Publicado en
abril 01, 2012
El presidente Sadat (segundo desde la izquierda) junto a Rowan, Thompson y Gilmore ante la pirámide de Kefrén¿COMO PUEDE producirse una entrevista con un líder mundial como el presidente egipcio Anwar el-Sadat? Requiere, esencialmente, una gran dosis de preparación y de paciencia. He aquí los pasos que se siguieron desde el comienzo hasta el fin.
En enero de este año el editor en jefe del READER'S DIGEST, Ed Thompson, y el jefe de redacción, Ken Gilmore, evaluaron la extraordinaria influencia que Sadat ejerce en los acontecimientos de Oriente Medio, los que a su vez tienen efectos sobre las personas de todo el mundo. Ed decidió entonces que el DIGEST debería explorar las posibilidades de trasladarse a El Cairo para hablar con esta figura destacada. ¿Cuál sería el mejor momento? Thompson pidió al corresponsal viajero Carl Rowan, quien trabaja en Washington, que conversara del tema con el embajador egipcio en Estados Unidos, Ashraf Ghorbal.La idea fue recibida calurosamente por Ghorbal, quien recomendó que el DIGEST propusiera la entrevista para fines de marzo. Poco después, sin embargo, se tuvo la noticia de que Sadat estaría en Washington a mediados de abril para reunirse con el presidente estadounidense Jimmy Carter. Y hubo especulaciones sobre la posibilidad de que esa entrevista fuera la introducción a una nueva reunión en la cumbre entre Sadat, Carter y el primer ministro Menachem Begin, de Israel.De esa manera se desechó marzo y el 10 de abril, en Washington, Rowan tuvo una breve charla con Sadat para explicarle el interés del READER'S DIGEST en una entrevista exclusiva para los millones de lectores que la revista tiene en el mundo. Sadat respondió que se sentiría encantado de hacerlo. Dos semanas después en las oficinas del DIGEST se recibió la información de que el encuentro tendría lugar el 20 de mayo.Se urgió entonces a todos los editores del READER'S DIGEST, tanto en Estados Unidos como en todos los países, a que sugirieran las preguntas que consideraban de interés para la entrevista. Pronto se tuvo una amplia y variada selección de temas para bocetar el cuestionario. El sábado 17 de mayo Thompson, Gilmore y Rowan arribaron a El Cairo, donde hablaron con varios funcionarios oficiales egipcios acerca de la entrevista. Temprano en la tarde del lunes 19 se informó que la misma se pospondría por un día debido a que el calendario de Sadat se mostraba sorpresivamente cargado de actividades.El miércoles a las 10, un automóvil del Gobierno pasó a recoger a su hotel al equipo del DIGEST. Así narra Gilmore lo que ocurrió:"Nos informaron que iríamos a la casa de descanso de Sadat, en las afueras de El Cairo, a unos 45 minutos en automóvil. Esta casa de una planta, modestamente amueblada, se encuentra sobre una colina arenosa, en el borde del desierto del Sáhara. Desde ella se observan las pirámides de Keops, Kefrén y Menkaure, construidas en el siglo veintiséis antes de Cristo. Nos llevaron a una habitación larga y estrecha cuyas ventanas daban a las pirámides. Sadat no había llegado aún, pero pronto uno de sus edecanes anunció: Está en camino, miren los autos. A la distancia, una caravana de aproximadamente 15 automóviles avanzaba por el camino sinuoso, flanqueado por soldados; pasó frente a las pirámides y llegó a la casa. Anwar el-Sadat venía desde su residencia en El Cairo debido a que este era un sitio que él hallaba tranquilo para ocasiones como la de este día.Pocos segundos después el líder egipcio entró a la habitación completamente solo, nos saludó con un vigoroso apretón de manos y una sonrisa amplia y triunfadora. La entrevista se inició de inmediato. En su tono de voz, profundo y resonante, Sadat respondió sin titubear a nuestras preguntas, haciendo pausas sólo para encontrar una palabra exacta en su excelente inglés. Dos veces golpeó las manos para llamar a un edecán. Una de ellas para pedirle que abriera una de las ventanas en el extremo de la habitación, permitiendo así una fresca corriente de aire, y la otra para pedir fósforos con los cuales encender su pipa.Luego de la última pregunta Sadat se volvió hacia Thompson y le dijo cuánto había disfrutado de la conversación, puesto que su agenda le dejaba pocas oportunidades para sostener charlas estimulantes con las visitas. Entró un fotógrafo. Vayamos afuera, le sugirió Sadat, de ese modo tendremos una mejor panorámica de las pirámides.Todos nosotros recordaremos especialmente los instantes siguientes. De alguna manera esperábamos que Sadat abordara su auto y se fuera. Pero, en cambio, retornó con nosotros a la habitación en la cual tuvo lugar la entrevista y se sentó en el mismo sillón que antes había ocupado, mirando hacia las pirámides. Reunimos los elementos de nuestro equipo de grabación y dijimos adiós, agradeciéndole una vez más por el tiempo que nos había dispensado. Y, mientras nos íbamos, el presidente egipcio permaneció allí sentado, absolutamente solo, aspirando su pipa mientras contemplaba las pirámides".—LA REDACCIÓN