EN FORMA, SIN PRIVARSE DE BOCADILLOS
Publicado en
marzo 31, 2013
Los especialistas en salud le indican cómo puede usted estar...
Por Patricia Skalka.
COMO QUIEN RECUERDA a viejos amigos perdidos hace mucho tiempo, Johnathan Robinson, de 38 años de edad, hace memoria de sus bocadillos favoritos: pollo frito, tartas de fruta, galletas. En 1990, Robinson, vicepresidente de una agencia de promoción de ventas, tuvo que hacer frente a nuevas presiones en su trabajo. En 12 meses, subió siete kilos. La mayor parte de ese sobrepeso, según él mismo confiesa, se debió a los bocadillos que consumía entre comidas. Entonces juzgó que 105 kilos eran demasiado para su estatura de 1.95 metros.
Para adelgazar, Robinson tomó almuerzos más ligeros, eliminó la carne roja de su dieta y modificó radicalmente sus hábitos de consumo de bocadillos. En vez de refrigerios ricos en grasa, empezó a comer fruta, verdura, yogur, galletas de trigo integral y rosetas de maíz sin aceite. En seis semanas bajó siete kilos, y el verano pasado se deshizo de otros dos. "Con refrigerios sanos y una dieta equilibrada, me resultó fácil adelgazar y conservarme así", relata Robinson.
En efecto, las investigaciones médicas indican que, si se hace en forma correcta, el consumo de bocadillos contribuye a la salud de las personas, e incluso les ayuda a controlar el peso. En un estudio reciente que se llevó a cabo en la Universidad de Cornell, 13 mujeres comieron cuanto quisieron de 41 alimentos con bajo contenido de grasa, tanto en sus comidas normales como cuando les apetecía un refrigerio. En 11 semanas bajaron, en promedio, 2.5 kilos.
Aun más sorprendentes fueron los resultados de un estudio que hizo en Canadá el doctor David Jenkins, profesor de medicina y ciencias de la nutrición en la Universidad de Toronto. Durante periodos de dos semanas, siete hombres comieron los mismos alimentos saludables. En el primer periodo, hicieron las tres comidas normales: desayuno, almuerzo y cena. En la segunda parte de la prueba, tomaron los mismos alimentos, pero divididos en 17 minicomidas. Cuando los investigadores analizaron la sangre de estos hombres, descubrieron que la alimentación a base de porciones pequeñas ingeridas con más frecuencia había abatido en un 8.5 por ciento la concentración en la sangre del colesterol total. Es más, el colesterol lipoproteico de baja densidad (LBD), al que los médicos denominan colesterol "malo", les había disminuido en 13.5 por ciento. Esa cifra asombró incluso a los investigadores, asegura Jenkins.
La ciencia médica ha descubierto la razón de estos hallazgos. Las comidas abundantes y poco frecuentes aportan más calorías de las necesarias para los complejos mecanismos que regulan los procesos digestivos y metabólicos. Por ello, el organismo no aprovecha todo el alimento como energía, y tiene que almacenar el excedente en forma de grasa.
Sin embargo, el consumo de bocadillos no es conveniente para todos. Las personas que no pueden resistir la tentación de comer los alimentos inapropiados deberían prescindir del hábito de ingerir bocadillos. Pero la mayoría de nosotros podemos consumirlos con el propósito de controlar nuestro peso y mejorar nuestra salud, siempre y cuando observemos estas cinco recomendaciones de los nutriólogos:
1. Rechace la mayor parte de los bocadillos procesados.
El jugador de baloncesto Bill Markham tuvo muchos años la costumbre de atiborrarse de barras de chocolate con caramelo, papas fritas y otras golosinas de escaso valor nutritivo. Durante la temporada de baloncesto, los bocadillos con cuantioso aporte de calorías no lo perjudicaban. Pero cada verano, esos agasajos lo hacían subir 4.5 kilogramos. Cuando se iniciaban las prácticas de otoño, el atleta, de 2.10 metros de estatura, se sentía lento y pesado.
En 1990, con la esperanza de acabar con ese cíclico aumento de peso, Markham, que tenía 22 años, suprimió todos los refrigerios y se limitó a tres comidas sanas al día. Pero siempre se quedaba con hambre. La tentación de regalarse con una barra de chocolate y caramelo —una manera rápida de recuperar energía— era demasiado difícil de resistir. Por último, Markham fue a consultar a la nutrióloga del equipo.
"Estás tomando los bocadillos inapropiados", le dijo la especialista. Le sugirió que los sustituyera con yogur, fruta, pequeños sandwiches hechos en casa. Markham se sintió a gusto con su nueva dieta, y por primera vez no aumentó de peso durante el verano.
Los nutriólogos han advertido desde hace tiempo que muchos bocadillos procesados aportan calorías inútiles a costa de los nutrientes necesarios. Pero algunos sí son saludables. Los nutriólogos aprueban, por ejemplo, las galletas saladas (sin sal son mejores incluso) porque están horneadas y no fritas, y las rosetas o "palomitas" de maíz que se preparan sin aceite, las cuales aportan pocas calorías y contienen mucha fibra.
