ESTRES: EL MAL DE LA ERA MODERNA
Publicado en
marzo 16, 2015
Puede desde quitar el sueño hasta causar un cáncer, atacar desde a un agresivo ejecutivo hasta a un inocente niño y es producto del desenfrenado ritmo de vida que seguimos.
Por Lola Alvear. Fotos: Photo Disc.
"Me encontraba frente a mi computadora trabajando y pensando mil cosas a la vez: cómo me escaparía a las tres de la tarde de la oficina para llevar a mi hija al doctor, el pago atrasado de la letra del comedor, las cosas pendientes del trabajo, etc. De repente, mi corazón empezó a latir velozmente. Sin exagerar, pensaba que en cualquier momento iba a explotar...", cuenta Eliana, una publicista de 29 años. Era un cuadro de arritmia generado por las varias preocupaciones de su día a día, concluyó su médico, tras varios análisis. Dicho de otra manera: tenía estrés y, como ella es propensa a tener la presión alta, éste repercutió negativamente en su corazón. En otros casos, dependiendo de la persona, este mal puede afectar el sistema gastrointestinal, el inmunológico, ser el causante de dolores de cabeza, de espalda, fatiga frecuente, hasta de cáncer. "El estrés es una respuesta fisiológica del cuerpo a una situación de tensión...", resume Elena Coello, una neurosicóloga del staff de médicos del Baptist Hospital de Miami, que estuvo de paso por Guayaquil, en un evento organizado por la Sociedad de Beneficencia de Señoras Libanesa-Siria. También existe el estrés emocional que trae consigo ansiedad, ataques de pánico, irritabilidad, insomnio, entre otros síntomas.
Se sabe que las preocupaciones y el exceso de trabajo producen dicha respuesta. Además, actualmente se ha identificado una clase de estrés que está vinculado con el medio ambiente. Por ejemplo: el sonido del tráfico o las alarmas de los autos pueden generar un estrés auditivo; el manejar de noche o los colores chocantes, un estrés visual; los olores que emanan de los tubos de escape de los carros, un estrés olfativo. Incluso, "hay que tener cuidado con lo que se come o se viste. El líquido con que se lava la ropa puede generar estrés en personas de piel sensible. En cuanto a la alimentación, hay que comer cosas orgánicas y no tantos productos procesados, enlatados y con preservantes. Al ingerir siempre eso, es posible que el organismo reaccione mal..." , dice la doctora.
MUNDO DE LOCOS
El estrés empezó a diagnosticarse como enfermedad en la década de los noventa. Hoy por hoy, en Estados Unidos, los médicos señalan en sus reportes que el ochenta por ciento de sus pacientes padecen enfermedades que están relacionadas con el estrés. "Antes vivíamos más aislados unos de otros, ahora las noticias viajan rápidamente con el Internet y los teléfonos celulares, por lo que no encontramos un momento para estar tranquilos. Estamos en una sociedad que vive de prisa y cada vez tenemos más demanda", señala la especialista sobre el aumento de casos de estrés en los últimos años.
Esta enfermedad no distingue sexo ni edad. "En el mundo de hoy, hasta los niños padecen de estrés, sobre todo con colegios que les exigen demasiado, por lo que no hay tiempo para el descanso. Se ha determinado que los pequeños que viven cerca de un aeropuerto son propensos a tener dificultades de aprendizaje y concentración". De hecho, hay estudios que dicen que el exceso de ruido puede perturbar a un feto y hacer que disminuya de peso.
LA RECETA
En los Estados Unidos, se han creado recientemente centros especializados para contrarrestar el estrés (el Baptist Hospital tiene uno). Este problema se está tomando muy en serio en ese país, ya que afecta al cuarenta y tres por ciento de los adultos, lo cual interfiere en la productividad y ello es igual a pérdidas económicas.
Las personas pueden necesitar medicación, más aún cuando desarrollan cuadros de depresión o ataques de pánico. Sin embargo, el medicamento solo le pone un parche al problema, pero no lo soluciona: "No se trata únicamente de tomar una píldora. Debemos cambiar nuestra actitud hacia las cosas, encontrar tiempo para relajarnos, meditar, hacer ejercicios, evitar la mala estimulación sensorial — como el tráfico en la calle —, usar un perfume o aceite para tranquilizarnos — valiéndonos de la conexión que hay entre el cerebro y el olfato —... Hay que ser disciplinados y decir 'este es mi momento de descansar', pues esa es la mejor inversión a largo plazo; de lo contrario, nos agotamos y luego vienen las enfermedades", expresa la neurosicóloga Elena Coello, quien además usa terapias alternativas, como yoga, tai chi y musicoterapia, para tratar a sus pacientes. "El mundo no va a cambiar, pero sí podemos controlar sus situaciones o ver cómo las toleramos".
Fuente:
Revista HOGAR, Noviembre 2003