LO QUE DEBEMOS SABER ACERCA DE LA FIEBRE
Publicado en
junio 17, 2015
Cuando se eleva la temperatura corporal, el organismo está indicando que necesita ayuda. He aquí las posibles interpretaciones de ese síntoma, y los medios más adecuados para hacerle frente.
Por Theodore Irwin (Condensado de "Today's Health", publicado por la Asociación Médica Norteamericana).
¿Qué es la fiebre? Simplemente un aumento anormal de la temperatura del cuerpo. Sobre todo, es un síntoma, una indicación temprana de que algo anda mal en el organismo. En el adulto, puede reflejar desde una infección hasta alguna extraña enfermedad parasitaria.
¿La temperatura normal es de 37°C.? No siempre. La temperatura "normal" varía ligeramente de una zona a otra del cuerpo. Por lo general se considera que, para la mayoría de las personas, la temperatura corporal es normal cuando el termómetro, colocado debajo de la lengua, marca 37°C. (Cuando se toma en el recto, la temperatura normal es de 37,5°C.; en la axila, de unos 36,5°C.)
Sin embargo, hoy los médicos tienden a considerar como zona "normal" las temperaturas bucales de 36,1°C. a 37,2°C. Entre otros motivos, porque la temperatura corporal cambia en el curso de las 24 horas del día: es más baja (36,1°C., o menos) entre las 2 y las 5 de la mañana, durante el sueño, y más alta (tal vez hasta 37,5°C.) al final de la tarde o al caer la noche. Asimismo, es probable que sea algo más alta después de comer.
Además, de un individuo a otro se registran variaciones en la temperatura normal y habitual. En una facultad de medicina muy conocida cierto catedrático realizó un experimento revelador que consistió en tomar, a las 8 de la mañana, la temperatura bucal de 276 estudiantes sanos. En un estudiante el termómetro marcó una temperatura de 37,4°C., mientras que en otro marcó 35,9°C., y la temperatura bucal media del grupo fue de 36,7°C. Sólo en 19 de los 276 estudiantes se registraron 37°C.
¿Y las fiebres de los niños? Como en el niño no se ha desarrollado plenamente el sistema que regula la calefacción corporal, la temperatura tiende a elevarse de manera alarmante, aunque la criatura solo padezca una infección leve. Los niños de muy tierna edad, en particular, son más propensos a las fiebres altas que los adultos. Puede suceder que un niño con resfriado fuerte tenga una fiebre de 40,6°C., y que su enfermedad no sea de cuidado; sin embargo, si su padre tuviese la misma fiebre, es probable que corriera peligro.
¿Qué significa la temperatura elevada? Esencialmente, que el organismo está generando calor con más rapidez que lo que pierde. El sistema de calefacción del organismo es semejante al de una casa. Cuando el alimento (el combustible) se quema, el calor resultante va por los vasos sanguíneos (la tubería) a todo el cuerpo. Las capas de grasa acumulada bajo la piel (los materiales aislantes) sirven para reducir la pérdida de calor por la irradiación. Este proceso de producción y gasto de calor es constante; mientras se mantienen iguales, la temperatura es normal. Cuando hay fiebre, es evidente que el "termostato" ha subido demasiado.
¿Cómo se regula la temperatura del organismo? Por medio de ese termostato, que es un complicado mecanismo regulado principalmente por la parte automática del sistema nervioso. Se piensa que las células que regulan la temperatura se hallan agrupadas en el hipotálamo, región constituida por tejido nervioso, del tamaño de un dedo pulgar, situada en la parte inferior del cerebro.
¿Qué es lo que produce la fiebre? El Dr. David Gocke, profesor adjunto de medicina en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, lo explica así: "La fiebre es un síntoma de que alguna enfermedad cualquiera está afectando un tejido o un órgano. El cuerpo responde con un proceso inflamatorio. Cuando hay infección, por ejemplo, el organismo necesita desembarazarse de los residuos de tejido dañado. Los glóbulos blancos (leucocitos) se introducen en la zona y engullen el tejido dañado para sacarlo después por un sistema de drenaje. En el curso de esta operación los glóbulos blancos mismos se agotan y a menudo perecen, segregando pirógenos (sustancias químicas generadoras de calor), que circulan hasta el cerebro y estimulan el termostato para que entre en acción. La temperatura corporal se eleva; esto es, sobreviene la fiebre".
Si bien las infecciones son la causa más común, hay varios factores que pueden elevar la temperatura corporal. La fiebre puede estar relacionada con enfermedades como la gota o la cirrosis del hígado, en las que no hay infección clara. Una lesión o una quemadura pueden verter en el torrente sanguíneo fragmentos de células dañadas, que llegan al termostato. Ciertos medicamentos también dan fiebre.
¿Cómo afecta la fiebre al organismo? A veces, cuando se tiene calentura, sobrevienen escalofríos; los dientes castañetean; la piel palidece y toma un color ligeramente azuloso; se siente frío. Tiritando, se genera más calor interno y se eleva aun más le temperatura del cuerpo. Por lo general, con la fiebre alta, el enfermo pierde apetito, siente náusea, debilidad y, a veces, tiene trastornos estomacales.
