Publicado en
septiembre 09, 2012
Pierdes tu auto en el estacionamiento de un centro comercial. Olvidas en dónde pusiste tus anteojos y dejas el teléfono inalámbrico en el refrigerador. ¿Sabes por qué te suceden estas cosas?
Descubre qué hay detrás de tus descuidos.
Por Dorothy Foltz-GraySiempre he sido una de esas personas a las que yo generosamente llamo "despistadas", capaces de protagonizar una escena en la televisión sin enterarse de lo que está sucediendo. Que se rocían el desodorante en lugar del perfume y que usan calcetines de diferente color. Justo ayer fui a cambiar un cheque y salí sin el dinero. No importa lo que compre, así sea un pastel, una crema humectante o unas medias, siempre me voy a casa sin nada. Mi amiga Laura es aún peor, ella hasta se va del trabajo sin su auto. Cuando sale, para ir a su casa, olvida que lo dejó en el estacionamiento y toma el tren de regreso. Entonces, cuando llega a casa, su esposo le pregunta: "¿dónde está el auto?"
Los expertos describen a este tipo de desperfecto cerebral como una desconexión entre la actividad mental y el comportamiento. La mente está literalmente ausente de lo que está pasando. Ser olvidadizo es algo diferente. "Eso tiene que ver con no poder recordar nombres, ideas o cosas. El problema en ese caso consiste en no poder atrapar la información que ya está depositada en el cerebro", explica el siquiatra y neurólogo Arnold Scheibel, quien es profesor de neurobiología y siquiatría en la Universidad de California.¿Qué tiene que ver este tipo de distracciones con la edad? Mucho menos de lo que puedes imaginarte. "En estos días se ha relacionado tanto la pérdida de memoria con la edad, que tendemos a achacarle todos estos signos de distracción por pequeños que éstos sean y casi siempre nos preguntamos: ¿será que mi mente se está acabando?"Las últimas investigaciones coinciden en que las facultades mentales no tienen que deteriorarse cuando envejeces. Si te mantienes activa física y mentalmente, tu cerebro es capaz de mantenerse saludable, aun cuando tengas 80, 90 o hasta 100 años. Esto no significa que cada función siga trabajando al máximo. Sin embargo, a menos que tengas problemas para recordar los nombres de tus hijos, o no puedas recordar el orden de alguna actividad como cocinar un espagueti, no hay razón para preocuparse por un posible Alzheimer. De hecho, el miedo a que nos falle la memoria puede lograr que la gente mayor sea menos consciente y ponga más atención.DESCONEXIONES
Algunos lapsos de la memoria tienen una explicación muy sencilla. "Nuestro cerebro tiende a filtrar lo que no es relevante para nosotros", dice el experto en la materia Dr. Thomas Crook. El mismo nos cuenta la anécdota sobre el tiempo que le tomó contestar un test para demostrarle a un grupo de estudiantes cómo funciona la memoria. "La primera pregunta del test era: ¿Qué día de la semana es hoy? Yo nunca recordé que día era. Jamás me acuerdo de cosas así", comenta convencido el Dr. Crook.
