HUMBOLDT, SU HUELLA EN ECUADOR
Publicado en
abril 24, 2015
Correspondiente a la edición de Mundo Diners, Junio del 2001
Por Silvana Larrea.
Simón Bolívar llamó a Alejandro von Humboldt "descubridor del Nuevo Mundo, cuyo saber ha hecho más bien a la América que todos los conquistadores". Y fue porque su viaje no sólo se relacionó con la geografía, sino que influyó en la ciencia, el arte y la política latinoamericanas. Además, despertó la ilusión de los espíritus progresistas europeos sobre lo que empezaba a ocurrir en las futuras nuevas repúblicas.
A Humboldt (1769-1859) le correspondió la proeza de incursionar en un inexplorado territorio y en distintos campos de la investigación científica: la cosmografía, la biología, la botánica, la zoología y la geología. Contempló y explicó el mundo americano desde su visión humanista, que recobra vigencia cuando han transcurrido 200 años del monumental viaje a América.
El sabio prusiano transformó la ciencia del siglo XIX, le dio velocidad e impregnó de interés por América a los viajeros y las misiones más diversas, pues su único viaje a América, que incluyó al Ecuador, lo marcó para toda la vida.
EL GRAN VIAJE
Desde su juventud, Humboldt tuvo una inquietud creciente por conocer los trópicos de América, interés que incluía el estudio del ser humano. Por seis años preparó el gran viaje, lo que implicó que estudiara arduamente, aprendiera el castellano y se apertrechara de novedosos instrumentos científicos.
Su intención era clara y así la escribió: "Coleccionaré plantas y animales, estudiaré la temperatura, la elasticidad, la composición magnética y eléctrica de la atmósfera, la descompondré, determinaré las longitudes y los paralelos geográficos, mediré montes; pero en realidad, este no es mi objetivo final. Mi verdadera y única finalidad es investigar cómo se entretejen todas las fuerzas naturales, la influencia de la naturaleza muerta sobre el mundo vivo animal y vegetal". Humboldt ya consideraba a la naturaleza como una red en que "nada está aislado".
Guiado por los conceptos de la Ilustración y de la Revolución Francesa, trasladó su concepción de unidad de la naturaleza a la "unidad del género humano", donde todos sus elementos "están igualmente destinados a la libertad".
PREPARANDO LA TRAVESIA
Cargado de un amplio bagaje de conocimientos, fruto de una esmerada educación desde los más tempranos años, el explorador y científico alemán decidió viajar a América junto a Aimé Bonpland, talentoso botánico y cirujano francés a quien conoció en París.
Los dos inquietos naturalistas fueron en marzo de 1799 a España, para solicitar al rey Carlos IV el permiso para viajar a las colonias españolas. Obtuvieron un amplio pasaporte nunca antes concedido a alguien, pero que tenía un interés velado: que Humboldt, como consejero de asuntos de minas en Prusia, contribuyera a la rehabilitación de las minas americanas que ya no eran rentables y que, además, suministrara nuevos conocimientos sobre las colonias hispanoamericanas.
Una ventaja de Humboldt sobre otros viajeros que le antecedieron era la herencia materna de una gran fortuna, que le permitió financiar su viaje y publicar después la información recopilada.
Humboldt y Bonpland zarparon el 5 de junio de 1799 del puerto La Coruña en la corbeta Pizarro, para una travesía que duró cuarenta días hasta llegar a Venezuela.
Durante el viaje por el Nuevo Continente recolectaron plantas y estudiaron más de un millar de especies. Descubrieron un principio ecológico importante: la relación entre la latitud y la altitud, al comprobar que subir una montaña en el trópico es análogo a viajar desde el Ecuador hacia el norte o hacia el sur, en términos de clima y vegetación.
Fueron menos afortunados en la recolección de especímenes zoológicos. Muchos de los ejemplares no pudieron ser preservados y algunos envíos a Europa se extraviaron. Pero sus descripciones y excelentes dibujos de campo permitieron conocer especies nuevas.
También fueron notables sus observaciones sociológicas y políticas. Allí se reflejaron los grupos étnicos americanos de antes y después del llamado descubrimiento del Nuevo Continente.
CINCO AÑOS PARA SIEMPRE
La expedición de Humboldt a América –que duró cinco años y uno de ellos correspondió a Ecuador– puso en conocimiento del mundo la riqueza de la naturaleza de este lado del planeta, en el que aun hoy se siguen descubriendo nuevas especies.
