LA AUTOESTIMA: EL ARMA SECRETA DEL ÉXITO
Publicado en
mayo 25, 2014
"Nadie sale ileso de la niñez", dice un refrán norteamericano. Y es cierto. La autoestima, baja o alta, la adquieres de las experiencias en tus años formativos.
Es el "ingrediente" más poderoso para tener una vida plena, realizada y feliz... Aprende por qué es tan necesaro y cómo cultivarlo en tu vida.
Por Giselle Balido.
Le llaman "la llave del éxito"; "la cualidad indispensable para ser una persona feliz"; el "ingrediente" que separa a los ganadores de las personas promedio. ¿A qué se refieren? A la autoestima. Esta es una palabra que escuchamos constantemente en boca de sicólogos, líderes espirituales y consejeros. Pero más allá del cliché, la realidad es que hoy todos reconocemos su importancia; muchos incluso la consideran indispensable para la realización personal. Y tienen razón. Sin embargo, cuando se les pregunta qué es, exactamente, o se les pide una definición de cómo experimentan ellos esta cualidad en su vida, algunos se quedan "en blanco", o dan respuestas genéricas, como "la autoestima es sentirse bien con uno mismo". Otros la confunden con tener una actitud de "diva", que es como se les llama actualmente a las personas arrogantes, esas que se ponen siempre en primer, segundo y tercer lugar, pues confunden la arrogancia y la prepotencia con un sano amor propio. Pero la realidad es que ninguna de estas definiciones es correcta.
TRES CASOS
A pesar de que su jefe muchas veces la felicita por su labor, Alicia, una excelente secretaria legal de 32 años, no se atreve a solicitar un aumento de sueldo, pues piensa que no tiene una base sólida para pedirlo; Jenny, una joven mamá de 24 años, acepta en silencio las críticas constantes de su suegra, quien, según no se cansa de repetir la señora, sí sabe cómo criar a los hijos; Isabel, una ejecutiva de 38 años, estalla de ira si un subalterno le lleva la contraria; ella se considera una mujer fuerte y segura de sí misma, por lo que no permite que desacaten sus órdenes.
¿Quién de las tres sufre de baja autoestima? Si tienes la más ligera noción de sicología, sabes perfectamente que la respuesta correcta es: todas. Alicia y Jenny han adoptado la clásica actitud pasiva de la persona insegura, mientras que la irascible Isabel solo trata de esconder sus sentimientos de minusvalía detrás de una fachada prepotente. En realidad, ella es la más débil de las tres, pues una simple crítica es capaz de desestructurar su ego. En pocas palabras: el orgullo, la prepotencia, la insolencia y la altanería no son señales de autoestima, sino todo lo contrario. Denotan inmadurez y debilidad, ya que la persona segura de sí misma no se siente amenazada por la opinión o la actitud de otros. Ahora que aclaramos lo que no es la autoestima, pasamos a la pregunta clave: ¿qué es, y por qué es tan esencial, para ser una persona plenamente realizada?
CREER EN SI MISMO
Cuando una persona cree en sí misma y se siente competente ante la vida, puede crecer, evolucionar, y aceptar sus errores o desventajas sin castigarse, menospreciarse, ni llenarse de sentimientos de culpa. Ella se siente capaz de trabajar para lograr sus metas con confianza y seguridad en sí misma. En cambio, una persona que se siente incapaz, o "menos" que otros, no tiene una sólida base —compuesta por el respeto y el amor por sí misma— que le permita funcionar de una manera eficaz. Sí, esta persona es capaz de alcanzar cierto grado de felicidad o de éxito en la vida... pero esto lo logra a pesar de su poca autoestima. Casi siempre, ve la vida como una lucha, o una carrera de obstáculos que debe enfrentar, no como un reto estimulante, y la vive con el temor —o incluso con el convencimiento— de que es un fraude; que su éxito o su felicidad es producto de la suerte o de la casualidad, y que en cualquier momento todos se darán cuenta de la verdad. Esto, que se conoce como "el síndrome del impostor", es solo una consecuencia de la baja autoestima. Otras son: la incapacidad de disfrutar de la vida plenamente; el miedo a aceptar retos personales; la incapacidad de dejar situaciones dañinas, como una relación abusiva, pues esta es aceptada como "lo que yo merezco". Todo esto suele generar tristeza, depresión o ansiedad. Lo peligroso es que la persona no sabe por qué se siente así. La baja autoestima es una parte integral de su vida, y no la siente como algo ajeno, sino como "mi forma de ser". Es decir, es su enemiga invisible.
