Publicado en
noviembre 03, 2014
La persona codependiente es aquella que quiere "curar", "arreglar" o "rescatar" a otra, pero que, de alguna manera, le permite que mantenga un comportamiento nocivo.
Es una relación disfuncional con el propio YO, que afecta a todos los involucrados. Afortunadamente, hay formas de escapar de este "tango tóxico"...
Por Giselle Balido.
Paula, un ama de casa de 42 años, tiene un secreto. Ella sabe que Raúl, su esposo desde hace casi 20 años, tiene un serio problema con el alcohol, aunque él insiste en que solo es un "bebedor social". Para mantener viva esta fantasía, Paula trabaja desesperadamente para "borrar" toda evidencia del problema, pues no quiere que sus hijos, de 16 y 19 años, sepan lo que está pasando. Además, la sola idea de que sus familiares y amigos se enteren, la llena de pánico. Es por eso que después de un "episodio", que es como Paula llama al alcoholismo de su esposo, ella corre a levantar las latas de cerveza vacías y las botellas de alcohol del piso, les dice a todos que "el pobre Raúl se siente mal", o inventa un flu misterioso, para justificar su ausencia en el trabajo. A solas con Raúl, Paula le ruega, casi de rodillas, que por favor reconozca el problema y busque ayuda, pero él siempre la convence de que todo está bajo control.
Beatriz, una secretaria de 49 años, se queja de que Vanessa, su hija de 21 años, no la considera. "Tiene novio y trabaja en la calle, pero en la casa es una niña: deja la ropa sucia tirada, no lava un solo plato, y malgasta su dinero de tal manera, que siempre me pide prestado, pero nunca me paga".
Dos casos muy claros de codependencia. Y aunque, sin duda, el de Paula y Raúl es mucho más serio, el de Beatriz y Vanessa es tan común, que casi puede catalogarse como una epidemia familiar.
¿QUE ES LA CODEPENDENCIA?
La palabra se menciona con mucha frecuencia; casi se ha vuelto un cliché decir que alguien es una persona codependiente, pero pocos saben exactamente lo que este término significa y abarca. En esencia, la persona codependiente es aquella que, de alguna manera, permite que Otra mantenga un comportamiento nocivo. Aunque principalmente se usa para describir a la persona que tiene este tipo de relación con un alcohólico o adicto a las drogas, también puede describir a la víctima de la violencia doméstica, que siempre busca excusas para justificar la agresión de su pareja; al jefe que se queja del empleado que no rinde a capacidad, pero a quien no disciplina ni despide, o al amigo que siempre acaba "rescatando" a otro de su propia irresponsabilidad y se pregunta, una y otra vez, por qué esa persona "no acaba de madurar".
Aunque en la actualidad el comportamiento es universal y todos lo reconocemos —en mayor o en menor medida— en nosotros mismos o en otros, el término codependiente no existía hace 20 años. Fue Melodie Beattie quien, al notar la preponde rancia de estas relaciones tóxicas —que ella llamó codependientes— le propuso a una casa editorial escribir un libro sobre el tema. "No creemos que haya un mercado para ese libro", le respondieron los editores. En 1986 Hazelden, un centro de rehabilitación para personas con problemas de adicción, que está en varias ciudades de los Estados Unidos, y que además publica libros sobre el tema, le dio el sí a Ya no seas codependiente. Y el resto es historia. Hasta el momento, la obra ha sido traducida a varios idiomas y ha vendido 3,5 millones de ejemplares en el mundo entero.
EL DAÑO INVISIBLE
Según el sitio en Internet
recovery-man.com, la codependencia es
"una relación disfuncional con el propio yo, que se caracteriza por el deseo de vivir por o para otros". Estas son otras características clave de la persona codependiente:
• El afán de controlar, "curar" o "arreglar" a los demás o a alguien específico
• Culpar a otros por la forma en que su actitud o comportamiento las hace sentir
• Sentirse como una víctima
• La incapacidad de tener relaciones afectivas sanas y recíprocas
Lógicamente, la relación codependiente afecta el estado emocional de las dos personas que están atrapadas en este "tango tóxico", reportándose casos de ansiedad, depresión, letargo, etc. Además, este desorden también puede causar problemas físicos, como úlceras, migrañas, hipertensión, insomnio, trastornos digestivos...
