Publicado en
diciembre 01, 2013
Un desengaño anterior... La decepción de quien dio mucho y no fue correspondido, va creando seres que no siempre logran superarlo y cuando intentan rehacer sus vidas van portando un cúmulo de amarguras que tarde o temprano afloran.
Por María R. Espinel de Massú.
El desengaño amoroso causa en los seres humanos un deterioro personal inenarrable, el sentirse desdeñado por su pareja es una de las premisas más dolorosas por las que puede pasar, sobre todo si se ha puesto mucho de sí mismo, si la entrega ha sido absoluta y a cambio se ha recibido tan solo rechazo o abandono...
Romper con el pasado es muy difícil muchas veces para algunas personas, pues se aferraron durante mucho tiempo a una situación que era de por sí insalvable y al final salieron lastimados, pero eso no fue motivo para arrancar de sus vidas el episodio y emprender otros nuevos como páginas en blanco, sino como carillas borroneadas que tratan de volver a usar, con los consecuentes resultados de tal vez un nuevo fracaso, y es que arrastran rencores que no les permite ser feliz y más bien adoptan una actitud a la defensiva, con el fin de evitar pasar nuevamente por lo mismo.
TOMAR LA DELANTERA
Muchas personas piensan que las decepciones sufridas fueron por falta de experiencia al respecto, por no haberse percatado de una mala situación afectiva hasta que surgiera el desastre; sin embargo, el remedio es peor que la enfermedad en el nuevo matrimonio, pues quieren tomar delantera y avanzar en "suspicacia", lo que suele convertirse en una embestida diaria de celos, de dudas, de desconfianza.
La agresividad se impone e impera la duda que conlleva a la inseguridad, ya no sólo de uno sino de los dos miembros de la nueva pareja ya que la otra parte se sentirá agobiada, incluso perseguida.
PASAR LA PAGINA
Es la única forma de empezar una nueva relación... Si esto no se hace posible significan dos cosas, o bien no se ha dejado de amar a quien nos ha herido o no se ha logrado la madurez emocional para percatarse que el mundo sigue girando a pesar del mal rato sufrido. En ambos casos, no se está preparando para continuar por la senda afectiva, pues en vez de atraer a la nueva pareja, lo único que se logrará será ir sembrando espinas que tarde o temprano nos volverán a hacer sangrar y removerá viejas heridas, pero no por culpa del nuevo cónyuge sino por uno mismo, quien no ha tenido la entereza de poner un punto final al despecho anterior.
RESPONSABILIDAD HACIA QUIEN NOS AMA
Debe creerse en el ser humano, en su capacidad afectiva, en su don de entrega... al menos hasta que no se pruebe lo contrario; por lo tanto no se puede actuar a la defensiva, esperando al acecho el menor desliz, tal vez sin consecuencia alguna de quien nos ha buscado no para continuar nuestra amargura sino para caminar juntos por la vida.
No tenemos derecho a hacer pagar a otra persona el daño que nos ocasionara quien fuera nuestra pareja antes.
La paciencia de las personas tiene un límite, y quien nos ama, por mucho que lo haga, lo tendrá.
En el fondo, el cónyuge, sabe que lo que afecta a su pareja son los malos recuerdos y al no sentirse culpable de ello, solo se obtendrá en corto tiempo, desamor, frialdad y desapego.
Una fórmula apropiada para "cruzar hacia la otra orilla" es apreciar el resultado de la comparación entre el matrimonio anterior y lo que ahora se tiene. Al recibir ventajas, pues debe sentirse halagado y demostrárselo así a su pareja, sin tapujos, sin mediocridades de conducta, como aquellas personas que creen que solo "siendo muy firmes" podrán tener éxito en sus matrimonios. No es fácil, definitivamente, poner en un saquillo cuanto se ha vivido, y esas vivencias negativas son peor aún. La propia autoestima debería ser suficiente para repetirse ante sí, que existe la posibilidad de reconstruir algo derrumbado porque tenemos méritos para que esté a nuestro lado quien sí sabe hacer feliz a su pareja...
CONCLUSIONES
El ser humano nació para ser feliz o al menos dedicarse con ahínco a la búsqueda de ello. Si alguien nos hirió no caigamos en herir a otros con el absurdo afán de autoprotegernos demasiado... abramos nuestro corazón con frescura de amor nuevo y no solo debemos dar como antes, sino más, ya que la riqueza de los años va aumentando la capacidad de hacerlo.
Al emprender una nueva relación, un nuevo matrimonio, demos paso a todas las oportunidades... y llevemos en nuestro equipaje tan sólo renovadas ilusiones, porque el viaje es hacia mejores horizontes, dependiendo tanto de nosotros.
Fuente: Revista HOGAR, Abril 1999.