Publicado en
diciembre 29, 2013
LAS TAREAS DEL LIBRO
El libro realiza múltiples tareas, soberbias y deplorables; distribuye conocimientos y miserias, ilumina y engaña, libera y manipula, enaltece y rebaja, crea o cancela opciones de vida. Sin él, esto está claro, ninguna cultura sería posible. Desaparecería la historia y nuestro futuro estaría cubierto por nubarrones siniestros. Quienes odian los libros, odian también la vida. Por terribles que sean los tratados del odio elaborados por el hombre, en su casi totalidad la letra impresa hace inclinar la balanza hacia la luz y la generosidad. Don Quijote triunfará siempre sobre Mein Kampf.
—SERGIO PITOL, Letras libres (CIUDAD DE MÉXICO)
Quien bien tiene y mal escoge, por mal que le venga, no se enoje.
—PROVERBIO ESPAÑOL
Con el cabello somos como con los hijos: cuando se tiene, se queja uno de él, pero cuando se pierde, se quisiera tener, aunque sea rebelde.
—Colaboración de RUTH BADILLO (CIUDAD DE MÉXICO)
COSAS BUENAS QUE PARECEN MALAS
En cierta ocasión, el esposo de una amiga mía, Sally, amaneció con jaqueca y decidió no ir al trabajo. Mi amiga pensó en darle una sorpresa y regresar a casa temprano con cosas sabrosas de comer. Cuando llegó se fue directamente a la recámara con su cargamento de delicias. Estaba vacía, pero oyó ruido de agua que provenía del cuarto de baño. Sintió mucha curiosidad, y algo más, al escuchar la voz del marido que decía:
—Sally nunca nos perdonaría si supiera lo que estamos haciendo. Mi amiga irrumpió en el baño y encontró a su marido metido en la burbujeante bañera con Max, su perro.
—Colaboración de J. IMPERIAL (FILIPINAS)
LA REPARTICIÓN
Regañé a mis hijas de tres y cuatro años de edad por no compartir sus dulces. Como iba a dar a luz gemelos, les señalé que pronto seríamos una familia numerosa y debíamos aprender a compartir mucho más.
Unas semanas después, a mi regreso del hospital con los recién nacidos, la mayor de mis niñas le dijo a su hermana:
—Uno es para ti y el otro para mí.
Luego, me preguntó:
—Pero, ¿dónde están el tuyo y el de papá?
—Colaboración de V. TOMKIES (CANADÁ)
¿QUÉ VALE MÁS QUE EL DINERO?
No me malinterpreten: tener dinero está bien, pero a veces, cuando pienso en las múltiples funciones de mi paga semanal, me dan ganas de eliminar a los intermediarios. Hay muchas cosas más importantes para mí que el dinero. Por ejemplo, el año pasado habría aceptado gustosamente que me pagaran con un coche nuevo: me habría ahorrado la molestia de tratar con los vendedores.
Otras veces preferiría tener un ayudante a recibir un aumento; alguien que contestara el teléfono, hiciera indagaciones; en fin, que me diera un poco de ese bien más valioso que el dinero: el tiempo. Una encuesta de cafetería reveló que tener más tiempo sería lo único por lo que todos estarían dispuestos a sacrificar más dinero. Antes que títulos y prestaciones, lo que la gente quiere son más vacaciones. Lo segundo es autonomía, indispensable para quienes poseen la vena creativa: libertad para viajar, para contratar y despedir, para eludir obstáculos burocráticos, para tomar decisiones. Éstas son las cosas que casi todos deseamos.
Otros encuestados tuvieron ideas menos inocentes. Una mujer soñaba con que, en pago por su trabajo, su jefe le preparara la cena. Otro ambicionaba que un rival no consiguiera cierto ascenso. A este individuo no le bastaba el éxito propio: también necesitaba el fracaso ajeno, y estaba dispuesto a pagar por él.
El salario no es la única ni la mejor medida de un buen empleo. Para la mayoría de la gente hay más cosas en la vida que amasar una fortuna. Pero es difícil dilucidar qué vale más que el dinero.