Pero, sin duda, el peor daño que causa la codependencia es que ambas personas, tanto la que "rescata" como la que es "rescatada", quedan atrapadas en un laberinto del que no pueden salir fácilmente. ¿Por qué? Porque el codependiente no se da cuenta de que, a pesar de su deseo de "curar" o de "arreglar" a la otra persona, lo que en realidad hace es dejarla continuar con su comportamiento destructivo. En el caso de Paula, por ejemplo, ella le permite a su esposo, Raúl, continuar bebiendo sin sufrir las consecuencias. Beatriz, por su parte, le facilita a su hija Vanessa vivir como una adolescente, sin asumir responsabilidades ni obligaciones. Sí le pelea o le recrimina, pero al final, le ordena su cuarto y le presta dinero, Vanessa no tiene un incentivo para cambiar. En cambio, si Beatriz no corre a rescatarla, Vanessa sufrirá las consecuencias de su comportamiento, que es, de acuerdo con los sicólogos, lo único que realmente nos motiva a modificar el comportamiento equivocado.
Entonces, si la codependencia es nociva y no funciona, ¿por qué tantas personas la padecen? Según un reporte del Hospital Memorial, de Pensilvania, que trata estos casos, esto se debe a que la gente codependiente "sufre de baja autoestima, y a menudo no se siente apreciada o querida. Muchas incluso sienten que son víctimas o que no merecen ser felices". Por eso ellas encuentran su razón de ser en el acto aparentemente generoso de vivir para otros, aunque, como señalan los expertos, su actitud no mejora la situación, sino que la perpetúa. Y hay que entender que todo esto ocurre a nivel inconsciente; la persona codependiente no relaciona sus sentimientos de minusvalía ni su anhelo de sentirse necesitada, con su actitud.
Afortunadamente, una vez que la persona codependiente acepta que no está ayudando de una manera real y efectiva al otro, y que se está perjudicando a sí misma, puede romper los lazos tóxicos y recobrar el equilibrio interior y la autonomía emocional.
¿QUIEN ES CODEPENDIENTE?
Lo primero que tiene que hacer una persona para liberarse, es aceptar que padece de codependencia. A continuación, algunas de las características más comunes. ¿Te reconoces en una o varias de ellas?
• "Me siento bien conmigo misma solo si otros me aceptan".
• "Mi vida está enfocada en resolver tus problemas o en aliviar tu dolor".
• "Mi intención es protegerte".
• "Te manipulo... por tu bien".
• "Mi autoestima se eleva si resuelvo tus problemas".
• "No sé lo que siento. Sé lo que tú sientes; no sé lo que quiero, sé lo que tú quieres".
• "Cada día te doy más, pues eso me hace sentir segura en nuestra relación".
• "Mi círculo se reduce cada vez más, pues cada día me concentro más en ti".
• "La calidad de mi vida depende de la calidad de tu vida".
COMO ROMPER LOS LAZOS TOXICOS
1. Acepta que, al igual que tú, los demás tienen derecho a vivir su propia vida.
2. Aprende a reconocer cuando estás reaccionando exageradamente ante los problemas de otros. Acepta que tú puedes apoyarlos para que superen sus problemas, pero que no puedes hacerlo por ellos.
3. Analiza tus patrones. Si estas situaciones tóxicas se repiten una y otra vez, determina de qué forma tú las permites. Hazte responsable de tu comportamiento.
4. Repasa tu niñez. Quizás ser codependiente te ayudó entonces, pero ya no necesitas perpetuar estos comportamientos.
5. Acepta tus emociones: ira, tristeza, alegría. Aprende a confiar en ti misma.
6. Consulta con un terapeuta o consejero, o participa en programas de 12 pasos que ofrecen ayuda para personas codependientes. Recuerda: tú puedes ser libre.
Fuente:
REVISTA VANIDADES, ECUADOR, AGOSTO 01 DEL 2006