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septiembre 08, 2013
LLOVÍA a cántaros, así que, para no andar, llamé a la oficina de policía donde trabajo y pregunté si algún oficial podía ir a recogerme a casa.
Acababa de llegar el auto de patrulla, cuando sonó el teléfono y mi hijo lo contestó: "Lo siento mucho, ya se fue", le oí decir a quien llamaba. "La policía acaba de llevársela".
—W.P.
MIENTRAS se filmaban en las calles de Nueva York algunas escenas de la nueva película Superman, durante el verano de 1977, mi jefe, que es presidente de la empresa editora de las historietas de este personaje, se detuvo un rato en el lugar de la filmación. De pronto se apagaron todas las luces y escuchamos por una raradio de transistores la noticia del gran apagón que se había producido en la ciudad.
Mi patrón fue a una caseta de teléfonos para hablar con su esposa. Cada vez que echaba una moneda en el aparato, escuchaba un ruido metálico y luego... nada. Cuando se acercaba uno de los tramoyistas de la compañía, mi jefe le advirtió que el teléfono no funcionaba.
Claro que no! —exclamó el otro— Está usando la casilla de Superman.
—G.G.
EL COORDINADOR audiovisual de nuestra escuela escribió así un pedido de repuestos: "Manden una placa de cristal para el proyector. La nuestra la rompió un sacerdote demasiado entusiasta al darle un puñetazo durante una clase de catecismo. Favor de enviarnos la factura".
A los pocos días llegó la placa con el siguiente recado: "Les rogamos que la acepten sin recargo. La escuela no es responsable por una manifestación de ira divina".
—M.T.
CIERTO ejecutivo de una compañía, describe así una condecoración administrativa de los Estados Unidos llamada el Premio de Gerencia Cristóbal Colón: "Se otorga en honor del Gran Almirante, que ha sido el mejor gerente de todos los tiempos. Se hizo a la mar sin saber a dónde iba; al llegar, no supo dónde estaba; y al regresar, ignoraba en dónde había estado".
—F.M.
Mi JEFE había enviado su automóvil al taller para que se lo reparasen, y como era mi vecino me pidió que al día siguiente lo llevaraa la oficina. Accedí a ello, pero me inquietaba el temor de que se me olvidara pasar a recogerlo. El jefe mismo habrá abrigado igual temor, porque al subir a mi auto, por la mañana del día siguiente, encontré, montada sobre el volante, una enorme fotografía suya.
—C.D.
EN UN rodeo, un caballo bronco se cayó y atrapó debajo al jinete. Sus amigos, que corrieron a salvarlo, le gritaban:
—Aguántate un poco, que ya vamos a levantarte.
—Ayuden al caballo a levantarse —dijo indignado el vaquero—. Yo sigo todavía en la silla.
—S.V.
EL DEPARTAMENTO de policía de Baltimore, en el Estado norteamericano de Maryland, célebre por su magnífico cuerpo de ayudantes caninos, quedó algo desconcertado ante un incidente sucedido hace poco. Al regresar del trabajo, cierta señora descubrió con espanto que su casa había sido robada y desmantelada. Llamó a la policía e informó al momento del delito.
La radio policial emitió el aviso por todos los canales, y un agente del cuerpo encargado de los auxiliares caninos que patrullaba ese vecindario fue el primero en presentarse en el lugar con un perro amarrado a la traílla. La señora corrió a la puerta y, dándose una palmada en la frente, exclamó quejumbrosa: "¡Llego a casa de trabajar y encuentro que me han robado todo lo que poseo! Llamo a la policía... y ¿qué me mandan? ¡Un agente ciego!"
—W.M.
Mi PADRE, pastor protestante, estaba a punto de jubilarse cuando le ofrecieron un puesto en un establecimiento de reparación de televisores. Se inscribió entonces en un curso de electrónica, obtuvo su diploma de técnico reparador y, antes de la jubilación, comenzó a hacer trabajos a domicilio. Cierto día, después de haber desempeñado varios deberes religiosos, se detuvo en el taller. Allí le avisaron que un campesino había llamado por teléfono diciendo que el televisor estaba descompuesto. Mi padre resolvió ir a verlo. Al llegar á la puerta de la casa de campo, preguntó si allí era donde había un televisor "muerto".
—Sí —dijo el agricultor, observando el cuello de su sotana—, pero no imaginé que enviarían a alguien para rezar por él.
—K.C.