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julio 01, 2012
El renacer del dragón-El gobernador saliente, Vasco Rocha Vieira, augura prosperidad a Macao bajo la soberanía de China.Cuando este exótico enclave portugués se reintegre a China, terminarán cinco siglos de presencia europea en Asia.
Texto y Foto por Paul RaffaeleYA ES CASI de noche cuando me uno a una procesión de religiosos y fieles que cantan y llevan una imagen de la Virgen de Fátima por las calles empedradas. Al pasar junto a estas casas de estilo mediterráneo, con contraventanas de persiana y arcadas de colores pastel, me siento en Europa, aunque en el puerto que se domina desde aquí un junco de velas como alas de mariposa zarpa hacia Cantón. Cerca de allí, unos leones de piedra custodian un templo budista donde los creyentes lanzan cohetes en honor de A Ma, diosa china de los navegantes, que dio nombre a la ciudad: A Ma Gau ("Bahía de A Ma").
BAJO EL GOBIERNO portugués, la ciudad, interesante mezcla de rasgos orientales y occidentales, ha sido tierra de grandes santos y grandes pecadores. Ahora, este gobierno está a punto de terminar. A la medianoche del 19 de diciembre de 1999 se izará la bandera comunista y el territorio volverá a manos chinas. Es curioso que la épica presencia que Europa mantuvo durante 442 años en el Extremo Oriente acabe donde empezó: en uno de los rincones más apartados y fascinantes del mundo.LA PUERTA A CHINA
Los portugueses llegaron varios decenios después del primer viaje de Colón a América, cuando Macao era una aldea de pescadores. Iban en un junco alquilado en la península de Malaca, en busca de la legendaria Catay, como llamaban los europeos de la Edad Media a China, cuya seda y porcelana los habían deslumbrado.
Aprovechando la lejanía de Pekín, residencia del emperador chino, a 2400 kilómetros al norte, los portugueses se adueñaron de la yerma península de Macao, situada en la desembocadura del río de las Perlas, y de dos islas próximas. Después de que sus navíos hundieron a cañonazos una flotilla pirata china, las autoridades locales, amedrentadas, les permitieron quedarse.Al poco tiempo Macao, penúltima parada de una nueva ruta mercantil que iba de Lisboa a Japón, dominó el comercio con China, que hasta entonces había evitado el contacto con Occidente. Los colonos portugueses embarcaban seda, porcelana, perlas, jengibre, té y ruibarbo con destino a todo el mundo, y a cambio vendían a los chinos plata de Japón y artículos europeos como espejos, relojes, armas de fuego, telescopios y vino. Macao mostró a China lo que Occidente podía ofrecerle, al tiempo que brindaba a Europa la primera oportunidad para estudiar de cerca la civilización china.
Contraste de culturas– Macao es una espléndida mezcla de misterio oriental y modernidad occidental.EL MOTOR DE LA FE
La religión dio tanto impulso como el comercio al colonialismo europeo en Asia. El tesoro más preciado de Macao es una reliquia de san Francisco Javier que se guarda en un relicario de plata en la capilla de la iglesia de San José. El santo desembarcó en 1552 en una isla próxima a Macao con la idea de iniciar allí la propagación de la fe cristiana por toda China.
Tras un siglo de bonanza, la actividad del puerto decayó a medida que otras potencias europeas sentaban sus reales en la región y obligaban a China a abrir sus puertas al mundo. Macao sufrió un golpe casi mortal cuando, a mediados del siglo XIX, los británicos colonizaron Hong Kong, puerto situado a unos 65 kilómetros al este, que resultó más atractivo para el comercio con China. La economía de Macao se estancó durante 100 años.UNA GRAN APUESTA
Por fin, a principios de los años 60, Stanley Ho, un astuto euroasiático, estableció un monopolio del juego que vino a reemplazar al comercio. Mientras Hong Kong y otras economías asiáticas florecían, los grandes apostadores afluían a los nueve casinos de Ho, que en 1998 ganaron 2200 millones de dólares.
La mina de oro de este empresario es el Hotel Lisboa, situado junto al mar, donde bullen las prostitutas y las bailarinas desnudistas, aunque lo más emocionante ocurre en el casino, en cuyo recorrido me guía Michael Swing, sobrino de Ho.El castillo de naipes de Ho estuvo a punto de venirse abajo durante el apogeo de la Revolución Cultural. Unos 50.000 simpatizantes marcharon en 1966 por las calles de Macao, protestando a diario contra el gobierno y la Iglesia Católica. Ocho años después, el ejército colonial volvió a Portugal luego de que Lisboa renunció a todas sus posesiones de ultramar.Las relaciones son cordiales entre los 3000 portugueses, los 10.000 mestizos y los casi 450.000 chinos que viven aquí. Cosa muy distinta son la ley y el orden. Los hampones ocupan los mejores sitios en bares y restaurantes y conducen costosos autos europeos; en una cafetería, vi a algunos exigir a voz en cuello que los atendieran.El hampa hace dinero alquilando suntuosas suites a clientes potentados de los casinos y dando festines a apostadores de fuera, incluidos los nuevos ricos chinos. En 1996, las bandas rivales se empeñaron en una brutal guerra por la supremacía en previsión del cambio de gobierno. Un frenesí de tiroteos, apuñalamientos e incendios dejó un saldo de decenas de muertos.El caos llegó al colmo cuando, en 1998, los hampones intentaron matar al jefe de policía de Macao, Antonio Marques Baptista, con un auto lleno de explosivos. Sin embargo, Marques eludió el ataque y a cambio hizo una redada en el Hotel Lisboa.
Exaltación del pasado- Una compañía cantonesa de ópera actúa en el templo de A Ma el día de la fiesta de la diosa.DOS SISTEMAS
El gobernador Vasco Rocha Vieira, ex jefe del Estado Mayor portugués, está decidido a garantizar la prosperidad de Macao una vez que se devuelva a China. Ya cuenta con la infraestructura: en los últimos años se han erigido rascacielos en terrenos ganados al mar, se construyó un aeropuerto y se han invertido millones de dólares en salud, seguridad social y escuelas.
"Quiero que Macao conserve su carácter peculiar y que siga siendo un puente entre China y Europa", declaró Vieira a Reader's Digest.Como Hong Kong, Macao se regirá por el principio de "un país, dos sistemas", que conservará las instituciones económicas y jurídicas occidentales durante 50 años desde el cambio de soberanía. "No dudo de que China respete la autonomía de Macao durante los próximos 15 años", afirma el obispo Domingos Lam, miembro del comité que ayudó a redactar la constitución de lo que se llamará Región Administrativa Especial de Macao. "Pero más adelante, quién sabe".UN DÍA voy a visitar el cementerio protestante, donde altos árboles dan sombra a 150 tumbas, muchas de británicos y estadounidenses que murieron aquí en los siglos XVIII y XIX. Me detengo a leer las lápidas de marineros, diplomáticos, misioneros, nobles, traficantes de opio, eruditos, artistas y soldados que ahora yacen en paz, abatidos por el enemigo, el mar, la edad o las enfermedades tropicales.
Sus historias forman parte de los cinco siglos de presencia europea en Asia, pero cuando, en las postrimerías del milenio, Macao vuelva a poder chino, se cerrará para siempre el libro de las aventuras coloniales de Europa en el Lejano Oriente.