TRABAJE MÁS CON MENOS FATIGA
Publicado en
septiembre 14, 2014
Para complacer a los muchos lectores que nos lo han pedido, reeditamos aquí el siguiente artículo, que vio la luz en nuestra revista hace ya casi 17 años y, sin embargo, no ha perdido su interés y actualidad.
Por Judith Chase Churchill (Condensado de WOMAN'S HOME COMPANION).
SI USTED desea que su trabajo le rinda más y le fatigue menos, es conveniente que sepa qué hay de cierto o de falso en las aseveraciones siguientes. Tal vez las respuestas contradigan algunas de las creencias más firmes que usted tenga al respecto.
Media hora de siesta vale por tres de sueño durante la noche.
Cierto. Si usted echa una siesta después de almorzar o antes de cenar, necesitará dormir menos por la noche. Los especialistas afirman que para algunas personas eso equivale a las tres horas de sueño que anteceden al despertar por la mañana. Probablemente las personas que se jactan de dormir pocas horas son las que duermen siestas.
Es más importante descansar bien que dormir mucho.
Cierto. El reposo tranquilo surte efectos reparadores. Aunque usted sólo haya dormido pocas horas por la noche, amanecerá descansado si ha reposado tranquilamente durante ese lapso. Sin embargo, quienes padecen de insomnio rara vez reposan, porque se lo impide la preocupación de no poder conciliar el sueño, y porque esa preocupación no les deja dormir.
Los problemas pequeños nos agotan tanto como los grandes.
Cierto. Principalmente por nuestra incapacidad de precisarlos y resolverlos, muchas mortificaciones insignificantes, cuando se acumulan, suelen dejarnos exhaustos. Los regaños constantes también producen ese efecto. En cambio, cuando se presenta un conflicto grave, del que se tiene plena conciencia, ponemos todos nuestros recursos en defensa nuestra.
Los pies descansan si los colocamos en alto.
Cierto. Nos refresca el reposar diariamente durante diez minutos con los pies a la altura de las caderas.
Los pasatiempos tranquilos nos. dejan más descansados.
No siempre es cierto. Muchos especialistas aconsejan que, para conseguir un descanso prolongado, no se recurra a los pasatiempos sedentarios, como la televisión y la radio, sino a aquellos que obliguen a la actividad tanto de la mente como del cuerpo. Son aconsejables la jardinería, los deportes, la decoración de interiores o cualquier otro pasatiempo que nos requiera "participar".
Desconfiemos de las resoluciones tomadas al final del día.
Cierto. Es preferible dejar pendientes las resoluciones para la mañana siguiente, cuando se está descansado. Es probable que por la mañana lleguemos a conclusiones diferentes de las que concebimos la noche anterior, cuando estábamos cansados.
Los gastos excesivos provocan cansancio.
Cierto. El haber comprado algo que constituye un desembolso mayor que nuestros recursos económicos suele dejarnos una sensación de cansancio. Esto se explica porque la incertidumbre y la inquietud nos ocasionan un desgaste de energía nerviosa y muscular equiparable al desgaste que viene del ejercicio corporal violento.
Es preferible acostarse temprano y madrugar.
No es regla general. Hay a este respecto dos clases de personas. Las que trabajan mejor en las primeras horas del día, porque duermen mejor en las primeras horas de la noche; y las que se desempeñan mejor por la tarde o en las primeras horas de la noche, porque duermen mejor en la madrugada. A estas últimas les conviene más trabajar tarde y levantarse tarde.
Produce más fatiga el estar de pie que el andar.
Cierto. Cuando andamos, cada pierna descansa alternativamente; al estar de pie, ambas soportan el peso del cuerpo. Por otra parte, hacer cola fatiga más que permanecer de pie, por la impaciencia.
Es preferible hacer primero las tareas que nos disgustan.
Cierto. Debemos comenzar resueltamente por las tareas más enojosas. Cuando dejamos un trabajo molesto para después, se acumulan dos cansancios: el de temerlo y el de hacerlo. Si realizamos primero lo difícil, el resto nos parecerá más ligero.