10 MOTIVOS QUE PONEN A LOS NIÑOS DE MAL HUMOR
Publicado en
diciembre 30, 2012
Los niños están llorando, hacen rabietas, están enojados y te tratan como si no fueras su mamá. Las razones de sus arranques repentinos de mal comportamiento pueden deberse a causas que nunca habías pensado ni considerado.
Por Ann Colin Herbst
Hay niños que se ponen de mal humor más fácilmente que otros; esto se debe a su temperamento. Algunos niños parecen ser infelices desde la infancia: se enojan por cualquier motivo o son volubles. Si esto les ocurre con frecuencia a tus hijos, es muy posible que estén pasando por un mal momento, lo cual puede resolverse con toda la comprensión que les puedas brindar. Una vez que entiendas las razones más comunes que propician el mal comportamiento de los pequeños, será más sencillo para ti ayudarlos a que manejen sus emociones y sentimientos de una manera positiva.
1. Cambios en tu horario de trabajo
Perder el empleo puede causar mucho estrés en la familia. Sin embargo, una madre que regresa a trabajar o que comienza un empleo nuevo puede hacer que un pequeño se sienta muy inseguro. Los niños mayores son muy vulnerables a los cambios en la rutina de sus padres porque dependen de los adultos para cubrir sus necesidades. En los niños pequeños el temor puede ser más específico. Por ejemplo, si mamá trabaja por las noches, se preguntarán quién los bañará. Explicarles que papá u otro adulto se hará cargo de esa tarea evitará que se porten mal. Si ya saben leer, déjales notas detallándoles quién te suplirá en tal o cual actividad.
2. Ver programas que asustan a los niños
Muchos padres están conscientes de que los programas violentos pueden provocarles pesadillas a los niños. No hay que olvidar que los videos musicales eróticos y aun las noticias pueden causar una ansiedad extrema en los niños de edad escolar. Los padres necesitan ejercitarse en una autodisciplina sobre lo que ven con sus hijos. Deben evitar los programas que son demasiado explícitos o provocativos. Los adultos suelen ver ciertos programas pensando que sus niños no los entenderán y por lo tanto no producirán ningún efecto en ellos. De hecho, los niños pueden asustarse de la guerra o un terremoto debido a que su conocimiento y experiencia limitados no les permiten entender que esos eventos no los afectan directamente. Los programas que tienen escenas de sexo o de desnudos pueden hacer que algunos niños se sientan muy inquietos.
3. Demasiada tarea
Si un niño se pone irritable, ansioso o se desvela con frecuencia por hacer la tarea, los padres deben averiguar la causa. Es preciso hablar honestamente con el hijo sobre el problema. Si la tarea parece ser muy difícil o si creen que el niño no entiende lo que se le enseña en la escuela es útil dialogar con el profesor. Hay que saber con exactitud cuánto tiempo tiene el pequeño para hacer la tarea. Ten en mente que si tu hijo está sobresaturado de actividades deportivas o de clases extracurriculares, deben limitar éstas y dedicarle más tiempo al estudio y a las tareas en casa.
4. La falta de sueño
Irse a la cama muy tarde o a horas irregulares puede afectar de manera importante el comportamiento de los niños. Necesitan tener una hora regular para irse a la cama. Los niños pequeños y los de edad preescolar deben tomar una siesta durante el día. Aunque los horarios de trabajo de los padres y la hora de dormir de los hermanos mayores sean diferentes, resiste la idea de permitirle a los pequeños permanecer despiertos después de la hora acostumbrada. Tú sabes cuánto sueño necesitan realmente tus hijos y qué riesgo implica ignorar esa necesidad. Si ellos no pueden dormir lo necesario, te enfrentarás a varios días o semanas de niños cansados e irritables. Los pequeños necesitan dormir entre 11 y 12 horas al día, incluyendo las siestas. Los niños en edad escolar deben dormir aproximadamente 11 horas. El tiempo de sueño que el organismo requiere va disminuyendo conforme crecen.
El temperamento de cada niño lo hace único ante la vida. Por eso, cada pequeño tiene una respuesta individual frente a los factores que lo afectan y que pueden conducirlo a ponerse de mal humor con la familia, a entristecerse, a enojarse o a deprimirse.