De acuerdo a la doctora Ellen Langer, "La manera en que captamos la información determina la forma en que la usaremos después". Por ejemplo, si viajas de un lugar a otro en auto, pero no eres tú quien maneja, y después de un rato alguien te pregunta qué ruta tomaron, lo más seguro es que no recuerdes por qué calle circularon porque tú no ibas conduciendo en ese momento. Tu sólo te subiste al auto y en ese instante te desconectaste. A la grabación del cerebro se le puede llamar "codificar", lo que puede ocurrir sin que se involucren los lóbulos frontales del cerebro. Cuando pones atención, lo hacen, y cuando ignoras lo ocurrido, no se involucran, y punto.El otro día, mi amiga Rebeca definitivamente tuvo un problema en los lóbulos frontales. Estaba haciendo la limpieza de rutina en el baño cuando sus dos hijos pequeños empezaron a pelear. Salió del baño para tranquilizarlos y fue a la cocina. En el momento en que la discusión terminó, puso los platos en el lavavajillas y siguió haciendo otras cosas. Hasta que no pasó frente al baño, no se dio cuenta de que había dejado ese trabajo inconcluso.¿Qué ocurrió? La idea de terminar con su labor en el baño pudo haber sido captada sólo por su "memoria momentánea", la parte del cerebro que sólo retiene la información por unos segundos. Lo cual significa que el cerebro no retuvo los datos que pudieron haber hecho que Rebeca regresara al baño después de terminar la discusión con sus hijos. "Cuando esto sucede, estamos a expensas de las señales que quedan en el medio ambiente aunque tratemos de exprimir nuestra memoria", explica el Dr. Daniel Schacter, neurólogo de la Universidad de Harvard y autor del libro Searching out for Memory: The Brain, the Mind, and the Past (En busca de la Memoria: el cerebro, la mente y el pasado). Por lo tanto, la imagen del baño le dio un pequeño empujón a la memoria de Rebeca.ESTAS SON LAS AVENTURAS DE OTRAS DESPISTADAS:
• Ana María salía de su casa apurada por llevar a su hijo a la escuela. El niño le decía algo, pero no le prestó atención. Cuando Ana se subió al auto, se miró en el espejo retrovisor y se dio cuenta de que había olvidado enjuagarse el champú de la cabeza.• Mónica tenía como mascota a un perro viejo y enfermo, al que adoraba. Un día, tuvo que llevarlo a consulta y cuando el veterinario dijo: "Súbalo", refiriéndose a que pusiera al perro sobre la mesa de exploración, Mónica se hincó sobre ésta y le preguntó: "¿Y ahora que hago?"• Paola encontró el recibo de una costosa cena en el saco de su esposo. La fecha, 10 de agosto, había pasado hacía una semana y se preguntaba con quién podía haber ido. Cuando, furiosa, le reclamó por lo ocurrido, él le contestó: "¡El 10 de agosto celebramos tu cumpleaños!"• Luisa fue a visitar a una amiga. Acababa de llegar, cuando un vecino tocó a la puerta para pedir que la visitante moviera el auto de lugar. Su amiga la acompañó a la puerta y vio sorprendida que Luisa se alejaba en su auto, agitando la mano en señal de despedida.¿POR QUÉ YO?
Algunas memorias parecen necesitar más "empujones" que otras, lo cual es comprensible si consideramos que cada cerebro es único. "Los cables están puestos de diferente manera en cada persona y cambian de acuerdo a lo que esa persona ha vivido desde su nacimiento", nos dice Crook. Todavía no tenemos claro qué es lo que determina estas diferencias, si es genético y cómo influye el modo en que hemos sido educados en nuestra manera de pensar y de comportarnos. En algunos casos, la distracción parece atacar en exclusiva a algunas familias. El esposo de Rebeca, David, ha llegado al punto de bajarse del auto, cerrarlo, y después darse cuenta de que aún estaba encendido. Su hijo Jacobo, de 11 años, siempre olvida llevar el uniforme de su equipo cuando tiene prácticas de futbol soccer en la escuela. El pequeño de la famila, Gabriel, de apenas 8 años, es la excepción. El es quien cuida a los demás de sus descuidos y les llama la atención: "¡Papá, no olvides tu portafolios!, ¡Jacobo, hoy debes llevar el uniforme del equipo! o ¡Mamá, recuerda que debes recoger a Jacobo después del entrenamiento!"
¿MENTE SATURADA?
Las distracciones son también el precio que tenemos que pagar por querer estar en todo al mismo tiempo. En una edad en la que la mayoría de nosotras tenemos diferentes roles como ser esposa, madre, hija o empleada, nuestra atención acaba por estar dividida en más pedacitos que un pastel de cumpleaños. "¿Qué madre no es distraída?", pregunta Rebeca. A estas vidas ocupadas súmales una avalancha de faxes y telefonazos y verás lo fácil que es perder la brújula. A este fenómeno se le conoce como el "Alzheimer de los yuppies".