2. Planee sus bocadillos como planea sus comidas.
Jackie Berning, consultora en nutrición del equipo de futbol profesional Broncos de Denver, aconseja a los jugadores que escojan refrigerios con alto contenido de nutrientes. Se trata de alimentos, generalmente con poca grasa, que aportan el mayor número de vitaminas y minerales por el menor número de calorías. Son alimentos de buena calidad, del tipo que normalmente consumimos en las comidas. No tomamos una barra de chocolate y caramelo como cena, observa Jackie. Tampoco deberíamos tomarla como refrigerio. Una rebanada de pan, sola o untada con una capa delgada de mantequilla de cacahuate, es una opción mejor.
"No se concentre en los alimentos que no debe comer", recomienda la dietista clínica Marilyn DeSalvo. "Guarde en su casa o en el cajón del escritorio de su oficina los bocadillos que sí le conviene consumir". Si tiene a la mano un bocadillo saludable, agrega la señora DeSalvo, eso será lo que se coma.
En opinión de los expertos, se obtiene mayor provecho de las calorías que aportan los bocadillos si se hacen coincidir estos con las necesidades alimentarias.
Los niños en edad preescolar, por ejemplo, se benefician más con trocitos de carne, pollo y fruta, ásí como con cereales secos, galletas saladas, verduras ligeramente cocidas y productos lácteos.
La mayoría de los adolescentes no obtienen suficiente calcio en su dieta normal. Para ellos, las opciones más apropiadas son leche, yogur, pizza y "hamburguesas" de carne muy magra con queso.
Las personas de edad avanzada necesitan versiones menos grasas de la misma dieta rica en calcio indispensable para los adolescentes. Además, deben incluir en su menú pollo y atún, que son ricos en proteínas, hierro, cinc y vitaminas del complejo B. A esto pueden agregar galletas de avena y de trigo entero y, para el aporte de vitaminas A y C, verdura cruda.
3. Ingiera bocadillos cuando realmente los necesite.
"Coma cuando tenga hambre; no cuando el reloj señale que es hora de comer", aconseja Alicia Moag-Stahlberg, dietista investigadora. De cuatro a seis horas después de comer, el hígado agota su reserva de carbohidratos, las sustancias alimenticias que el organismo transforma en azúcar sanguíneo, explica la nutrióloga Evelyn Tribole, autora de Eating On the Run ("Comidas a la carrera"). Cuando esto sucede, uno se siente cansado y puede sobrevenir una jaqueca. Para no quedarse sin energía, añade la señora Tribole, no hay que dejar que pasen más de cinco horas sin tomar un refrigerio.
Un reciente estudio sobre nutrición indica que un bocadillo por la tarde también refuerza la energía cerebral. Los investigadores analizaron la capacidad mental de ocho estudiantes que tomaban por las tardes un refrigerio de gran valor energético, y luego compararon su desempeño con el que tuvieron cuando sólo se tomaban un refresco dietético sin cafeína. Con los bocadillos, los estudiantes obtenían resultados entre 20 y 30 por ciento mejores en las pruebas que exigían buena memoria y concentración.
4. Lea con cuidado las etiquetas de los alimentos.
Un psicólogo solía beber una lata de jugo de uva en la pausa matutina de sus diarias labores. "Sólo me aporta 90 calorías", comentó con su compañera de trabajo, la dietista Jayne Newmark. Esta leyó la etiqueta y negó con la cabeza. "Son 90 calorías por ración", replicó. "Pero aquí dice que la lata contiene dos raciones. En realidad, el jugo te da 180 calorías".
Lea con atención las etiquetas de los productos comestibles aprovechables como bocadillos. La dietista Newmark propone que se escojan los alimentos que satisfagan los siguientes requisitos por cada ración:
• Sodio: 250 miligramos, cuando mucho.
• Grasa: tres gramos o menos, por cada 100 calorías.
• Fibra: de cuatro a cinco gramos. (No todos los refrigerios nutritivos son ricos en fibra, así que cerciórese de que sus bocadillos la contengan.)
Desconfíe de las artimañas publicitarias. El refrigerio que se anuncia "sin colesterol" no siempre está libre de grasa. Los productos alimenticios marcados sin colesterol no contienen grasas animales, pero muchos son ricos en grasas vegetales saturadas,que pueden elevar su concentración de colesterol sanguíneo.
5. Combine los refrigerios con el ejercicio.
David y Judy Tollett acostumbraron por años atiborrarse de bocadillos que engordaban, y rara vez hacían ejercicio. Cuando Judy llegó a pesar 72.5 kilos, y la báscula le marcó a David 102.5 kilos, el matrimonio decidió modificar estos hábitos. En febrero pasado, los Tollett iniciaron un programa que consistía en ejercicio moderado —una caminata de una hora, tres veces por semana— y refrigerios saludables. Al final de 12 semanas de este régimen, Judy había bajado más de 11 kilos, y David, 14.
Según los especialistas, el ejercicio y los bocadillos apropiados constituyen la combinación ideal para bajar de peso; contribuyen a controlar el apetito y a proporcionar más energía, además de acelerar el metabolismo (la velocidad a la que el organismo asimila y utiliza los nutrientes). Cada vez que se ingiere un alimento rico en carbohidratos, el proceso digestivo quema alrededor del diez por ciento de las calorías que aportan los alimentos.
Todos los nutriólogos recomiendan acompañar la dieta de refrigerios saludables con ejercicio corporal. Ello se debe a que el ejercicio, por poco que usted lo practique, le ayuda a sentirse bien consigo mismo. Y si se siente bien, deseará comer lo que le conviene; así, será más probable que elija ese bocadillo saludable... y que se sienta todavía mejor.