5. Peleas con los amigos
Los niños a veces actúan como si hubieran tenido una pelea con un amigo en la escuela. El simple hecho de que les digan "te odio" puede ser devastador para ellos; especialmente cuando son mayores y se involucran más con sus compañeros de clase. No pases por alto sus temores de rechazo social o el enojo que sienten hacia el amigo con quien han discutido. Nunca hagas comentarios como: "¡Por su puesto que Ana te quiere!", cuando el niño sabe perfectamente que no es así. Es mejor que le ayudes a pensar en las posibles causas por las que su amigo puede estar actuando de una manera hostil hacia él. Permite que tu pequeño trate de resolver el poblema por sí mismo. Si notas que esto afecta demasiado a tu niño; si le hace pasar una gran angustia, tiene pesadillas y llora con mucha frecuencia, pídele a su maestra que te ayude con el proceso de reconciliación para lograr la paz entre ambos niños.
6. Viajes largos
Aquellos niños que no han pasado ninguna noche fuera de casa pueden ponerse irritables con el horario de vacaciones. Es importante que los padres recuerden que los viajes son conceptos nuevos para los niños y éstos pueden estar aprensivos y tener una idea falsa sobre lo que se espera de ellos. Por ejemplo, una niña de preescolar se pondrá en un plan muy difícil antes de que su familia se vaya de vacaciones. Si la niña ya aprendió a ir al baño, se puede dar el caso de que tema que al lugar que vayan no exista un lugar adecuado para que haga sus necesidades. La preocupación de la niña puede durar hasta una semana. La mejor manera de hacer que tus vacaciones sean divertidas es preparar a tus hijos para el viaje. Comenten sobre el hotel donde dormirán, lo que comerán y lo que estarán haciendo durante el día. Traten de mantener el sentido de rutina familiar llevando consigo libros y juguetes. Si es posible, coman y duerman a la misma hora de siempre. Los niños tienen derecho a estar estrenados en una situación nueva. Aunque se porten terriblemente mal en las vacaciones, ellos se adaptarán mucho mejor la próxima vez.
7. Rivalidad entre hermanos
El antagonismo entre una hermana o hermano no siempre se debe a la llegada de un nuevo bebé. Los niños son particularmente sensibles hacia cualquier cambio en el balance del poder familiar. Ellos lo perciben y pueden comenzar actuar en forma agresiva hacia los hermanos, o a comportarse de manera odiosa cada vez que sientan que han sido menospreciados o amenazados. Algunas de estas situaciones pueden ser sutiles o inevitables. Cuando los niños comparten una habitación, las peleas pueden ocurrir tan pronto como necesiten más privacía. Especialmente si se están conviertiendo en adolescentes. Con estas disputas "lo mejor para reinar es dividir". Separa a los hermanos enemistados aun mientras van de su habitación a la cocina; aléjalos cuando realicen sus tareas o para tener un tiempo propio. Para evitar que surjan conflictos graves, haz que desarrollen sus propios intereses y asegúrate de dedicarle un tiempo particular a cada uno de tus hijos.
8. Una dieta pobre y poco balanceada
Si tus hijos no comen o se brincan las comidas, puede haber efectos a la larga. Este es un problema que concierne, particularmente, a los padres de niños en edad preescolar que atraviesan una etapa melindrosa ya que, por lo general, estos niños no se caracterizan por comer de todo. Esto también afecta a los padres de preadolescentes o de chicas que se someten a dietas severas. La falta de nutrientes en los niños que se están desarrollando hace que sus estados de ánimo sean muy variables. Además, si un niño no está comiendo lo suficiente, o si está comiendo demasiada comida que no le nutre, se puede sentir fuera de sí. Los suplementos vitamínicos ayudan a balancear una dieta normal pero no son sustitutos de alimentos saludables. Por otra parte, pueden causar náuseas o diarreas si se toman con el estómago vacío. Otro elemento dietético que puede causar irritabilidad es el consumo de la cafeína que se encuentra en las bebidas suaves o los chocolates. Para prevenir las consecuencias relacionadas con la alimentación, ten a la mano entremeses saludables como: leche, fruta, ensaladas y jugos naturales. Si no puedes estar en casa para supervisar la comida de tus hijos, elimina la comida chatarra de tu cocina para evitar las tentaciones. Aun cuando tus niños no puedan entender los riesgos de no alimentarse bien, es importante que hables con ellos sobre lo que implica comer sanamente.