El sicólogo Nathaniel Branden, autor de varios libros sobre la autoestima, entre los que está el best seller internacional The Psychology of Self-Esteem (La sicología de la autoestima), opina que: "De todos los juicios que emitimos en la vida, ninguno es más importante que el que emitimos sobre nosotros mismos. Casi todos los problemas sicológicos —la ansiedad y la depresión, el autosabotaje en el trabajo o la escuela, el miedo a la intimidad o la hostilidad crónica— pueden ser atribuidos a la baja autoestima".
¿QUE LA CAUSA?
Dice un refrán norteamericano que "nadie sale ileso de la niñez", y es muy cierto que en la mayoría de los casos, adquirimos nuestro concepto de quiénes somos —y por consiguiente nuestro nivel de autoestima, ya sea alto o bajo— de acuerdo con las experiencias de nuestros años formativos. Pero la respuesta a esta pregunta no es tan simple como "papá nunca celebró mis logros", "mamá era fría y distante" o "mis hermanos mayores siempre se burlaban de mí". El concepto que nos formamos de nosotros mismos tiene mucho que ver, explican los expertos, con la forma como procesamos lo que nos ocurre en la vida. En otras palabras: lo que nos decimos a nosotros mismos de estas experiencias. Es por eso que una niña que crece en un hogar donde es criticada, pero al mismo tiempo es capaz de ver que sus padres están equivocados, suele salir ilesa de una experiencia que, para otros, puede ser traumática.
SANANDO EL EGO
Y esto es una muy buena noticia, pues quiere decir que nunca es tarde para reinterpretar los mensajes que hemos recibido en la vida, y elevar nuestro nivel de autoestima.
Para ello, es preciso determinar cuáles son tus áreas de inseguridad en la vida: ¿la capacidad intelectual? ¿El aspecto físico? ¿Tu nivel de competencia ante los retos de la vida...? Haz una lista de tus áreas "débiles" o tus zonas de inseguridad y, acto seguido, pregúntate qué te dices a ti misma, en tu diálogo interior, sobre este tema. Por ejemplo: si cada vez que vas a ir a una reunión social, tu diálogo interior se compone de frases como "No les caeré bien a esas personas"; "No tengo carisma"; "Seguramente nadie se acercará a hablar conmigo", estás alimentando tus inseguridades y bajando tu nivel de autoestima. El siguiente paso es determinar de dónde surge esta voz negativa, preguntándote: ¿Qué experiencias o eventos en mi vida me hicieron llegar a estas conclusiones? Pero, más importante aún: ¿Qué conclusiones saqué de estas experiencias?
El primer paso para sanar tu ego es determinar cuáles son tus áreas de inseguridades: ¿Tu capacidad intelectual? ¿Tu aspecto físico?...
El hecho de observar tus pensamientos es una terapia muy poderosa, pues tiene la capacidad de separarte de ellos y ayudarte a verlos desde una perspectiva más imparcial, casi como si pertenecieran a otra persona. Este paso —cuestionar tus juicios negativos sobre tu persona— suele ser el inicio de la cura para la baja autoestima. El tercero es conocer los ingredientes que la elevan, y comenzar a incorporarlos en tu vida. De acuerdo con el doctor Branden, existen seis pilares de la autoestima. Estos son:
1. Vivir conscientemente: Ver y aceptar la realidad; tratar de comprender el mundo exterior, lo mismo que nuestro mundo interior, para no actuar a ciegas.
2. Aceptarnos: Tomar responsabilidad de nuestros pensamientos, acciones y sentimientos sin negarlos ni evadirlos. Pero, sobre todo, sin repudiarnos por ellos. Esta aceptación nos da la flexibilidad necesaria para evaluarnos de una manera justa y para aceptar la crítica constructiva sin actitudes hostiles.
3. Hacernos responsables por los resultados que obtenemos: Aceptar que la pregunta no es "¿De quién es la culpa?", sino "¿Qué tengo que hacer para resolver o mejorar la situación?".
4. Ser genuinos: Ser auténticos en nuesro trato con otros; no mentir sobre quiénes somos o cuáles son nuestros valores, para obtener la aprobación de otros. Tener la habilidad de defender nuestras ideas de manera apropiada.
5. Vivir con propósito: Identificar nuestras metas a corto y a largo plazo, y saber qué necesitamos hacer para lograrlas; tomar nota de los resultados obtenidos, para ver si es necesario hacer cambios.
6. Ser íntegros: Vivir de acuerdo con nuestras creencias y valores, diciendo la verdad, honrando nuestros compromisos, relacionándonos con los otros de una manera justa y benevolente.
Incorporar estos valores a nuestra vida, tiene la capacidad de cambiar, poco a poco, nuestros "programas" mentales y, por consecuencia, cómo actuamos y pensamos de nosotros mismos. Es una forma muy segura y eficaz de elevar la autoestima de una manera sana y duradera.
Fuente:
REVISTA VANIDADES, ECUADOR, MAYO 08 DEL 2007