Yo tengo una sugerencia: el amor; porque el amor —al trabajo, a los compañeros, a la familia y a los amigos— pasa la prueba más difícil de todas: con él salimos adelante en tiempos de estrecheces mucho mejor que con dinero en tiempos de desamor.
—RENEE LOTH, Boston Globe Magazine
¿CONQUE INDEPENDIENTE?
Estaba muy emocionado de haberme mudado por fin a mi propia casa, aunque quedaba apenas a una manzana de distancia de la de mis padres. El día en que quedé instalado me puse a descansar en el porche escuchando música y disfrutando de mi nueva independencia. Entonces sonó el teléfono. Era papá, para pedirme que bajara el volumen del aparato de sonido.
—Colaboración de ELI STICKLER (ESTADOS UNIDOS)
ACORDE CON LA ÉPOCA
Cuando se acercaba la época navideña, le dijimos a nuestro hijo Daniel, que entonces tenía tres años, que fuera pensando qué le pediría a Santa Claus.
Emocionados, le explicamos que debía escribir una cartita con su solicitud, ponerla en un sobre, atarla al cordón de un globo y dejar que éste subiera al cielo para que ahí lo pudiera ver Santa.
El pequeño nos miró, extrañado, y nos preguntó:
—¿No sería mejor mandarle un e-mail?
—Colaboración de VÍCTOR MOGUEL (CIUDAD DE MÉXICO)
DE PATRULLA
Leído en el semanario Hi, Neighbor, de Nueva York: "Un residente de la calle Fenner se quejó de un perro que ladraba mucho. La policía investigó y halló al perro solo en la casa. Se le ordenó que ladrara lo menos posible".
—Colaboración de ANGELINA HARRIS (ESTADOS UNIDOS)
POR QUÉ SON MEJORES LOS PERROS
• No hace falta esperar tres cuartos de hora para que estén listos para salir.
• No mienten.
• Jamás se niegan a tomar una siesta.
• No es necesaria una línea telefónica adicional para ellos.
• Los tiene sin cuidado que los chícharos se mezclen con el puré de papa.
• Costo medio de mandar un perro a la escuela: 42 dólares. Costo medio de mandar a un hijo: 103,000 dólares.
• A las 12 semanas de nacidos, ya están bien adiestrados.
• No se avergüenzan si usted canta en público.
• Si sus perros resultan descarriados, no es culpa de los genes de usted.
—JENNIFER BERMAN, Why Dogs Are Better Than Kids (ANDREWS MCMEEL)
PULCRA OBSESIÓN
Mi esposa vive obsesionada por la limpieza. Un día en que iba a empezar a trabajar una sirvienta nueva, me despertó y me dijo:
—¡Mi vida, ayúdame a limpiar la casa antes de que llegue la sirvienta!
—Colaboración de ANTONIO CRUZ (BRASIL)
EL INTENTO SE HIZO
Un policía nos detuvo a mi esposa y a mí por ir a exceso de velocidad en el automóvil, y cuando iba a llenar la boleta de infracción, mi mujer, que es peluquera, le dijo:
—Si nos deja marchar sin ponernos la multa, le cortaré el pelo gratis durante un año.
Entonces el agente se quitó el sombrero... ¡Era calvo!
—PETER ORPHANOS, Arizona Republic
NOCHE DE AMOR
Hace muchos años, la víspera de una Navidad, mi padre, mis hermanos y yo fuimos a la iglesia mientras mamá se quedaba en casa a preparar la cena: un asado de ganso especial. Como a la mitad de la ceremonia religiosa, un amigo de la familia, el doctor Clarke, se acercó a papá y le susurró algo al oído. Mi padre nos dijo que volviéramos solos a casa y se marchó con el médico. Cuando llegamos, no encontramos a mamá, ni tampoco los manjares que íbamos a cenar.
Resultó que el doctor Clarke se había enterado de que una familia de indigentes no tenía nada que comer y estaba quemando leña para calentarse. Él, mi padre y otro amigo convencieron a un comerciante de que dejara el festejo por un rato y le llevara a la familia una tonelada de carbón. Luego el doctor, el amigo y sus esposas les llevaron regalos, y mis padres, la cena.