Para eso le bastó un solo viaje y de por vida mantuvo la añoranza de pisar nuevamente estas tierras. Su único acompañante permanente en el viaje americano fue Bonpland y, de acuerdo con las necesidades, contó con la ayuda de expertos y guías locales. Así ocurrió con el indígena Felipe Aldás durante el ascenso al volcán Guagua Pichincha.
Por ser portador de un pasaporte con el sello del rey de España no podía criticar públicamente el sistema imperante, pero a sus amigos más íntimos y a su diario les confió sus reparos a la sociedad colonial, que se aprestaba a cambios radicales con la inminente independencia. Su posición se reflejaba en su proceder: trataba a los indios con amabilidad y le indignó que los viajeros se hicieran cargar por indios para atravesar el desfiladero del Quindío, en el camino de Bogotá a Quito.
"Me resulta imposible cabalgar sobre personas y me pregunto si en una república no debería limitarse o establecerse, por medio de leyes, a quién se debería de cargar, por ejemplo, a enfermos, personas desvalidas o mujeres", escribió.
Humboldt y Bonpland al pie del Chimborazo. Oleo de F.G. Weitgch, 1810.
¿QUE HIZO EN ECUADOR?
• Sus mediciones en las cercanías de Quito confirmaron la teoría de Newton, quien postulaba que la circunferencia de la Tierra en el Ecuador era mayor que en los cascos polares.
• Emprendió en la investigación de la biodiversidad, pues su tarea principal consistía en descubrir nuevos recursos biológicos. Un tema que ocupaba a sus colegas andinos era la investigación de la "corteza de quina", para combatir la malaria.
• Siguió de cerca los avatares políticos de todos los países de América Latina, alentando la independencia en su momento y festejando el fin de los regímenes esclavistas. En Quito se reunió con grandes protagonistas de la lucha independentista. Pero ese no fue su único acercamiento. Humboldt conoció a Simón Bolívar en París en 1804 y entre ambos mantenían una ocasional correspondencia. El científico prusiano lo honró en 1825 en su Relation historique: "Están en marcha saludables cambios en la situación de los esclavos. De acuerdo con las leyes de los nuevos Estados independientes, la esclavitud será eliminada de manera paulatina: la República de Colombia ya ha dado el ejemplo con una manumisión gradual. Esta medida tan humana como inteligente debe agradecerse al General Bolívar, cuyo nombre no resplandece menos por sus virtudes cívicas y su moderación en el triunfo que por el brillo de su gloria militar".
• El programa de Humboldt para investigar la "física del mundo" también incluía la historia de la cultura. En Callo, cerca de Quito, vio por primera vez una ruina precolombina más o menos grande: la ruina inca de San Agustín de Callo, que midió y dibujó. Luego iría a Ingapirca, la ruina inca de mayor tamaño que vio durante su viaje y de la que tenía referencias de La Condamine, quien la describió con el nombre de "Fortaleza de Cañar".
• Durante su viaje escaló más de doce volcanes para realizar sus observaciones, pero fue en el ascenso al volcán Chimborazo, de 6.310 metros de altura, que corrió un riesgo muy grande porque en esa época no existía ningún equipo de andinismo. Relata en su diario las penurias que pasaron por la falta de aire, la aparición de náuseas y sangrado de las encías y los labios. Pero a pesar de ello, Humboldt, Bonpland y el quiteño Carlos Montúfar llegaron hasta 5.760 metros de altura, donde una grieta en el glaciar les cerró el paso y los hizo regresar.
• La ruta de Humboldt y su teoría estética de la naturaleza fueron continuadas por artistas que trabajaron en Colombia y Ecuador. El pintor ibarreño Rafael Troya estaba vinculado a Humboldt por intermediación de Stübel y Reiss, quienes le encargaron trabajos.
• En la literatura, el escritor ambateño Juan León Mera recreó la obra y personalidad del sabio en su poesía.
UNA FAMILIA ESPECIAL
Cuando Humboldt y Bonpland arribaron a Quito, el 6 de enero de 1802, encontraron a un anfitrión ilustrado, con amplia experiencia de viajes y actividades productivas y políticas. Era Juan Pío Montúfar, segundo marqués de Selva Alegre.