Conforme la temperatura se eleva, el termostato del organismo envía señales de urgencia a los órganos principales. En la batalla para disminuir la temperatura corporal, los vasos sanguíneos de la piel se dilatan, y el rostro adquiere un tinte rojo. El corazón tiene que latir con más rapidez y la sangre debe circular con mayor velocidad para drenar las células dañadas del organismo y dejar lugar para las células sanas de repuesto. Tarde o temprano el escalofrío cesa, el calor interior llega hasta la piel y el enfermo comienza a sudar, con lo cual baja la fiebre.
¿Es siempre peligrosa la fiebre alta? No siempre. Ni tampoco es necesariamente cierto que cuanto más elevada es la fiebre, más grave la enfermedad. Sin embargo, jamás se ha de obrar con ligereza frente a una temperatura corporal elevado. Sólo el médico puede determinar cuándo es nociva la fiebre.
Puede considerarse como significativa una temperatura estable de más de 38°C. Los efectos dependerán de la persistencia de la fiebre, así como de la edad del individuo. Cuando las temperaturas son superiores a los 39,5°C., se pueden producir desórdenes mentales de diversos grados, desde las alteraciones del juicio hasta la confusión total, acompañados de desasosiego y delirio. En los adultos una temperatura de 41,4°C. que durase varias horas, podría causar daños cerebrales y hasta resultar mortal.
Pocos enfermos sobreviven a una fiebre superior a los 42,5°C. Por fortuna el organismo reacciona casi siempre antes de llegar a ese nivel, y pone a funcionar los mecanismos defensivos de urgencia, que se encargan de la situación y hacen sudar abundantemente al enfermo para producir enfriamiento.
¿Puede ser beneficiosa la fiebre? Todavía no se sabe a ciencia cierta. Desde luego, la fiebre intensifica la circulación de la sangre y estimula al organismo para producir glóbulos blancos, que luchan contra las bacterias, así como para crear anticuerpos, que las destruyen. Y como algunas fiebres que acompañan a ciertas enfermedades tienen ciertas características, las indicaciones del termómetro pueden ser muy útiles al médico para diagnosticar y seguir la evolución de esas enfermedades. El hecho mismo de poder tener fiebre acaso sea una buena señal: que el organismo puede combatir las infecciones.
¿Cómo se debe tomar la temperatura? Se empleará un termómetro clínico. Cada vez que se usa, hay que esterilizarlo con alcohol, enjuagarlo con agua fría y sacudirlo hasta que la columna de mercurio baje a menos de 35°C. Para tomar la temperatura bucal, colóquese el termómetro debajo de la lengua y manténgase cerrada la boca hasta que hayan transcurrido como mínimo tres minutos. (La temperatura rectal se toma con un termómetro previamente lubricado. El enfermo se recuesta sobre un costado y el termómetro se introduce hasta la marca de los 37°C.; allí se deja durante tres o cinco minutos.)
Hay que observar algunas precauciones cuando la temperatura se toma en la boca. Puede ocurrir que el termómetro no marque la temperatura correcta si poco antes el enfermo ha ingerido bebidas calientes o frías, o si ha fumado, o si respira por la boca en vez de respirar por la nariz.
¿Qué se puede hacer para reducir la fiebre? Los médicos, en su mayoría, convienen en que las siguientes medidas suelen ser útiles:
• Mantener el equilibrio normal de agua del organismo. Como la fiebre intensifica la pérdida de agua por el sudor y la evaporación que ocurre en los conductos de aire, es necesario ingerir líquidos en abundancia.
• Reposar mucho y alimentarse bien. En vez de "matar de hambre la fiebre", como creen algunos que se debe hacer, los médicos pueden recomendar un régimen de alimentación rico en proteínas y en vitaminas. Las fiebres altas queman rápidamente las reservas de proteínas, grasas e hidratos de carbono. En consecuencia es conveniente, por lo general, aumentar el consumo de alimentos sólidos (fácilmente digeribles) para que el organismo no se debilite más.
• Por regla general, cuando la fiebre es benigna, las pastillas de aspirina o de algún compuesto semejante la reducen en el término de 30 minutos o de una hora. Los adultos pueden tomar cada cuatro horas dos pastillas de 0,30 gramos; los niños muy pequeños y los mayorcitos no deben tomar, en el mismo lapso más de 0,06 gramos por cada año de edad.
• Usar mantas ligeras y reposar en una habitación confortablemente fresca y húmeda. Cubrir al calentamiento con mantas y calentar su habitación, de manera que pueda "sudar la fiebre", es un tratamiento incorrecto. A fin de cuentas, el organismo está luchando para librarse del calor, no para retenerlo. Si la fiebre excede los 39°C., puede emplearse una bolsa de hielo.
• Llamar al médico para que diagnostique la enfermedad. Lo normal es que el médico pueda dominar el síntoma revelador llamado "fiebre" y pueda remediar su causa, cualquiera que sea.