LEA ESTO ANTES DE QUE LE DÉ UN INFARTO
Publicado en
octubre 06, 2013
Por Rick McGuire.
UN ATAQUE CARDIACO puede sobrevenir en cualquier momento, aunque haga usted ejercicio todos los días, siga un régimen alimentario adecuado y tenga un nivel de colesterol inferior a 200. Un nivel bajo del colesterol "bueno", o lipoproteínas de alta densidad, o una cantidad excesiva de triglicéridos, pueden acarrear problemas. Y el riesgo es el mismo para las mujeres que para los hombres.
Pero un ataque cardiaco no tiene que ser el fin del mundo. Hay potentes medicamentos disolventes de coágulos, que detienen infartos. Estos fármacos pueden salvar miles de vidas cada año, pues si se administran a tiempo eliminan las obstrucciones de las arterias que son la causa de la mayoría de los infartos del miocardio.
El doctor Douglas Weaver, profesor de medicina, afirma que los médicos dudan demasiado cuando se trata de decidir si un paciente se somete o no se somete a la terapia de disolución de coágulos. Está convencido de que, casi siempre, no dar ese tratamiento es más peligroso que darlo.
El doctor Robert Ginsburg, profesor de medicina y director de la unidad de intervenciones cardiológicas de cierta universidad, está de acuerdo. "Esa terapia no se usa tanto como debería usarse", afirma.
Para asegurarse de que le administren a usted el tratamiento adecuado cuando lo necesite, tiene que hacer ciertos preparativos, como a continuación se explica.
CONSULTE A SU MEDICO
AVERIGÜE SI SU MÉDICO es partidario del uso enérgico de estos medicamentos. ¿Está enterado de su utilidad y de la importancia de administrarlos a tiempo? Para que resulten eficaces, deben administrarse durante las primeras horas posteriores a las primeras señales de infarto. Un importante estudio reveló que si se toman antes de que pase una hora, reducen el riesgo de muerte en 47 por ciento, y si se toman entre tres y seis horas después, la reducción es de 17 por ciento.
Son dos los fármacos disolventes de coágulos que se usan: la estreptoquinasa y el trombo plasmático activado (TPA). Cierta investigación reciente de gran magnitud reveló índices de supervivencia ligeramente mayores para pacientes que tomaron el TPA, medicamento más caro, que para los que tomaron estreptoquinasa, pero otros estudios han indicado que ambas sustancias son igualmente efectivas. Y en otras investigaciones diversas se ha llegado a la conclusión de que el TPA ofrece un riesgo ligeramente mayor de sufrir un ataque apoplético. Sin embargo, no cabe duda de que lo verdaderamente importante es recibir cualquiera de estos medicamentos sin tardanza cuando se está teniendo un ataque cardiaco.
Una vez que se haya asegurado de que su médico es partidario decidido del uso de disolventes de coágulos, pídale que le ayude a determinar si son adecuados para usted. Según la Asociación Estadounidense de Cardiología y la Universidad Estadounidense de Cardiología, es peligroso usar disolventes de coágulos en cualquiera de los siguientes casos:
√ Si se tiene antecedentes de problemasrelacionados con hemorragias, y especialmente si se padece alguna hemorragia interna activa (por ejemplo, úlceras)
√ Si se han tenido ataques de apoplejía
√ Si recientemente se ha sufrido algún traumatismo en la cabeza
√ Si se tiene la presión arterial muy alta (arriba de 200/120)
√ Si la paciente está embarazada
√ Si la persona ha sido sometida a una resucitación cardiopulmonar prolongada o traumática
√ Si se tiene la sospecha que hay un aneurisma disecante de la aorta
√ Si se padece retinopatía diabética u otro trastorno oftálmico relacionado con sangrados intensos.
√ También es posible que su médico se resista a administrarle disolventes de coágulos si usted se ha sometido recientemente a una operación que pueda causarle hemorragias
√ Si está tomando medicamentos para hacer menos densa la sangre
√ Si padece trastornos hepáticos de consideración
√ Si tiene antecedentes de hipertensión crónica severa, y
√ Si anteriormente ha tomado estreptoquinasa.
En el pasado, los médicos evitaban administrar disolventes de coágulos a pacientes de edad avanzada, pues las personas mayores de 75 años son más propensas a sufrir complicaciones (especialmente hemorragias y ataques apopléticos) por el uso de estos medicamentos. Pero recientemente se han hallado indicadores de que también en este caso los beneficios son mayores que los riesgos. Pese a las complicaciones, entre dichos pacientes los disolventes de coágulos reducen el número de muertes en 15 por ciento.
