CÓMO RECONOCER UN TALLER MECÁNICO CONFIABLE
Publicado en
diciembre 23, 2012
Algunos consejos para eludir a los mecánicos timadores e incompetentes.
Por Robert Sikorsky
LLEVAR EL AUTO al taller mecánico es muy parecido a ir al dentista. Puede ser doloroso, más costoso de lo previsto... y dejarlo a uno atolondrado. Pero, si sabe usted distinguir un buen taller mecánico de uno malo, logrará que le den un servicio honrado y competente. He aquí algunos consejos:
1. Consiga recomendaciones. Cuando era yo columnista de automovilismo en un diario, pedí una vez a mis lectores que me enviaran los nombres de buenos talleres mecánicos. Preparé así una lista de 45 mecánicos y talleres y la ofrecí gratuitamente a quien la solicitara. Más de 1000 personas me escribieron para pedirla, y nadie expresó jamás insatisfacción con ninguna de mis recomendaciones. Eso me hizo comprender el valor de un consejo amistoso.
Cuando viaje, probablemente no pueda recurrir a las sugerencias de sus amigos. En tal caso, resultarán útiles las recomendaciones de la policía local, de los recepcionistas de moteles, las camareras o los dependientes de los establecimientos que venden partes de repuesto.
2. Investigue el taller. No todos los talleres están capacitados para hacer toda clase de reparaciones. No debe usted acudir a la estación de servicio que está cerca de su casa para que le reparen los instrumentos digitales del tablero, ni esperar que un taller de lubricación rápida desentrañe los misterios de una falla del motor.
Primero, inspeccione bien el taller. ¿Está limpio y bien organizado? A veces, la apariencia del establecimiento da un indicio de cómo funciona el negocio.
A continuación, hable con el gerente y con los técnicos. ¿Se muestran interesados en su problema? ¿Respaldan su trabajo con una garantía por escrito? Si no están a la vista las tarifas de las reparaciones, pregunte por el precio de cada servicio. También cambie impresiones con los clientes. ¿Acuden con frecuencia a ese taller? Es improbable que los clientes regresen a un establecimiento donde antes ya los hayan estafado.
Por último, observe si hay mucho trabajo en el taller. Esto podría indicar que trabajan bien. Un taller con poca actividad puede ser un mal indicio.
3. Tome nota del equipo. Hacer reparaciones a los autos de hoy, de tecnología avanzada, exige un equipo moderno y variado.
Un taller de servicio completo debe contar con un juego de herramientas de mano para cada técnico. Otras instalaciones deseables serían un foso para alineación de llantas, un área para lubricación y cambio de aceite, elevadores hidráulicos, un torno para pulir los discos de los frenos y un analizador de motores para diagnosticar problemas.
Los mejores analizadores de motores funcionan como un grupo de expertos que diagnostican fallas del motor. El número de mensajes, de diagnóstico que proporciona un sistema constituye la medida de su eficacia. Algunos pueden dar un poco más de 100; los mejores sistemas dan hasta 10,000 mensajes de detección de fallas.
Un día llevé un auto deliberadamente averiado, con la banda del alternador floja, una bujía con una distancia interelectrónica incorrecta y un tubo de Vacío desconectado, a tres talleres, equipados con diferentes analizadores de motores. El que tenía el mejor analizador detectó cada una de las averías, en tanto que los otros dos sólo hallaron la bujía averiada y señalaron erróneamente otras fallas. Otro instrumento útil es un explorador portátil que se conecta a la computadora del motor del auto para localizar la falla con toda precisión. Pregunte si el taller tiene un explorador que se pueda conectar a su modelo de automóvil.
4. Pida varias opiniones. Si le parece elevado un presupuesto o dudoso el diagnóstico, pida la opinión de otro taller, pero no influya en el segundo diagnóstico revelando los resultados del primero. Sólo deje que averigüen dónde está la falla. Tal vez el primer taller opine que es necesario un costoso cambio de válvula, mientras que en el segundo le digan que lo único que hay que hacer es reparar el resorte de una válvula rota, lo que resulta mucho menos caro. Obviamente, usted esperaría que el segundo taller tuviera razón, pero le convendrá pedir una tercera opinión cuando las dos primeras sean contradictorias. Si dos talleres coinciden en lo que es necesario hacer, lo más probable es que ambos hayan acertado. Solicitar otra opinión es una de las mejores maneras de asegurarse de que se conseguirá una buena reparación a un precio justo. Vale la pena hacerlo, sobre todo si el primer presupuesto fue demasiado alto.
