulkner decía que "la sabiduría es tener sueños lo bastante grandes para no perderlos de vista mientras los persigues". Estamos hablando de otro tipo de deseos y de otra clase de lista: la que incluye aquello que siempre hemos deseado hacer, pero que por algún motivo aún no hemos hecho.
LO QUIERO POR ESCRITO
En Estados Unidos hay verdadera pasión popular por las cosas que uno debería hacer antes de morir. En las listas que se publican en blogs o incluso en libros inspiradores hay propuestas emocionales como nadar con un delfín o hacer el amor en la playa, junto con otras más heterogéneas como capturar una pelota durante un partido de fútbol, ducharse bajo una cascada o asistir a la Oktoberfest (la tiesta de la cerveza) de Munich.
Entre lo que los expertos recomiendan hacer antes de morir está justamente escribir una lista con las diez cosas que desearías hacer antes de morir. Aseguran que al plasmar en el papel nuestros deseos más íntimos facilitamos su cumplimiento, porque la letra escrita tiene más fuerza que un antojo que pasa fugazmente por nuestra cabeza. Por otro lado, elaborar una lista también nos permite descubrir deseos que no nos habíamos planteado previamente. Además de darles visibilidad, el papel escrito nos permite fijar una fecha concreta de ejecución, lo cual supone un paso más hacia el ansiado objetivo. Esta radiografía de nuestras prioridades es también una invitación a romper con la inercia y a movilizar nuestras energías hacia el cambio que necesitamos.
Otro gran escritor norteamericano, Marc Twain, reflexionaba en este mismo sentido ya en el siglo XIX: "Dentro de 20 años te arrepentirás más de las cosas que no hiciste que de las que llegaste a hacer. Por lo tanto, ya puedes levar el ancla. Abandona este puerto. Hincha las velas con el viento del cambio. Explora. Sueña. Descubre".
Vivir los propios deseos, agotarlos en vida, es el destino de toda existencia.
Henry Miller
CÓMO LOGRAR LAS METAS
Todos los niños sueñan, y no sólo con la llegada de los Reyes Magos o con los regalos que recibirán por su cumpleaños. Sueñan con lo que harán de adultos, con lo que serán y con lo que conseguirán. Cuando preguntamos a un niño qué quiere ser de mayor, éste responde sin poner límites a aquello que desea vivir: ser astronauta, futbolista, abogado de los desfavorecidos, pintor de éxito...
La edad madura baja nuestras expectativas, con el riesgo incluso de irnos al otro extremo y perder la ilusión por lo nuevo. Dado que el ser humano proyecta en el futuro aquello que es en potencia, merece la pena que revisemos los sueños que albergábamos de pequeños.
Sobre esto, el profesor de realidad virtual Randy Pausch protagonizó una conferencia que ha sido ampliamente difundida en internet. Al saber que sufría un cáncer terminal. decidió dirigirse a sus alumnos para ofrecerles una última lección titulada Cómo hacer realidad los sueños de tu infancia.
Tras comunicar a su audiencia que le quedaba menos de un año de vida, a continuación explicó sus seis sueños de niño: vivir la gravedad cero, jugar en la liga nacional de fútbol americano, firmar un artículo en una enciclopedia, actuar en Star Treck, ganar un peluche en una feria y ser un creativo de Disney.
En los meses siguientes se dedicó en cuerpo y alma a cumplirlos todos. Gracias a la NASA, pudo experimentar 25 segundos de ingravidez; la enciclopedia World Book le invitó a escribir un artículo sobre la realidad virtual; realizó una colaboración con la factoría Disney y fue invitado a un entrenamiento de un equipo de fútbol americano. Incluso logró cumplir su sexto objetivo al representar un pequeño papel en la última película de la serie Star Treck.
Al recapacitar sobre estos sueños que podrían ser tildados de infantiles por muchos adultos, Randy Pausch declaró lo siguiente: "La primera vez que hice una lista con mis sueños tenía sólo 8 años. Treinta años después, esta lista me continúa sirviendo para muchos propósitos. Y sé cuál es el truco: no se trata de saber cómo hacer realidad tus sueños, sino de vivir tu propia vida. Si diriges tu existencia en la dirección adecuada, no tendrás que perseguir nada, porque los sueños vendrán hacia ti".
DARSE CUENTA A TIEMPO
Últimamente se han publicado dos novelas que se estructuran en torno a una de estas listas personales, con la muerte como telón de fondo. En una de ellas, titulada Lo siguiente en mi lista, de Jill Smolinski, la compañera de una chica fallecida en accidente descubre un papel con el encabezamiento: "Veinte cosas que debo hacer antes de cumplir los 25". Aunque quien lee esta lista jamás ha alcanzado sus propias metas, se decide a cumplir los sueños de la desaparecida como un homenaje póstumo. Entre los actos que debe realizar se encuentra, por ejemplo, besar a un desconocido, cambiarle la vida a alguien o correr los 5.000 metros.
Mucho más dramático es el reciente Antes de morirme, de Jenny Downham, en el que una adolescente con leucemia terminal decide ejecutar una lista de últimas voluntades. Enamorada de un vecino cuyo padre ha muerto, decide que practicar el sexo debe ocupar el primer puesto de su listado de prioridades.
Sobre las cosas que uno desearía haber hecho y que a menudo se descubren demasiado tarde, un texto atribuido supuestamente a Jorge Luis Borges analiza la vida en perspectiva desde el umbral de la muerte: "Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho, me tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico, correría más riesgos. Haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a lugares donde nunca he ido. Tendría más problemas reales y menos imaginarios (...) Todo esto haría si tuviera otra vez la vida por delante. Pero, ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo".