ESCOJA EL MEJOR HOSPITAL
EL TIEMPO DE RESPUESTA en la sala de urgencias varía mucho de un hospital a otro. En cierto estudio se compararon 13 hospitales, y se observó que el lapso que transcurría entre el momento en que ingresaba una víctima de infarto y el comienzo de la terapia a base de disolventes de coágulos variaba de 30 minutos (muy buen tiempo) a 255 minutos (tardanza que puede resultar fatal).
El doctor Edgar González, profesor de medicina y farmacología, recomienda: "No lo deje usted para cuando sufra un ataque cardiaco. Investigue con antelación en qué hospitales se administran disolventes de coágulos desde que el paciente llega a la sala de urgencias".
LLEVE CONSIGO INFORMACION SOBRE SU HISTORIAL MEDICO
ESTO LO AYUDARÁ a pasar más rápidamente por la sala de urgencias. El doctor Gerald Pohost, director del departamento de cardiología en cierta universidad, recomienda preparar con ayuda del médico los siguientes documentos, para llevarlos en el bolso o en la cartera:
Un electrocardiograma preventivo. El electrocardiograma es un registro de la actividad eléctrica del corazón. En Estados Unidos, los fabricantes de disolventes de coágulos y las autoridades sanitarias exigen, para administrar estas sustancias, que el electrocardiograma del paciente indique anormalidades claramente. "Los electrocardiogramas obtenidos como medida preventiva son de gran ayuda para que el médico determine si el dolor de pecho se debe a un ataque cardiaco o a otra causa menos grave", dice Pohost. Así pues, solicite usted a su médico que le haga un electrocardiograma, y lleve una fotocopia reducida de este en la cartera.
Una hoja de información médica que comprenda lo siguiente:
• Todos los medicamentos que esté usted tomando, sean o no sean por prescripción, incluyendo complemetos alimenticios de vitaminas y minerales.
• El nombre y el número telefónico del médico de cabecera, y del cardiólogo en caso de tenerlo.
• Una lista de todos los medicamentos que le produzcan reacciones alérgicas.
• Una lista de los padecimientos por los que esté recibiendo tratamiento, con datos sobre toda hospitalización o intervención quirúrgica en el año precedente.
• Una historia clínica familiar, en la que consten las enfermedades de consideración que hayan sufrido sus padres.
Cuanto más amplia sea la información de que disponga el médico de la sala de urgencias, tanto más fácil le resultará prescribir el tratamiento adecuado, dice Pohost. Si se le ha administrado estreptoquinasa con anterioridad, debe mencionarlo en la lista, porque la estreptoquinasa causa la formación de unos anticuerpos que, a su vez, desencadenan una reacción alérgica cuando por segunda vez se administra dicha sustancia.
Si tal es el caso, debe usarse algún otro disolvente de coágulos.
INFORME A SU FAMILIA
SI USTED SUFRE un infarto del miocardio, probablemente quede incapacitado para llevar a cabo el plan que haya trazado con su médico. En ese caso, su cónyuge u otro miembro de su familia tendrá que hacerlo. Asegúrese de que sus familiares conozcan los síntomas de un ataque cardiaco, los cuales pueden ser uno o varios de los siguientes: dolor u opresión en el pecho, los brazos, los hombros, el cuello, la mandíbula; cansancio; indigestión; náusea; mareo; pérdida del conocimiento; sudor; malestar inexplicable; dificultad para respirar.*
AHORA SUPONGAMOS que ya no se trata de trazar un plan, sino que se presenta la urgencia: usted o sus familiares creen que tiene síntomas de un ataque cardiaco. Hay que hacer lo siguiente:
1. Sin demora y sin titubeos, solicite ayuda. No permita que el temor a una posible falsa alarma sea la causa de su muerte.
Incluso para los propios médicos es a veces difícil aceptar la realidad de un ataque cardiaco, comenta el doctor E. Jackson Allison, profesor y jefe del departamento de medicina de urgencias de cierta universidad. Y a propósito de esto relata la historia de un colega que lo llamó por teléfono para preguntarle: "¿Qué harías si tuvieras un dolor de pecho que se extendiera al brazo izquierdo, y si comenzaras a sudar y sintieras dificultad para respirar?"