5. Cuídese de las reparaciones innecesarias. No hay mecanismo más propenso a las reparaciones innecesarias que la trasmisión automática de un auto. Se trata de una compleja serie de embragues, engranes, sellos y ductos. No es sorprendente que la persona común no sepa nada de esto. Es posible que un mecánico sin escrúpulos le muestre el cárter de la trasmisión y señale las partículas de metal que contiene como prueba de que se está desgastando. Sin embargo, ese desgaste del metal es normal, y se produce principalmente en los primeros 3000 kilómetros de uso. Si no hay trozos o piezas de metal en el cárter, no tiene usted de qué preocuparse.
Otra forma de defraudación consiste en hacerle firmar una autorización de trabajo en blanco, o en no entregarle la copia. Si el mecánico no quiere llenar una orden de trabajo o hacer un presupuesto, o no especifica bien el precio, lleve el auto a otra parte. Probablemente esté dejando la puerta abierta para cobrarle más en cuanto "meta la mano" en el vehículo.
Hace algún tiempo, recibí la carta de una viuda de 71 años que llevó su auto a un taller de servicio para que le afinaran el motor, pero olvidó pedir la copia de la orden de trabajo. El taller aprovechó la circunstancia cobrándole más de 700 dólares por reparar el acondicionador de aire... que funcionaba bien cuando les había dejado el auto para la afinación.
Las ofertas especiales que se anuncian en los periódicos y que parecen verdaderamente increíbles, casi siempre son un fraude. Algunas no son más que un anzuelo, y están redactadas astutamente para atraer a la clientela con la promesa de un servicio de mantenimiento económico; pero, en cuanto llega usted, le sugerirán otros trabajos que no había previsto.
Un amigo mío llevó su auto a un conocido taller de reparaciones, que anunciaba una oferta especial de lubricación y cambio de aceite, con una inspección de seguridad gratuita. Obtuvo el servicio "especial", pero se le informó que necesitaba frenos y postes nuevos. Con sensato criterio, no mordió el anzuelo.
Varios meses después regresó al mismo taller para aprovechar otra oferta de lubricación y cambio de aceite, y le informaron que necesitaba muelles nuevos. Nadie le mencionó los frenos ni los postes. Al parecer, los muelles eran el artículo que estaba en promoción ese mes.
Las tácticas para asustar al automovilista constituyen otra artimaña muy socorrida. Desconfíe de ciertas advertencias como: "Yo no conduciría ni un kilómetro más este auto", o "Este motor siempre nos da mucho trabajo". Cuando tenga usted dudas o se sienta amenazado, váyase a otro taller.
También debería usted saber que una matrícula de otro lugar es una señal para el mecánico timador de que ese auto es un excelente candidato para la estafa. La técnica puede consistir en un franco sabotaje —cortar la banda del ventilador o perforar las llantas— o en subterfugios como rociar aceite en los amortiguadores para que parezca que tienen una fuga, o no introducir hasta el fondo las varillas para medir el aceite del motor o de la trasmisión. Si usted no ha advertido ninguna falla antes de entrar en un taller de servicio, lo más probable es que su auto no necesite ninguna reparación.
Por último, acompañe siempre al mecánico cuando este saque el vehículo a hacer un recorrido de prueba. Así podrá describirle mejor las fallas y vigilarlo, por si acaso. Cuando encuentre un mecánico honrado y competente, hágase su cliente asiduo, aunque le cueste un poco más. A la larga le ahorrará mucho dinero y disgustos.
CONDENSADO DE "RIP-OFF TIP-OFFS: WINNING THE AUTO REPAIR GAME", © 1990 POR TAB BOOKS, DIVISION DE MCGRAW-HILL INC., PUBLICADO POR TAB BOOKS, DE BLUE RIDGE SUMMIT, PENSILVANIA.
ILUSTRACIÓN: MIKE HODGES