"La distracción es el resultado directo de lo que has recorrido", dice la neuróloga Patricia Tun. "Si estuvieras sola en la playa y sólo tuvieras que recordar que debes ponerte una capa más de bronceador cuando salgas del agua, ¿se te olvidaría? ¡Apuesto a que no!". Los científicos especulan que al estar deprimida, estresada, o cansada, el sistema de los lóbulos frontales se ve desfavorecido. "No pondrías la misma atención en lo que te acontece si no tuvieras esas presiones", explica Schacter. Quien puede atestiguar sobre esto es Laura Pharis, una distraída maestra de primaria, quien dice experimentar cierta mejoría durante el fin de semana, lejos de las tensiones de su trabajo.QUÉ HACER
Las personas queridas, o los amigos de la gente distraída imploran que aparezca de pronto una cura, una vacuna, o una pócima secreta. Cualquier cosa que evite un nuevo episodio de llaves perdidas, dinero faltante o niños olvidados en el supermercado. Si te estás volviendo loca por tus distracciones y, lo que es peor, estás volviendo locos a los demás, aquí te damos unos prácticos consejos para combatir la falta de atención en tu comportamiento.
Conviértete en una maniática de las listasSi tienes más responsabilidades o actividades de las que puedes controlar, no hagas un listado como el del supermercado en tu cabeza. Si confías sólo en este método te aseguro que no recordarás absolutamente nada. Mejor escribe todo lo que tengas que hacer, de este modo jamás olvidarás tu cita con el médico, regresar los libros a la biblioteca o un café con alguna amiga.Pon siempre el piloto automáticoPor las noches, deja junto a la puerta principal lo que debas llevar al trabajo al día siguiente. Así no se te podrá olvidar nada. Escoge un lugar específico para poner siempre las llaves o los objetos pequeños fáciles de perder y ponlos en el paso, o cerca de la puerta principal.Apóyate en los medios externosUna mujer que conozco, usa un reloj con alarma que está programado para sonar cada vez que tiene una junta en la oficina. Otra ama de casa, programa el suyo para que le avise que ya es hora de ir a buscar a los niños a la escuela.Repasa los pasos que ya caminasteSi siempre te ocurre lo mismo que a mí, que no puedes recordar por qué razón o para qué llegaste hasta algún lugar, regresa con tu mente adonde empezaste. Recuerda, paso a paso, todos tus movimientos y si es preciso hasta tus pensamientos. Nuestra mente funciona por asociación, por eso, cualquier señal en el ambiente te dará la respuesta que necesitas para descubrir el por qué de lo que has hecho.Presta mucha atenciónCuando tu jefe te diga que van a tener una junta a las nueve de la mañana del día siguiente, repítelo silenciosamente varias veces hasta que estés consciente de que es una junta importante, que no deberás olvidar. Si es preciso, trata de visualizarla en tu mente.Ser distraído o ser olvidadizo no siempre es malo. Sólo es negativo cuando en tu menté no filtras o asimilas lo que es verdaderamente importante en tu vida. Es decir, si pasas inadvertidas las cosas irrelevantes para ti, lo único que podrá ocurrir es que pierdas las llaves o que olvides tu auto en un estacionamiento en el centro de la ciudad. Pero si olvidas darle de comer a tu hijo de apenas un mes de nacido, entonces sí representa un problema. A pesar de ello, no dejes que tu distracción te traiga problemas e intenta organizar tu vida.
Si planeas todas tus actividades del día y todas las responsabilidades que debes cumplir, te aseguramos que los que te rodean no tendrán que recordarte a cada momento lo que debes hacer. O por lo menos, no tendrán que sufrir a causa de tus descuidos. La clave está en poner atención a lo que tienes enfrente, a lo que te ocurre, y en tratar de escuchar verdaderamente lo que te dicen los demás.Fuente: Revista BUENHOGAR - ECUADOR, octubre 1997