Esa noche no cenamos hasta muy tarde. Pero fuimos afortunados, pues papá guardaba carne de res en el cobertizo y le pareció bien para un asado. Mi madre empezó los preparativos de nuevo y todos la ayudamos. Aunque era muy pequeña aún, esa Navidad me pareció maravillosa.
—Colaboración de ELEANOR MCCUTCHEON (CANADÁ)
EN CASA DEL HERRERO...
Hace tiempo, un noticiario de Honolulú informó de que el techo de un almacén de plaguicidas de Hawai se había derrumbado. Al parecer, estaba infestado de termitas.
—Colaboración de MANNY HALL (ESTADOS UNIDOS)
Un anuncio del periódico decía: "Hombre invisible busca mujer transparente para hacer cosas nunca vistas".
—Tabasco Hoy (VILLAHERMOSA, MÉXICO)
ESPEJITO, ESPEJITO
Una noche, al ir a acostarme, vi a mi hermano menor afeitándose delante del espejo del cuarto de baño. Al preguntarle por qué se afeitaba a esas horas, me respondió:
—Quiero que mi cara haya cicatrizado para mañana.
—Colaboración de JOSEFINA HORTAS (VIGO, ESPAÑA)
Una tarde de diciembre, acababa yo de poner el nacimiento en mi oficina con la ayuda de la hijita de una compañera de trabajo. Aprovechando la época y el lugar, le hablé del verdadero sentido de la Navidad y concluí diciendo que debíamos sentirnos muy felices porque Dios se había hecho hombre.
—¡Sí! Por eso el cielo es azul —respondió la pequeña sin titubear—. Si se hubiera hecho mujer, el cielo sería rosa.
—Colaboración de ENRIQUE DE LA BARRERA (CIUDAD DE MÉXICO)
DESLUMBRADOS
En el verano de 1999, Winnipeg lucía maravillosa: la ciudad era sede de los Juegos Panamericanos y un hervidero de turistas que habían venido de todo el continente a presenciar las competencias. Quienes tenían boletos para asistir a los estadios podían trasladarse gratis en los autobuses públicos con sólo mostrar las entradas. Una tarde en que volvía a casa después de trabajar, vi a una pareja de ancianos subir al autobús, con evidente intención de asistir a alguna de las pruebas. Durante el trayecto, no dejaban de admirarse en voz alta por lo hermoso que era el lugar, lo bonitas que se veían las calles y lo mucho que lucían jardines y edificios. Me sentí tan orgullosa de mi ciudad, que me volví hacia ellos y les pregunté de dónde eran.
—De aquí —contestaron muy risueños—. Sólo que teníamos muchos años de no venir al centro.
—Colaboración de ORYSIA TRACE (CANADÁ)
La vejez se inicia cuando nos levantamos sin metas y nos acostamos sin esperanzas.
— AUGUSTO BELMONT BAR, Mi Casa (LIMA)
RESCATISTA EMERGENTE
Después de darse a la buena vida durante las vacaciones, algunos de mis compañeros de trabajo decidieron ponerse en forma ingresando a un programa de natación. El formulario de inscripción solicitaba el nombre de una persona a quien llamar en caso de emergencia. Cuando discutían el punto, uno dijo: "Más vale poner a alguien que sepa nadar".
—Colaboración de S. L. Frazer (Canadá)
Hoy en día, la gente espera abrir la puerta del éxito con control remoto.
—Herman de Zwaan (Holanda)
ESTÁ EN GRIEGO
Un estudiante tenía más talento para las fiestas que para la química, así que con muchos trabajos terminó sus estudios. En uno de los exámenes finales, cuando se disponía a responderlo, se inquietó:
—Creo que ya no veo bien —le dijo tartamudeando al malencarado maestro—. Entendería más si estuviera en griego.
—Es que es griego —atajó el profesor—. Te equivocaste de salón.
— Colaboración de W. A. LEAVEY (CANADÁ)