"Pensé que estaba bromeando", dice Allison. "Le respondí que iría al médico de inmediato. Él mismo era médico y, no obstante, se negaba a admitir que estaba sufriendo un ataque cardiaco. Al día siguiente lo sometieron a una operación de derivación coronaria".
* Vea el artículo "Síntomas poco conocidos de un ataque cardiaco", publicado en Selecciones del Reader's Digest en agosto de 1993.
2. Llame una ambulancia. En la mitad de los casos de ataque cardiaco, transcurren más de dos horas desde que el paciente nota los primeros síntomas hasta que ingresa en la sala de urgencias. Esa demora puede resultar fatal. Mucha gente cree que los infartos son trastornos fuertes y momentáneos, pero en realidad la lesión puede agravarse si no se recibe tratamiento. Es posible que una zona pequeña del miocardio que muere por falta de riego sanguíneo se agrande en el transcurso de varias horas e incluso de días. En cambio, si se administra a tiempo un disolvente de coágulos, disminuyen las posibilidades de que eso ocurra. "La terapia de disolución de coágulos, si se aplica en las primeras etapas de un infarto, puede detenerlo", dice el doctor Weaver.
Si el paciente llega a la sala de urgencias en auto particular, ya sea que lo conduzca él mismo u otra persona, no es difícil que su ingreso se demore. "No conduzca usted mismo", aconseja el doctor Bertram Pitt, profesor de medicina interna de la Universidad de Michigan. "Si está usted sufriendo un infarto, quizá pierda el conocimiento y tenga un accidente".
Además, dice el mismo médico, una ambulancia lo llevará más rápidamente, y el personal que vaya en ella podrá empezar a tratarlo de inmediato. "Si hay alguna irregularidad en los latidos de su corazón", añade Pitt, "los paramédicos de la ambulancia podrán aplicarle choques con un desfibrilador. Además, en algunas ambulancias se administran disolventes de coágulos. Por último, cuando usted llega en ambulancia, el personal de urgencias sabe que usted está enfermo y lo atiende más rápidamente que si llega por su propio pie".
Si usted sabe qué hospitales cuentan con unidades de terapia coronaria de urgencia las 24 horas del día, podrá solicitar que lo lleven al más cercano.
3. Tome una aspirina. Si toma una aspirina antes de ir al hospital, serán menos las probabilidades de que sufra lesiones cardiacas. Para obtener los mejores resultados, mastíquela, a fin de que la sustancia penetre más rápidamente en el flujo sanguíneo. Ingerida al primer síntoma de infarto, la aspirina empieza a actuar en el coágulo que se esté formando. Pero tenga cuidado: el medicamento agrava ciertas enfermedades de urgencia (aneurisma disecante de la aorta, úlceras sangrantes, pancreatitis) que también producen dolor pectoral. Pregunte a su médico si en su caso un dolor pectoral sería señal de infarto más probablemente que de otro padecimiento.
4. Llame a su médico o haga que un familiar lo llame. Su médico puede llamar a la sala de urgencias para decir: "Mi paciente va en camino. Quizá esté sufriendo un ataque cardiaco, y es buen candidato para recibir terapia a base de disolventes de coágulos".
5. Haga valer su opinión en la sala de urgencias. Cuando usted llegue, le harán de inmediato un electrocardiograma, si no se lo han hecho ya en la ambulancia. Usted (o algún miembro de su familia) debe decirle al médico de urgencias que desea que le administren disolventes de coágulos. Muéstrele al médico la copia de su electrocardiograma preventivo y la hoja de datos médicos.
Si la prueba revela que ha sufrido un ataque cardiaco leve y el responsable piensa que usted no es buen candidato para la terapia a base de disolventes de coágulos, pídale que llame a su médico. También puede decirle que usted conoce los riesgos de estos medicamentos, que los ha discutido con su médico y que los acepta. Finalmente, puede mandar llamar a un cardiólogo para pedir una segunda opinión.
POR FORTUNA, tomando las medidas adecuadas, usted hará mucho para garantizar que en el momento oportuno le administren los medicamentos que quizá le salven la vida. ¡Ahora mismo hay que prepararse para ello!
© 1992 POR RICK MCGUIRE. CONDENSADO DE "PREVENTION" (OCTUBRE DE 1992), DE EMMAUS, PENSILVANIA.