9. Un problema médico o sicológico
Los padres deben estar conscientes de que hay un gran número de medicamentos que pueden causar efectos secundarios en el comportamiento de los niños. Por ejemplo, la medicina para el asma puede acelerar la conducta de muchos niños, haciéndolos más hiperactivos o difíciles en sus relaciones familiares y amistosas. Los anticonvulsivos y los antihistamínicos pueden hacer que los niños se vean distraídos y lentos en el estudio o en sus juegos. Otras condiciones médicas, como la pérdida de la vista y del oído, deben ser tomadas muy en cuenta ya que pueden hacer que los niños parezcan desobedientes cuando se habla con ellos. Si ninguna de la razones expuestas con anterioridad encaja con tu propia situación y el comportamiento irritable de tu hijo dura dos semanas o más, debes considerar que se deba a causas de origen sicológico. Es posible que tu hijo exprese las depresiones, las ansiedades y las fobias por medio de un espíritu de contradicción o irritabilidad. Si el niño pierde interés en sus amigos, en sus actividades sociales o en su rendimiento académico; si sus hábitos de alimentación y sueño cambian significativamente o si el niño se queja de estar continuamente aburrido y malhumorado, debes hablar con tu médico de cabecera de inmediato. El te ayudará a diagnosticar y a contrarrestar los motivos de su comportamiento. Si es necesario, pide ayuda a los trabajadores sociales, maestros y sicólogos de la escuela a la que asiste tu hijo.
10. Pasar a otra etapa
Todos hemos escuchado lo terrible que es la edad de los niños de 2 años; así que no es sorprendente que algunas edades sean más retadoras y conflictivas que otras. Por ejemplo, los adolescentes son muy famosos por su irritabilidad. Los niños de 5 y 6 años enfrentan batallas de poder una vez que están de tiempo completo en la escuela porque están desarrollando su independencia. Algunas de las primeras tareas que los niños mayores deben aprender es anteponer las necesidades de otros a las suyas, así como a trabajar en equipo. Estas habilidades no se adquieren de la noche a la mañana y algunos niños pueden sentirse amenazados por el nuevo tipo de responsabilidades de "adultos" que se les vienen encima o que se les exigen. A veces esto los hace "retroceder" y en lugar de comportarse con madurez, presentan una actitud aniñada. Si les dedicas un poco más de tiempo, los harás sentir más seguros y apoyados.
Si tu hijo presenta el mismo estado de ánimo por más de dos semanas, puede ser una señal de que algo anda mal. Esto lo hace más susceptible de caer en la depresión.
LOS NIÑOS Y LA VIOLENCIA
La violencia en los niños no sólo es provocada por los programas de televisión que suelen ver. Al contrario, muchas veces esta actitud es permitida por los padres. Especialmente por aquellos que fueron objeto de golpes y vejaciones en la infancia. Es por eso que ahora que son mayores recomiendan a sus hijos que se defiendan de sus agresores. Para ellos es mejor ser el victimario que verse agredido. No se dan cuenta que con su actitud están permitiendo que sus hijos acepten la violencia como el único medio para dar solución a los problemas. Para que un niño deje de ser agredido física y verbalmente es mejor aconsejarle que use otras maneras de defenderse. Es decir, que se enfrente al agresor por medio de la palabra. Vale más una actitud segura y firme para hablar que ponerse a repartir golpes a la menor provocación. El pequeño simplemente debe decir que no le hacen nada de gracia las bromas y vejaciones. Si al niño le falta seguridad para enfrentarse a su agresor de esta manera, háganlo ensayar en casa. Así practicará las respuestas acertadas con las que podrá derrotar a su más temible enemigo.