A diferencia de las vacuas tertulias de Lima, "la felicidad pública del Rey-no" era el tema frecuente de las conversaciones mantenidas en casa del marqués con personas como Juan Larrea, descrito por Humboldt como "el hombre más sabio, el más amable que hemos encontrado en América"; José Xavier de Ascázubi y José Aguirre, todos miembros de la disuelta Sociedad de Amigos del País.
Casi todas las personas que Humboldt conoció en Quito y mencionó en sus escritos, participaron activamente a partir de 1809 en los movimientos independentistas.
En sus diarios y cartas, el sabio alemán insiste en su gratitud y respeto a Juan Pío Montúfar. Lo califica como "celoso por el progreso de las ciencias, patriota entusiasta y generoso", quien le ofreció su casa "con todas las comodidades que uno podría desear en París o Londres"; y de sus hijos dice que Carlos, de 21 años, era "un joven oficial lleno de amabilidad y con esta facilidad de aprender todo lo que distingue el verdadero talento", y Xavier, "un hombre joven muy dulce, muy amable, aunque de menos energía que Carlos".
Con Carlos desarrolló una especial relación y lo incluyó como tercer miembro permanente de su expedición. Humboldt, en cambio, no aceptó como parte de su periplo al talentoso científico Francisco José de Caldas, un año mayor que él y con renombre en los campos de la geografía, la botánica y la astronomía. Las razones no son conocidas, aunque se presume que se debieron a que el sabio alemán no quería tener rivales. En Ibarra, Humboldt encontró a Caldas y se deshizo en elogios pues conocía sus observaciones astronómicas. Sin embargo, la simpatía se vino abajo cuando Caldas le comentó sobre un método para medir la altura de las montañas, lo cual habría descontrolado a Humboldt, a quien ofuscaba la rivalidad creativa.
CRONOLOGIA EN ECUADOR
• El 29 de septiembre de 1801 Humboldt viajó desde Popayán a Quito, en un trayecto que duró hasta enero de 1802. Se encontró en Ibarra con Francisco José de Caldas.
• El 21 de marzo realizó una excursión a las pirámides de Yaruquí.
• El 14 de abril ascendió al volcán Pichincha (4.784 metros).
• El 28 de abril ascendió el Cotopaxi (5.896 metros).
• El 23 de junio subió al Chimborazo (6.310 metros) junto con Bonpland y Montúfar, pero no llegaron a la cima.
• El 2 de octubre partió con Bonpland y Montúfar a Lima y en El Callao se embarcaron, con destino a Acapulco. Hizo una breve visita a Estados Unidos.
• En 1804 regresó a París, donde, gracias a una ardua tarea de investigador de biblioteca y recopilador de informaciones que le enviaban sus corresponsales del mundo, completó la información recogida en su viaje a América. Fruto de ese trabajo, que le tomó 31 años, publicó la mayor obra de viaje financiada por una sola persona (él mismo) en toda la historia: 34 volúmenes sobre su recorrido americano, en los que incluía el relato de viaje, la descripción geográfica, con inclusión de aspectos humanos relacionados con el medio físico y el más voluminoso atlas (cinco volúmenes) que hasta entonces se hubiera dedicado a un solo continente.
EL TECHO DEL MUNDO
"A la derecha, nuestra vista aterrada descendía a la profundidad de un precipicio de aproximadamente 800 ó 1.000 pies, del cual descollaban desnudos peñascos. Cada vez nos inclinábamos más hacia este lado, debido a que una caída hacia la izquierda nos parecía más peligrosa (...)" Esto fue vivido por Humboldt a los 32 años de edad, cuando, ascendiendo al Chimborazo, estuvo a 5.760 metros. No hay registro de que alguien antes que él hubiera alcanzado mayor altura.
"Para llegar hasta la cima, sólo nos faltaba vencer una altitud de 1.224 pies o, dicho de otro modo, tres veces la altura de la cúpula de la iglesia de San Pedro en Roma". No alcanzaron la cima porque la naturaleza les puso una barrera infranqueable: era un corte perpendicular de la montaña. Para Humboldt fue fundamental ascender al Chimborazo, pues junto con el Cotopaxi, estaban en el centro de su visión del mundo. Y escribe: "¿en qué otra región de la Tierra podrían observarse fenómenos volcánicos que fueran aún más considerables y variados que en esta doble cadena de montañas levantada por el fuego?"