Merece la pena que en un momento dado revisemos los sueños que teníamos de niños.
RECUPERA TUS SUEÑOS DE NIÑO. Con la edad adulta, bajan nuestras expectativas y corremos el riesgo de perder la ilusión por lo nuevo. Para evitarlo, podemos revisar los sueños que teníamos de pequeños. De este modo, romperemos con la inercia y recuperaremos energía.
CONTRA EL HÁBITO DE APLAZAR
El enemigo número uno de los proyectos ilusionantes es el hábito de procrastinar o, lo que es lo mismo, aplazar; un trastorno anímico denominado también "abulia". Las personas que lo padecen se ven incapaces de administrar el tiempo de forma realista, por lo que nunca encuentran el momento para hacer aquello que se han propuesto.
La persona abúlica no ha perdido el oficio de soñar, pero suele abrumarse ante el inicio de un provecto. Para aplacar la angustia que le produce lo que tiene por delante retrasa una y otra vez su inicio. En su libro No lo dejes para mañana, la doctora M.S. Roberts atribuye esta actitud al miedo al fracaso. El soñador teme estrellarse y, por lo tanto, procrastina la acción de forma indefinida, porque no confía en sus posibilidades para llevar el proyecto a buen término.
Como compensación, las grandes metas se ven sustituidas muchas veces por pequeñas gratificaciones a corto plazo —ver la televisión, dormir, soñar nuevamente y otras por el estilo—, que a la larga sólo generan más frustración e inseguridad. El abúlico se halla preso de un síndrome de autoduda, y ante la duda de si será capaz de realizar lo proyectado se boicotea inconscientemente.
Lo peor de los procrastinadores es que a menudo no se limitan a apagar su propio fuego, sino que también tratan de extinguir el de los otros. Bajo el disfraz del realismo, tratan de desanimar a los demás en sus proyectos futuros para no quedar en evidencia al compararse con ellos. El mismo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hacía referencia a esta actitud en su discurso más célebre: "Los cínicos nos han dicho toda la vida que no podemos hacer lo que deseamos. Nos piden que nos ajustemos a la realidad, que no nos abracemos a falsas esperanzas. Pero no hay nada falso sobre la esperanza. Cuando nos enfrentamos a retos aparentemente imposibles, cuando nos advierten de que no estamos preparados para hacer esto o aquello, cuando nos dicen que ni siquiera merece la pena intentarlo porque no lo lograremos, entonces es cuando debemos responder: 'sí, podemos'".
Además de ser el primer paso para convencernos de que todos podemos llevar a cabo nuestras ilusiones, lo mejor de las listas es que no es necesario estar a las puertas de la muerte para cumplirlas. Basta con fijar una hoja de ruta personal que revisaremos regularmente para comprobar si estamos siguiendo el rumbo marcado. Si hacemos este ejercicio un día por semana. por ejemplo, veremos cómo nuestros deseos se traducen a la realidad.
El escritor y filósofo indio Rabindranath Tagore decía que "nunca atravesarás el mar si te limitas a mirar el agua desde la orilla". En el mundo hay demasiadas personas que se limitan a ser espectadoras de la vida sin implicarse activamente en su curso, cuando lo cierto es que en cuanto empezamos a navegar, las posibilidades se amplían y nos damos cuenta de nuestro propio potencial. Esa es la buena noticia: puesto que la vida empieza cada día, hoy puedes redactar diez cosas que hacer antes de morir y tachar la primera antes del final de la jornada.
En el mundo hay demasiadas personas que se limitan a ser espectadoras de la vida.
NUESTROS DESEOS EN SEIS CATEGORIAS
Para comprender mejor qué prioridades reflejan nuestros deseos, no debemos limitarnos a una sola lista donde, como un cajón de sastre, vamos dejando caer nuestros anhelos. Podemos abrir seis listas según los siguientes ámbitos:
ACONTECIMIENTOS. Se trata de sucesos que por su coste económico o por su dificultad sólo esperamos realizar una vez en la vida, como dar la vuelta al mundo, entrevistarnos con nuestro escritor favorito o hablar a la multitud.
LOGROS COTIDIANOS. En este archivo entrarían planes de mejora como ser más ordenados, alimentarnos mejor o reducir los gastos superfluos. Son los proyectos más comunes antes del inicio de un nuevo curso.
PROYECTOS A LARGO PLAZO. Se trata de metas como aprender una disciplina artística, escribir unas memorias o perfeccionar la práctica de un deporte. El éxito de este tipo de deseos reside exclusivamente en la constancia.
CAPRICHOS PUNTUALES. Por ejemplo, hacer el amor en un tren, trabajar de extra en una película o dormir bajo las estrellas. Estos antojos son significativos porque revelan lo más espontáneo que anida en nosotros. Muchos sueños infantiles que conservamos en la edad adulta pertenecen a este archivo.
CRECIMIENTO PERSONAL. Son cambios relacionados con el carácter y con nuestra manera de relacionarnos con los demás. Tienen incidencia directa en nuestra calidad de vida. La decisión de dejar de criticar, atreverse a decir que no o perdonar a las personas que nos han herido entrarían dentro de esta categoría.
MEJORAR EL MUNDO. Algunas ideas: enseñar a un analfabeto a leer, participar en una iniciativa de ayuda al Tercer Mundo o hacer campaña contra los alimentos transgénicos.
Fuente:
REVISTA INTEGRAL - ABRIL 2009