LOS BERRINCHES: SUS CAUSAS Y COMO DESARMARLOS
El berrinche es una etapa natural por la que todos los niños pasan. Entre los niños de 2 a 3 años, las rabietas pequeñas son normales ya que pueden irritarse porque ven a algún extraño o porque no están acostumbrados a compartir sus juguetes. Este tipo de berrinche se corrige de forma natural con el paso del tiempo. No hay que confundir los ataques de llanto, es decir, aquellos momentos en que los niños se privan o les falta el aire mientras lloran. Estos ataques suelen originarse por algún accidente, un dolor o la falta de alimento a su hora. El remedio para estos episodios es la calma, un abrazo y palabras alentadoras. A diferencia de los ataques de llanto, un berrinche es el resultado de un exceso de ansiedad, originada por la furia y la frustración de un niño que no puede conseguir todo lo que pide. Para lograr su objetivo, hace uso de las rabietas y pataletas; es su forma de llamar la atención.
Una rabieta en público
Los lugares preferidos por los niños para hacer berrinches son los supermercados, las tiendas ( o cualquier otro lugar público) y cuando hay visitas en casa. Por lo general, estas rabietas no son fáciles de controlar porque nos preocupa demasiado lo que la gente piense. Lo mejor que puedes hacer es abandonar el sitio, aun si ya estás a punto de llegar a tu turno en la caja registradora. Sal y trata de tranquilizar a tu hijo, demostrándole mucha serenidad y sin perder nunca el control. Por otra parte, si estás en un lugar que no puedas dejar, por ejemplo en un autobús, lo primero que debes hacer es calmarte para que tú le transmitas tranquilidad al niño. Si no te queda otra opción, cede un poco a lo que él te exige con su comportamiento, pero sólo para suavizar la tensión del momento. Una vez que el pequeño se haya relajado un poco, hazle ver que su manera de pedir las cosas es totalmente errónea.
Los berrinches en privado
Estos son los ataques de furia que te pueden servir para corregir a tus hijos. Si tu niño hace estas rabietas en casa y sólo frente a ti, lo mejor es ignorarlo y retirarte de la escena hasta que se tranquilice por sí mismo. Vigílalo desde otro lugar por si comienza a patalear o romper las cosas que encuentre a su paso para que no se vaya a lastimar. Nunca pierdas el control y no trates de solucionar el problema con golpes, ya que, aunque sea de una manera agresiva, le estás demostrando algo de interés, que es lo que busca. Tranquilízalo con una caricia y abrázalo hasta que su ira desaparezca. Habla con él cuando se calme, estableciendo ciertas normas y reglas que sirvan para que obtenga lo que pide sin necesidad de hacer berrinches. Si de antemano estableces premios a su buen comportamiento, el niño entenderá que puede merecerlos cuando se los gane con su buena actitud. Por ejemplo, hazle saber que lo premiarás cuando comparta sus juguetes, cuando te ayude a limpiar o cuando su actitud sea digna de ello. Nunca te dejes chantajear por sus pataletas. Así como lo premias por cosas positivas, dale un castigo cuando sea necesario. Es importante que tú y tu esposo dialoguen con tu hijo para que esto le quede claro; sean firmes con las decisiones que hayan tomado.
Los padres son responsables de los berrinches
Muchas veces, la actitud de los padres tiene que ver con el buen o mal comportamiento de los hijos. Si los niños reciben afecto, adquieren un sentimiento de confianza que los hace ser pacientes para conseguir todo lo que buscan. Si los padres no sienten cariño por el niño o son demasiado rígidos, el hijo se vuelve terco y se le dificulta comprender el sentido de la paciencia.
Por lo general, un niño inseguro es la presa ideal para que sus compañeros lo hagan objeto de bromas pesadas y de una gran variedad de maldades.
Cómo hacerle frente a los berrinches
Si quieres combatir las pataletas que todos los niños tienen cuando piden alguna cosa, el mejor remedio para ello es ignorarlos. Si la causa de su enojo es que no les cumpliste sus deseos, ignora sus estados de ánimo. De lo contrario, aprenderán que los berrinches son la única manera de conseguir todo lo que quieren.
Fuente: Revista BUENHOGAR, Mayo 1998.